Guadalajara, Jal., 1º de julio.

El Estado mexicano será responsable de una mejor distribución de la riqueza generada en el país, comprometió el presidente Enrique Peña Nieto. Y ante industriales jaliscienses advirtió también: La competitividad no debe basarse en salarios bajos.

Cuando apenas ayer conocía el dato que ubica a los trabajadores mexicanos de la industria automotriz entre los peor pagados de esta rama industrial en el mundo –no obstante sus altos niveles de rentabilidad–, el jefe del Ejecutivo llamó hoy a los empresarios a competir sobre la base de factores como la disponibilidad de energéticos, mayor cobertura y calidad de la infraestructura y más y mejores telecomunicaciones.

Para ubicar al país en los exigentes mercados globales, nuestros productos deben superar a los de otras naciones en calidad y precios, dijo Peña Nieto a un conglomerado de industriales cuyo líder, Juan Alonso Niño Cota, le había espetado momentos antes en su discurso: En el corto plazo, la política fiscal hasta ahora implementada no registra el impacto previsto. En lo que va del año ha tenido efectos adversos sobre el crecimiento.

En el inicio de esta gira por Jalisco, el mandatario había llegado, como primer punto, a Zapotlán el Grande (Ciudad Guzmán), donde en este próspera región agrícola y pecuaria llamó a los productores a participar con sus experiencias y propuestas en la formulación de las nuevas políticas y leyes para el campo.

Ante 5 mil 300 agricultores y sus familias, provenientes de toda la entidad, y cuando momentos antes había entregado tractores, semilla mejorada, fertilizantes, sembradoras y certificados de respaldo financiero tanto a alcaldes como a campesinos, Peña Nieto puntualizó: Queremos transitar de entregar apoyos meramente asistenciales al campo, a lograr que éstos se conviertan en incentivos para la productividad.

El sector primario merece toda la atención para dejar de ser –en muchos lugares– rostro de marginación y pobreza. Se debe elevar la productividad, y ese, aseguró, es el sentido de las reformas impulsadas en esta administración.

Éstas se hicieron, dijo, para generar condiciones de mayor bienestar. Si continuáramos haciendo lo mismo que antes, el resultado sería exactamente el mismo: un pobre crecimiento que no genera los empleos que el país demanda, que no imprime a nuestra economía un mayor dinamismo, y de ahí la necesidad de cambios estructurales.

Como lo ha dicho en otros escenarios, Peña Nieto pidió a los campesinos: No esperemos que esto ocurra (los efectos de las reformas) de la noche a la mañana. Hemos decidido cambiar y la materialización y beneficios toman tiempo, pero gradualmente se estarán viendo...

Sin embargo, aquí mismo y siempre dentro del marco del agradecimiento a los apoyos recibidos, Angélica López Guzmán, beneficiaria de aquéllos, no se anduvo por las ramas y planteó: Estamos echándole ganas en el campo porque queremos tener niños mejor alimentados, con un producto sano, porque es a lo que le tiramos nosotros, a lo orgánico. Y pedirle también por la semilla de maíz: que ya no metamos más transgénicos. Queremos semillas limpias, que sean semillas de nuestro país.

El presidente Peña se veía de buen humor. Llegó con demora a Zapotlán el Grande y tomó todavía un buen rato para saludar y despedirse. ”No nos olvide”, le gritaban algunos. Y él reviraba: Ni ustedes tampoco. Luego, cuando llegó al área donde entregaría aperos para el agro, se percató de la cromática de los tractores. ”Muy plurales, un azul, un rojo, un verde... falta un amarillo”, bromeó.

Luego, en medio de un chaparrón típico de esta zona, llegó a Guadalajara para reunirse con el Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco.