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Ecatepec: evasión estatal de responsabilidad

L

a madrugada del sábado 5 al domingo 6 de julio pasados, se registró una estampida humana en la zona llamada 30-30, en Ecatepec, estado de México, donde se efectuó un baile popular al que entraron 15 mil personas, donde sólo debían entrar a lo más 8 mil. Entre versiones de detonaciones, aun por esclarecer, el resultado fueron tres mujeres muertas y 15 lesionados.

Inevitable fue recordar la cancelación del festival de metal Hell and Heaven en marzo pasado, por parte del gobernador de la entidad, Eruviel Ávila, quien argumentó falta de seguridad, siendo que sus organizadores, Live Talent, contaban con todas las medidas requeridas. La prohibición también fue vista como posible sabotaje político, al ser proyectado en un municipio de oposición, como se consignó en este espacio. Lo ocurrido en Ecatepec deja en evidencia que no es la seguridad de la gente lo que mueve sus decisiones.

Por si fuera poco, frente a la tragedia, la solución estatal ha sido prohibir eventos masivos, en vez de ofrecer garantías. Toda una declaración de incapacidad. De nuevo, los que pierden son la música, la ciudadanía y su derecho al esparcimiento y la convivencia, probados garantes de cohesión y seguridad.

Al respecto, bien apuntó en estas páginas el promotor cultural Benjamín González: “La fiesta es un derecho y hay que proteger y garantizar su ejercicio (…). Una fiesta pública y masiva siempre será responsabilidad del Estado, aunque se realice en recintos privados. Las autoridades deben revisar la llegada, permanencia y salida de los convocados, y todos los mecanismos de seguridad, para que los asistentes se diviertan con libertad, en pleno ejercicio de su condición ciudadana. Un concierto atendido por el Estado permite el derecho de la gente a la cultura. En cambio, un gobierno omiso, desarticulado y sin experiencia, sin vocación de servicio ni mística, sin saber la importancia de la cultura y su labor estratégica en la gobernabilidad (…), ante la tragedia decide prohibir, huir; evade ser garante de derechos (…). Renunciar a garantizar la fiesta es como renunciar a gobernar e impedir a los ciudadanos ejercer su derecho a ocupar espacios públicos”.

En breve entrevista, González, quien fungió como director de Cultura de Ecatepec en la administración de José Luis Gutiérrez (Movimiento Progresista, 2006-2009), reiteró que, con una atención directa como autoridad, llevó a cabo más de cien conciertos masivos, gratuitos, a los que acudieron hasta 70 mil personas (Café Tacvba en el campo de futbol del Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec), y con frecuencia, 15 mil en la explanada delegacional (Maldita Vecindad, Panteón Rococó, Armando Manzanero, Pequeños Musical, Pablo Milanés, entre otros); destacó un concierto de rock urbano (El Haragán, Tex Tex, etcétera), por primera vez efectuado en un sitio público y gratuito. No se registró jamás un solo incidente qué lamentar. Expresó que su experiencia provino de las acciones que ejerció al frente del Faro de Oriente en Iztapalapa, y como parte del equipo del programa La calle es de todos (2001-2003), ideado entonces por Eduardo Vázquez, ahora Secretario de Cultura del DF.

La diferencia más importante, y es lo que entre otras cosas certifica que haya seguridad, es que cuando los haces de forma gratuita para la gente, con todo el protocolo responsable de organización, lo que te mueve no es el negocio: no hay interés económico, sino social. Cosa que no ocurre con eventos privados como los de la tragedia reciente, en que las autoridades reciben una gran derrama por concepto de impuestos, puntualizó González.

Pero es que si bien los eventos privados benefician las arcas estatales, eso no exime a las autoridades de brindar garantías vitales: debiera obligarlos más. Como se ve, las autoridades del estado de México no comprenden el poder del arte popular y masivo como un acto de integración cultural. Para Ávila, por encima del interés social está el interés económico: una recaudación que no regresa a los ciudadanos en forma de seguridad.

La solución no está en remover funcionarios ni en prohibir eventos, sino en que haya verdadera voluntad política de involucrarse en los actos culturales y de salvaguardar la integridad de sus gobernados, hoy a merced de un crimen organizado cada vez más impune. La gente de Ecatepec tiene derecho al gozo masivo, a la música; a confiar en que será protegida desde el Estado mismo. (Agenda de conciertos).

Twitter: patipenaloza