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Eastwood, Allen, Godard, Polanski y Oliveira filman de una a dos cintas al año

Cineastas octogenarios rehúsan jubilarse, incluso hacen películas más vibrantes

La verdad es que en mi vida he visto a muchos directores como John Ford, John Huston, Billy Wilder, que fueron maravillosos mientras envejecían y a veces hicieron mejores rodajes que cuando eran jóvenes, afirma el realizador de Jazmín azul

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Clint Eastwood no es el único realizador que se salta, y por mucho, la edad convencional: Jean-Luc Godard tiene 83 años; Woody Allen, 78, y Roman Polanski, 80Foto Ap y Reuters
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de julio de 2014, p. 9

Nueva York, 23 de julio.

Mientras visitaba a un retirado Frank Capra en su escondite en Sierra Nevada, Clint Eastwood estaba desconcertado.

“Pensé, ‘él podría estar haciendo una película en este momento, está perfectamente lúcido. He aquí el gran Frank Capra y no lo está haciendo”’, recordó Eastwood del afamado director, que murió en 1991 a los 94 años, tres décadas después de su última película. Siempre me pregunté por qué.

Eastwood, que a los 84 acaba de estrenar la película musical Jersey Boys, y terminó de rodar el drama militar American Sniper, no es el único cineasta que se salta y por mucho la edad convencional de la jubilación. Este viernes, Woody Allen, de 78 años, estrena su más reciente filme, la comedia romántica rodada en la Riviera francesa Magic in the moonlight. También está listo para dirigir la próxima, en Rhode Island, este verano.

En junio se estrenó Venus in Fur de Roman Polanski, de 80 años. Y en mayo Jean-Luc Godard, a los 83, perpetuo niño terrible, presentó su cinta en 3D Goodbye to language en el Festival de Cine de Cannes.

Iconoclastas europeos

Los dos iconoclastas europeos siguen siendo tan pillos de viejos como firmes son Allen e Eastwood. El filme de Polanski es un juego de género gloriosamente cómico y autorreferencial. El de Godard, en el que su perro tuvo un papel protagónico, fue más experimental que lo que la mayoría de los directores de 25 años se atreverían a hacer. Fue recibido en Cannes por un público que gritaba ¡Godard por siempre!

En un momento en que gigantes de la literatura como Philip Roth, de 81 años, y Alice Munro, de 83, han renunciado a su oficio, muchos cineastas han persistido obstinadamente, produciendo con frecuencia películas aclamadas y vibrantes en una industria enfocada en la juventud.

“En Hollywood hay ese pensamiento estereotipado comercial de que, ‘Ay, este tipo está pasado de años, no puede dirigir esta película”’, dice Allen. Pero la verdad es que en mi vida he visto a muchos directores como John Ford, John Huston, Billy Wilder, que fueron maravillosos mientras envejecían y a veces hicieron mejores películas que cuando eran jóvenes.

Ciertamente, la historia del cine está repleta de directores que trabajaron más allá de la edad propia del retiro. Akira Kurosawa, Sidney Lumet y Robert Altman, todos trabajaron siendo octogenarios, produciendo algunas películas aclamadas: Altman Gosford park; Kurosawa, Dreams; Lumet, Antes de que el Dablo sepa que has muerto. Huston, a los 81, murió meses después de estrenar The dead, su adaptación postulada al Óscar del cuento de James Joyce. El director francés Alain Resnais se mantuvo activo hasta su muerte el pasado marzo, a los 91 años.

Tal longevidad sólo sería posible para cineastas ampliamente admirados que todavía tienen el deseo de contar una historia y el peso en la industria para conseguir financiamiento. Debido a los tacaños estudios, podría decirse que hoy es más difícil que nunca hacer una película, lo que se suma a una profesión de por sí enormemente complicada que requiere de una tremenda energía y atención en lo que pueden ser años de producción, rodaje, edición y promoción.

Martin Scorsese, de 71 años, sonó algo alicaído cuando estrenó El lobo de Wall Street, una comedia explícita que pocos asociarían con un director setentón. Pero también tomó años conseguir que le dieran luz verde.

El problema es que es demasiado, dijo Scorsese el año pasado. Hay tantas cosas que quiero hacer, pero cuando uno llega a este punto no le queda mucho tiempo.

Por la misma época, Scorsese supuso que le quedaba tiempo como para unas dos películas: ¿Quién sabe?, dijo. Pueden quedarme dos minutos, o 20.

Pocos han mantenido el filo como Scorsese. Hacer películas en la vejez es generalmente una experiencia más plácida. A menudo, incluso una buena película para un maestro del cine en la vejez es sólo una nota a pie de página para su imperioso trabajo de la juventud.

Temor de Quentin Tarantino

Tal temor ha llevado a Quentin Tarantino, de 51 años, a declarar en el pasado que nunca llegará a ser un cineasta viejo. Ha insinuado que renunciará al cine alrededor de sus 60 para no diluir su filmografía con refritos más débiles.

Sin embargo, otros que viven detrás de la lente no tienen esta preocupación en lo más mínimo. Entre los dos, Eastwood y Allen han dirigido 20 películas desde que cumplieron 70 años.

¿Qué los impulsa a hacer un nuevo filme año tras año? La respuesta, dijo Allen en una entrevista previa, es no quedarse en casa diciendo: “Vaya, la vida no tiene sentido. Todos vamos a morir.

“Me levanto y salgo a trabajar y está Penélope Cruz; estas mujeres hermosas y estos tipos brillantes –Alec Baldwin, Jesse Eisenberg. Se me va el día distraído en problemas triviales”, dijo.

Si para Allen hacer cine es un modo de ordenar su día a día, para Eastwood es una forma de mantenerse joven. La edad, dice, es una actitud mental. Mantener el interés, sea en el cine o en otra cosa, es su segundo secreto para la longevidad.

Un punto en común entre realizadores como Allen, Eastwood e incluso Godard es que ninguno le dedica demasiado tiempo a sus filmes. Ninguno, por ejemplo, suele ir más allá de una segunda toma ni va a pasarse cinco años trabajando en un mismo proyecto.

Sea lo que sea que los mantiene andando, hay un director que los supera a todos: el realizador portugués Manoel de Oliveira, de 105 años, quien este año filmó un cortometraje sobre historia portuguesa.