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La Jornada en Brasil 2014

De nuevo el talento de Messi sacó avante a la albiceleste en el tanto marcado por Di María

Gol agónico en tiempos extras da el pase a Argentina sobre Suiza

La anotación cayó a tres minutos del final, cuando los penales parecían inminentes

Dos líneas defensivas de los helvéticos dificultaron el ataque de los sudamericanos, que plantearon un 4-3-3

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Lionel Messi y Ángel di María (7) fueron los salvadores de Argentina para vencer 1-0 a Suiza en la prórroga de su duelo en octavos de finalFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de julio de 2014, p. 2

Sao Paulo, 1º de julio.

Un gol salvador de Ángel di María a pase de Lionel Messi, a escasos tres minutos del final de la prórroga, dio la clasificación a Argentina para los cuartos de final de Brasil 2014 y sentenció la eliminación de Suiza. Hasta entonces el intenso sufrimiento acabó para la albiceleste, que en el estadio Arena Corinthians confirmó su dependencia de Leo.

Con este triunfo, Argentina continuó su maldición de no vencer a un equipo europeo en tiempo reglamentario de un partido de Copa del Mundo desde su triunfo ante Alemania (3-2) en la final de México 1986, con cuatro empates (tres victorias en definiciones desde el punto penal) y cuatro derrotas. En la siguiente fase se enfrentará a Bélgica.

Un genial arribo de Leo, quien avanzó con el balón desde tres cuartos de cancha, derivó en el gol de Di María al minuto 117, cuando el escenario ya se preparaba para los penales. El jugador del Real Madrid definió con un remate cruzado y al poste que produjo el festejo apoteósico que liberó la tensión acumulada.

Suiza estuvo a punto de igualar en el último minuto de los tiempos extras, cuando Blerim Dzemaili estrelló un cabezazo en el poste y, en el rebote, con la rodilla mandó la pelota afuera. Después, Di María pudo aumentar cuando disparó desviado apenas pasada la media cancha, aprovechando que el arco estaba sin custodia porque el portero Diego Benaglio se mezcló con sus atacantes.

La lesión de Sergio Agüero obligó al técnico argentino Alejandro Sabella a introducir una variante respecto del partido con Nigeria, y se decidió por Ezequiel Lavezzi, con el propósito de preservar el esquema ofensivo 4-3-3 que le gusta a Messi para atacar y pasar a un 4-4-2 cuando fuera necesario.

De su lado, el estratega de Suiza, Ottmar Hitzfeld, que había prometido demostrar cómo parar a Messi, mantuvo a Johan Djourou y Fabian Schaar como centrales.

El cuadro helvético salió a jugar con dos líneas defensivas bien marcadas de cuatro hombres en torno al área del portero Benaglio y su estrella Xherdan Shaqiri moviéndose delante del mediocampo y detrás de Josip Drimic, único punta.

Con este planteamiento, Argentina fue dueña de la pelota, pero le costó mucho perforar la doble cortina y Messi sufrió para encontrar huecos; todo se resumía en los arranques de Ángel di María, que era detenido a menudo con faltas tácticas.

Los albicelestes vivieron angustias y pesares en el primer tiempo y se recuperaron en el complemento. Incluso pudieron haber explotado de júbilo cuando Benaglio ahogó el gol cerca del final ante un remate de Messi.

Argentina hizo gala de toque buscando huecos, pero su trinchera ofreció una débil resistencia, ante una Suiza que apostó al contragolpe y aprovechó los tentadores espacios que le dejó una vacilante defensa en la que Federico Fernández volvió a hacer agua.

Fernando Gago y Javier Mascherano se vieron desbordados en el centro, y en ataque el equipo sólo dependió de la inspiración del atacante del Barcelona.

Los sudamericanos controlaron la pelota, pero varias veces se les apareció el fantasma de la derrota, como ocurrió al filo de la media hora, cuando Shaqiri metió un centro atrás y el remate de Granit Xhaka fue tapado por Sergio Romero con un pie, calmando la angustia de millares de argentinos en el estadio.

Suiza cedió la iniciativa, pero no las ganas de atacar. Y eso quedó en claro cuando en otro contragolpe hizo temblar a los argentinos: Josip Drimic escapó sin marca alguna por la izquierda y solo frente al arco tiró a las manos de Romero. Si Drimic hubiera avanzado unos metros, tenía a Romero listo para fusilarlo.

Argentina casi no lastimó arriba, aunque intentó con Messi y un cabezazo de Gonzalo Higuaín que se fue por encima del travesaño y con un remate de Marco Rojo que topó con los guantes del arquero, en este caso avanzado el complemento, cuando el equipo empezó a volcar la cancha a su favor.

Lejos de ser ya un torrente de fuerza y energía, los suizos se replegaron ante el empuje argentino, que estuvo a punto de abrir el marcador cuando Benaglio desvió en forma magistral un disparo de Higuaín y después Pablo Zabaleta la mandó por arriba con un tiro esquinado desde la derecha.

Sabella movió el banco y Rodrigo Palacio entró por un deslucido Lavezzi, pero los minutos pasaron y el encuentro se fue al alargue.

Durante el tiempo extra ya no había casi margen para el error: Suiza moderó sus ambiciones, pero igual se las arregló para desnudar los desbarajustes defensivos de Argentina, que de entrada tembló cuando un centro de Haris Seferovic no pudo ser conectado por Shaqiri, conocido como el Messi de los Alpes, y que estuvo cerca de montar una fiesta suiza en la montaña.

Enseguida, el estadio se colmó de ole, ole, pero no para Argentina. Fueron ovaciones para Suiza, que tocó la pelota con maestría y precisión, para deleite de centenares de helvéticos y millares de brasileños con la camiseta verdeamarela que esperaban una derrota de su archirrival.

En la prolongación, Benaglio salvó mandando al córner un bombazo de Di María en la primera parte, pero nada pudo hacer a tres minutos del final frente a un remate bajo y esquinado.