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La obra de Gershwin se suma a los festejos por los 80 años del máximo recinto cultural del país

Traen estreno monumental de Porgy and Bess a Bellas Artes

Es la ópera estadunidense con más popularidad, señala Michael Capasso, fundador y director de la compañía neoyorquina Dicapo Opera Theatre

Intensa temporada a cargo de dos elencos

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Escenas de Porgy and Bess, en el 75 aniversario de la obra de George Gershwin (1898-1937), en una producción dirigida por el afroestadunidense Charles Randolph Wright, en febrero de 2010, misma que será presentada en el Palacio de Bellas ArtesFoto Sarah Shatz
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Periódico La Jornada
Jueves 24 de julio de 2014, p. 3

“Antes de Porgy and Bess (1935) no existía una gran ópera estadunidense. A partir de ella se han escrito muchas, pero ninguna con la escala de popularidad” de la obra de George Gershwin (1898-1937), expresa Michael Capasso, fundador y director general de Dicapo Opera Theatre.

La producción de Porgy and Bess, que la compañía neoyorquina traerá como estreno internacional al Palacio de Bellas Artes, del 31 de julio al 3 de agosto, con un total de cinco funciones, dentro de las celebraciones por el 80 aniversario del máximo recinto cultural del país, se perfila como una oportunidad única para presenciar esta obra maestra gracias a su música. ¿Quién no se acuerda del aria clásica Summertime?

Gershwin fue un compositor innovador, en especial en su uso de la armonía y la escritura coral. Hay una gran influencia del jazz en la escritura de esta pieza, aunque el compositor también fue influido por Wagner, anota Capasso vía telefónica en entrevista colectiva.

Será tan intensa la corta temporada de cinco funciones que vendrán dos elencos para interpretar los cuatro papeles principales, ya que el de Bess, “muy enérgica para una soprano, es equivalente al de Tosca, mientras que el de Porgy es como cantar Rigoletto. Son papeles muy exigentes que requieren de cantantes de cierto calibre y cierta habilidad técnica”, asegura Capasso.

El empresario operístico agrega que en el papel de Porgy, escrito para barítono, recae la atención del público y determina el éxito de la producción, ya que es largo y la persona canta la mayor parte del tiempo sentado o de rodillas por su invalidez. De allí que se necesita alguien entrenado, con aguante, para cantar un papel agobiante en lo vocal y lo físico. Es un desafío.

La ópera de tres actos, basada en la novela Porgy, de DuBose Heyward, estrenada hace 79 años, para nada está pasada de moda o deviene pieza de museo, ya que trata una serie de situaciones morales que aún existen en la sociedad actual. El libreto de Porgy and Bess es de Ira Gershwin, hermano de George, y de Heyward.

En esta historia de amor, eterna y atemporal, una chica está con un hombre no apropiado, que tiene un problema con las drogas. Luego, conoce a alguien más quien la protege y de quien se enamora, pero por desgracia recae en su anterior forma de vida. Sin embargo, el amor de Porgy es tan fuerte que siente que la puede conseguir de nuevo y rehabilitar.

Para llevar a escena Porgy and Bess hay que solicitar una licencia a los herederos de los Gershwin, por conducto de su agente.

En ese trámite, anota Capasso, hay que demostrar que será una producción de una cierta calidad; además, quieren saber quiénes serán el director, el conductor, a veces los cantantes. Huelga decir que la ópera sólo emplea a cantantes de color, como se dispone en el contrato.

Aunque la presente producción es nueva para México, no lo es para los Gershwin, porque Capasso ya la ha montado. Invitado en enero pasado a presentarla en el Palacio de Bellas Artes, el productor no tuvo problemas para conseguir una nueva licencia porque los herederos ya conocían su trabajo, que habían aprobado.

Montaje digno y realista

La dirección escénica es del afroestadunidense Charles Randolf Wright. Eso fue un punto relevante para Capasso en la medida que sintió que aquél aportaría un punto de vista que un blanco tal vez no pudiera. Cuando Wright aceptó dirigir la pieza, la estudió con mucho cuidado y determinó que no es racista, sino que ofrece una rebanada de la vida de una comunidad, representada en su mayoría por un grupo de personas muy trabajadoras y religiosas.

El director escénico puso especial atención en el vestuario porque, al crecer Wright en Charleston, Carolina de Norte, donde toma lugar la ópera, sostenía que esas personas, aunque eran pobres, “de todos modos gastarían su dinero en buena ropa, así que no deberían estar en harapos. Porgy and Bess comienza un sábado por la noche. Wright dijo: conozco a estas personas y los sábados por la noche se arreglan”.

De acuerdo con Michael Capasso, el resultado es un montaje muy digno, pero también realista.

La obra cuenta con una escenografía innovadora, con nueve vistas diferentes, concebida para moverse.

(El Palacio de Bellas Artes se ubica en avenida Juárez, esquina con Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro Histórico.)