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Líquido pluvial garantizaría recurso de calidad, de manera permanente y a bajo costo

El emisor oriente y concesionar agua residual profundizarán crisis hídrica

Cuestiona académica que se hayan destinado ya $21 mil millones a la obra, que no fue licitada, cuando el presupuesto era de $19 mil millones y lleva sólo una cuarta parte de avance

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Fuga de agua potable en Ángel Urraza y Amores, en la colonia Del ValleFoto Alfredo Domínguez
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Un joven acudió al pozo de agua de la colonia Petrolera para llenar su contenedor, debido al problema de abasto que ocurrió en mayo pasado en la delegación Azcapotzalco por las obras en la redFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de julio de 2014, p. 39

Elena Burns, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana y coordinadora de la campaña Agua para todos, censuró que las autoridades continúen políticas públicas como la construcción del emisor oriente y la concesión de toda el agua residual que sale de la ciudad de México al grupo Carso, pues ambas apuntan a profundizar la crisis hídrica que vive la cuenca del valle de México al tirar al drenaje toda el agua pluvial que nos viene de la naturaleza y que podría garantizarnos ese recurso con calidad de manera permanente y a bajo costo.

Seguimos invirtiendo en proyectos cuyos costos son exorbitantes para expulsar al drenaje el agua de lluvia que es agua de buena calidad que nos llega de arriba, dijo la académica, quien señaló que sólo en el sexenio pasado el emisor oriente iba a terminarse con un costo de 19 mil millones de pesos, pero se han gastado hasta la fecha 21 mil millones de pesos y el avance físico de la obra ha sido de una cuarta parte de todo el proyecto, afirmó.

Con los votos del Sistema de Aguas de la Ciudad de México y la Comisión de Aguas del estado de México ese proyecto fue financiado bajo secrecía fiduciaria y es la obra más grande en la historia del país sin licitación, agregó al presentar ante la Comisión de Gestión Integral del Agua de la ALDF una iniciativa ciudadana de Ley General de Aguas: Derechos Humanos, Sustentabilidad y Participación.

Burns censuró también que los 23 mil litros de agua residual que desaloja la ciudad de México se hayan concesionado a partir de febrero de 2010 por 25 años al Grupo Carso, bajo un esquema que garantiza 8 por ciento de utilidades por encima de la recuperación de sus inversiones y sus costos de operación.

Sería interesante saber en qué va a usar esa agua el grupo encabezado por el empresario Carlos Slim, sobre todo a la luz de los dos grandes gasoductos que están programados para venir desde el Golfo de México y el océano Pacífico hasta Atotonilco, en el estado de Hidalgo, donde está ubicada la planta de tratamiento manejada por el Grupo Carso que controla las aguas residuales que salen de la ciudad, añadió.

En respuesta al discurso oficial de que el agua nos viene de acueductos, pozos, ultraprofundos, desalinizadores, empresas privadas, Burns dijo que finalmente el agua viene de las cuencas que son formadas por las montañas y cerros y que son los vasos de los cuales tomamos agua. Nuestra agua la recibimos principalmente de lluvias intensas durante pocos meses del año y en cuencas sanas hay vegetación y suelos que almacenan, aprovechan e infiltran el agua de lluvia permitiendo así su uso todo el año.

La clave es cuidar las cuencas pues con ello tendremos agua para siempre con calidad sin los enormes costos de trasvases y la construcción de enormes y costosos elefantes blancos, apuntó.

La ciudad de México necesita de una nueva ley de aguas capaz de cambiar el modelo de gestión que lleva 400 años y es la causa de la crisis hídrica que afronta el Valle de México, una ley que no puede ser cualquier ley y por ello se requiere de la intervención ciudadana para poder revertir esa tendencia que lleva siglos, advirtió.