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Andanzas

La niña de los ojos de esmeralda

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La compañía Nacional de Danza hizo una temporada de Coppelia, una pieza del repertorio clásicoFoto Notimex
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a niña de los ojos de esmeralda es el título original del ballet Coppelia, de Arthur Saint-León, estrenado en el gran Teatro Imperial de París (llamado así en 1870), el 25 de mayo, con la célebre bailarina italiana Giussepina Bosacchi, en el papel de Swanilda, y Eugene Fiocre, como Franz, que forman una pareja de jovenzuelos traviesos, ansiosos de conocer los misterios de Coppelius, fabricante de juguetes con fama de inventor y medio brujo que intrigaba profundamente a la chamacada de una pequeña aldea en la vieja Europa Central.

La obra ha sobrevivido al tiempo con la frescura de los primeros años y la posterior mano maestra de Ceccetti, Petipa, Lev Ivanov y una oleada interminable de adaptaciones de las compañías de ballet que guardan las obras tradicionales con esmero y éxito garantizado, pues el ballet es fresco, enriquecido con danzas folclóricas, bien estructurado en su línea dramática y suficiente para que los bailarines demuestren su ingenio gracia y, sobre todo, nivel técnico imprescindible.

La pieza, inicialmente de tres actos, fue sintetizada en uno solo más largo por Petipa, quien tuvo la capacidad de extraer y acomodar lo esencial para el gusto de un público siempre deseoso de novedades, proezas técnicas y de ese carisma que distingue tanto a ballets como a bailarines poseedores de este precioso don escénico.

Es interminable la lista de grandes estrellas del ballet europeo y estadunidense que han interpretado Coppelia, así como las compañías que lo conservan como una joya viviente del repertorio tradicional del ballet clásico, el cual se ha asentado notoriamente en la población infantil, que ama la danza. Son más convenientes las obras de suave temática que los dramones que en ocasiones hasta asustan a los pequeños, lo cual no significa que sea más bien para infantes que para adultos.

Coppelia reúne la fórmula precisa en cantidad y tiempo, elementos de un buen trabajo, digno de lucirse con las mejores presencias en el espacio devorador de la boca escénica, transmitiendo un mensaje inocente, gracioso y divertido, aunque no mucho para el anciano Coppelius al descubrir que su obra maestra: la muñeca mecánica Coppelia, no es más que un juguete inanimado y no una criatura de verdad.

La Compañía Nacional de Danza (CND), dirigida por Laura Morelos, ha rescatado este ballet que se estrenó en México con dicha agrupación hace unos 20 años, presentándola ahora de nuevo al público mexicano, con la versión del coreógrafo cubano Enrique Martínez, quien reside en Nueva York y durante años colaboro con importantes compañías como coreógrafo y bailarín.

Coppelia relowded se presentó en el Palacio de Bellas Artes cinco fechas en junio, en las que alternaron en el papel principal de Swanilda las primeras bailarinas Mayuko Nihei, Agustina Galazzi y la recientemente nombrada Ana Elisa Mena, como primera bailarina en el foro del máximo teatro de la capital por Ana Cristina García Zepeda, directora de Bellas Artes, mayo pasado.

Con esto, parece quedar fresco y disponible el repertorio tradicional de la CND. Ahora falta el fruto del trabajo, clases, concursos y conferencias que promueve Laura Morelos, sin duda, con la idea de saltar la tranca e introducirse en el siglo XXI con todo el bagaje cultural necesario para actualizarse en el momento que vivimos, dando así un giro importante a esta noble agrupación.