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¿Están alineados los astros?
E

l pasado jueves se realizó la ceremonia de inicio del Año Académico de la Academia Mexicana de Ciencias, la cual tuvo varios ingredientes especiales. Por una parte, se dio el cambio en la mesa directiva de la organización, que reúne a los más destacados investigadores de nuestro país en las ciencias exactas, naturales, sociales y en las humanidades. Concluyó así su periodo de dos años en la presidencia el doctor José Franco y asumió este cargo el doctor Jaime Urrutia Fucugauchi, quien cubrirá un periodo de tres años debido a una modificación reciente en los estatutos de esta asociación científica, que cumple ya 55 años de existencia.

Otro componente importante en esa reunión, fue que sirvió de contexto para realizar un análisis sobre el momento que viven las actividades científicas y tecnológicas en nuestro país. En todas las intervenciones se identificaron avances en la política de este sector, y en opinión de Enrique Cabrero Mendoza, director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), quien presidió la ceremonia, se trata de un momento en el que los astros están alineados.

Me voy a referir aquí al análisis realizado por este científico social, quien es simultáneamente el más alto funcionario en el sector de ciencia, tecnología e innovación (CTI) en nuestro país, pues su mensaje constituye, en mi opinión, un elemento de gran utilidad en el examen de la política nacional de ciencia y tecnología hoy.

Cabrero recordó que todavía hace pocos años la comunidad académica se quejaba de que el gobierno federal no se involucraba lo suficiente con el desarrollo científico y tecnológico y que el poder legislativo no era sensible a las necesidades de este sector. Los investigadores se desesperaban, dijo, y demandaban un Conacyt más imaginativo y eficaz, y señalaban que había una distancia muy grande con el presidente de la República, y, sobre todo, que faltaban recursos económicos.

En la actualidad hay un alineamiento de voluntades, explicó Cabrero, pues el presidente de la República, desde que asumió el cargo y aun antes, se comprometió con el desarrollo de estas actividades. Una señal importante fue el nombramiento de miembros de la comunidad científica al frente del Conacyt y de la Coordinación de CTI en la oficina de la presidencia (creada por Enrique Peña Nieto), lo que muestra, afirmó, que el presidente está atento y escucha a esa comunidad. Destacó también el papel que está desempeñando el Poder Legislativo en el impulso a estas actividades.

Además del entusiasmo que se observa en los Poderes Ejecutivo y Legislativo, Cabrero Mendoza se refirió a los recursos económicos. Anunció la cifra oficial del porcentaje del producto interno bruto (PIB) destinado a estas actividades, el cual fue de 0.51 por ciento en 2013, que si bien todavía es muy modesto para un país como México, es el más alto de la historia. Vamos bien, dijo el director del Conacyt.

Se refirió también al objetivo e alcanzar el uno por ciento del PIB en este sexenio, y sobre este tema señaló que el sector privado necesita comprometerse más, aunque reconoció que está sincronizado con esta ola en favor del desarrollo de la CTI, como lo han expresado recientemente la Coparmex, la Canacintra y la ADIAT, entre otras agrupaciones empresariales.

Así, las condiciones están dadas, la mesa está servida, dijo.

Mencionó tres condiciones que como científico social ha identificado para lograr el avance de la CTI: La capacidad de diálogo y cooperación entre los diferentes sectores, que existan recursos económicos y saber hacia dónde vamos.

Sobre el último aspecto aclaró que el programa no puede surgir de las oficinas del Conacyt o de la Coordinación de Ciencia de la oficina presidencial, sino de la propia comunidad científica, no necesariamente repitiendo lo mismo que se ha venido haciendo, sino pensando en proyectos inteligentes que deben mostrar a la sociedad la utilidad de la ciencia en la atención de los problemas nacionales. Aclaró de paso que no hay que detenerse en falsas disyuntivas, pues los apoyos para proyectos de investigación básica se mantendrán, ya que es donde se genera el conocimiento fundamental.

Al final Cabrero hizo un llamado a la comunidad científica, con los siguientes aspectos: a) salir de los laboratorios y cubículos para realizar actividades de divulgación científica, pues de acuerdo con las encuestas realizadas por el organismo a su cargo los mexicanos creen más en la magia que en la ciencia; b) no escatimar en el espíritu de colaboración, en otras palabras jalar parejo, lo que no significa hacer todos lo mismo, y c) pensar en cosas nuevas, en proyectos diferentes que lleven a reorganizar el sistema.

Como ejemplo de lo último, citó las convocatorias recientes para atender problemas nacionales y las cátedras para jóvenes investigadores que permitieron ver el universo de jóvenes con doctorado (cerca de 3 mil) formados en las mejores instituciones del país y del mundo que deben ser incorporados.

Esto es en síntesis lo dicho por el director general del Conacyt. ¿Están alineados los astros? Me parece que es difícil objetarlo considerando los datos presentados por Cabrero. Aunque hay un elemento que en mi opinión resulta inquietante dentro de su análisis. Se refirió a este escenario como un momento, una condición y un tiempo que deben ser aprovechados ahora... pues nadie garantiza que dure mucho tiempo.