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El dengue y el chikungunya
E

l año 2013 lo consideró la Organización Panamericana de la Salud (OPS) año epidémico de dengue en América Latina, pues se reportaron casi millón y medio de casos. Esta cifra recuerda otro año emblemático: 2010, cuando sumaron 1.7 millones. La OPS advierte que ese aumento puede deberse a que las estadísticas epidemiológicas de los países de la región han mejorado en registrar a las personas que padecen dengue y no a que el mal sea mucho mayor. De todas formas, Brasil y los países centroamericanos muestran especialmente que la enfermedad afecta a decenas de miles de familias y se está lejos de controlarla.

En diversas ocasiones hemos abordado aquí el problema del dengue, que ataca preferentemente a menores de 15 años y a personas de más edad. Lo transmite el mosquito Aedes aegypti y sus variedades, las cuales se reproducen y actúan cuando hay condiciones ambientales y sociales propicias: temperatura, lluvias, pobreza, insalubridad en comunidades y viviendas, falta de los servicios públicos básicos o mal funcionamiento de los mismos, a las que ahora se suman las migraciones y el cambio climático. Los mejores sitios de incubación del mosquito son llantas viejas, latas, envases y demás desechos donde se acumula agua de lluvia, que por lo general se amontonan en los patios de las casas, lotes baldíos y tiraderos de basura a cielo abierto.

El dengue ha aumentado en el país, especialmente en Campeche, Quintana Roo, Yucatán y Tabasco. La presencia del mosquito deja cada vez más víctimas. Al inicio del milenio oficialmente fueron 2 mil los afectados, pero ha habido años en que suman casi 30 mil. Alarman los casos de dengue hemorrágico, porque puede causar la muerte y que el mosquito ya vive y causa daño en regiones alejadas de la costa.

Ahora existe otro mal que comienza a preocupar en el continente americano. Se llama chikungunya, es parecido al dengue y lo ocasiona la picadura del mismo mosquito, el Aedes aegyptiy y sus variedades. La Organización Mundial de la Salud lo detectó a fines del año pasado, cuando ya había ocasionado 21 muertos, casi 5 mil afectados y más de 300 mil casos sospechosos, especialmente en el Caribe. La palabra chikungunya pertenece a la lengua africana makonde y quiere decir doblarse por el dolor. El virus lo detectaron hace 60 años en Tanzania, pero desde hace un decenio se reportaron numerosos casos en África, las islas del océano Índico, Australia, Tailandia, Indonesia, Maldivas, India, Myanmar y Sri Lanka. En la región italiana de Emilia-Romagna apareció hace siete años con viajeros procedentes de Asia y África. Los territorios localizados por debajo de mil 800 metros de altitud son el hábitat natural del mosquito vector.

Cuando una persona es picada por el vector, a los pocos días sufre fiebre súbita, dolor en las articulaciones o artritis severa, enorme cansancio y náuseas. Si bien la mayoría de los pacientes se recuperan del chikungunya totalmente, en algunos casos la afectación de las articulaciones puede persistir hasta por tres años. Aunque las complicaciones serias no son frecuentes, debe tenerse mucho más cuidado cuando las víctimas son adultos mayores, niños y embarazadas.

Los sistemas de salud de los países donde ya existe el chikungunya advierten a la población expuesta que, como los dolores que ocasiona son intensos, se debe guardar absoluto reposo. En las áreas costeras, usando de preferencia mosquitero. Para el dolor y la fiebre se recomienda tomar paracetamol. Como por la fiebre y el calor ambiental el cuerpo pierde agua, debe tomarse de dos a tres litros de agua u otro liquido al día. No hay vacuna contra el chikungunya, sólo aliviar los síntomas. Cabe advertir que el virus rara vez es mortal.

El virus del dolor se encuentra ya en la región del Caribe, Venezuela, Surinam, Panamá, Perú, Chile, Brasil, El Salvador, Paraguay y hasta en Estados Unidos. Nada excluye que lo tengamos pronto en México, si no es que ya mora en nuestras áreas costeras del Golfo y Caribe y en las del Pacífico. Para combatirlo, sirven las mismas medidas utilizadas para mitigar el dengue. ¿Está el sistema nacional de salud listo para enfrentarlo? O pasará lo mismo que con el dengue.