Los elevados costos de los insumos básicos para la producción están provocando una parálisis productiva que afecta a más de 5 millones de campesinos, sostuvo El Barzón durante el breve acto en solidaridad con los agricultores de maíz y frijol de Zacatecas, Durango y Chihuahua que demandan mejores precios para sus cosechas.

A un costado de la Estela de Luz, los barzonistas colocaron carteles en los que convocaron a los citadinos a tirar los monopolios como Bimbo, Valle Verde, Monsanto, Bachoco, Maseca, entre otros, y adquirir sus alimentos básicos en los tianguis y mercados locales; paralelamente regalaron a los peatones pequeñas porciones de la media tonelada de frijol que llevaron en 12 sacos.

¡Queremos reordenar el mercado agroalimentario, poner punto final al abuso de empresas acopiadoras y comercializadoras, así como reducir los elevados márgenes de ganancia en la intermediación!, explicaron durante un par de horas a los transeúntes del Paseo de la Reforma, hasta dejar vacíos los sacos.

Hay un desplome de los ingresos de los campesinos por los bajos precios, a los maiceros se les pretende pagar 2 mil 800 pesos por tonelada y a los de frijol la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación les adeuda 600 millones de pesos de los apoyos concertados para la cosecha otoño invierno 2013-2014; los productores de café y leche también tienen un desplome en sus ingresos, expuso Uriel Vargas, vocero de El Barzón.

Para pagar un litro de diésel, los campesinos requieren vender tres kilogramos de maíz y producir cada uno de éstos les cuesta cuatro pesos, mientras que los acaparadores y comercializadores les pretenden pagar 2.80 pesos por cada kilogramo. Todos los agricultores están en crisis por los precios en declive, la sequía de crédito y altos costos de los insumos para la agricultura, abundó.

Ante ello, integrantes de El Barzón y de diversas agrupaciones llevarán a cabo el próximo día 23 una marcha desde la Estela de la Luz al Zócalo capitalino, será el inicio por la defensa de la tierra y del agua, de los cuales pretenden despojarlos por medio de las leyes secundarias de la reforma energética. Es para detener el despojo a favor de las corporaciones petroleras; es para volver a gritar que el campo no aguanta más el aumento de los costos de fertilizantes, semillas, gasolina, diésel, tarifas de energía eléctrica, ni el de los alimentos controlados por monopolios.

También refrendarán su demanda del establecimiento de un sistema de compras públicas a los pequeños y medianos agricultores y otras más.