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Obra con la que la poeta Carla Faesler incursiona en la novela

Formol teje pasado y destino de varias generaciones en torno a un corazón

Una familia en el presente atesora en un frasco el órgano de un guerrero muerto en el último sacrificio que se hizo en el Templo Mayor

 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de julio de 2014, p. a10

Formol es el título de la primera novela de la poeta y ensayista Carla Faesler (Distrito Federal, 1967), en la que el corazón de un joven guerrero, sacrificado en el último ritual que se realizó en el Templo Mayor, conduce una trama emocional en la que se entreteje el pasado colectivo e individual de diversas generaciones, así como el presente y destino de una familia guardiana del simbólico órgano.

Publicada por Tusquets Editores, el trabajo de Faesler se inspira en la idea literaria de que México es un corazón dentro de un frasco de formol, la cual desarrolla de manera simbólica en su novela.

Dicha idea, la retomé del texto Rito azteca, del escritor Salvador Elizondo, que forma parte del libro Camera lucida. Ahí aparece como personaje un corazón en un frasco de pepinillos, apuntó la autora.

Fue así que la fascinación que siempre ha tenido por lo enigmático y misterioso que conlleva nuestro pasado prehispánico, llevo a Carla Faesler a explorar de manera literaria cómo vamos entendiendo y asimilando nuestra historia individual frente a lo colectivo.

Formol amalgama relatos y datos curiosos, apuntes de ocasión, registros de lo absurdo y notas de humor negro, en una prosa que juega con el presente y la evocación histórica, explica la autora.

La historia gira en torno a cómo llegó el frasco de formol con un corazón dentro a uno de los estantes de la biblioteca de la familia de la joven Larca. Según la leyenda, el órgano perteneció a un guerrero que fue sacrificado en el último ritual que se llevó a cabo en el Templo Mayor, al final de la guerra de Conquista.

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La fascinación de Carla Faesler ante lo enigmático y misterioso de nuestro pasado prehispánico la llevó a la realización de esta novela, publicada con el sello editorial TusquetsFoto María Meléndrez Parada

El sacerdote que realizó el sacrificio ordenó a un macehual (sirviente) que llevara el corazón recién extirpado a los volcanes y que lo enterrara en la nieve hasta que él llegara, pues algún día el órgano volvería a latir. El sacerdote nunca llegó. Años después, unos indios que iban a buscar nieve a las faldas del Iztaccíhualt se encontraron con el macehual congelado y el corazón junto a él.

Luego de una serie de peripecias, en el presente, la familia al cuidado del corazón, que habita en la colonia Roma, conforme se relaciona con él, va sintiendo y resintiendo esa responsabilidad. Les fascina y abruma al mismo tiempo. Depositan en él sus esperanzas y anhelos.

Dotado de un extraño poder magnético

El corazón humano, se apunta en la novela, “es extraño, a veces tiene un poder magnético que arrastra casa y gente hacia sí mismo, otras sólo está ahí sin que se note.

La mayoría del tiempo, sin embargo, despide finamente su presencia, un incienso discreto que propaga su fragancia y ocupa mentes, cuerpos, noches y más.

Según Faesler, la historia se articula alrededor de cuatro coordenadas: victoria-derrota, satisfacción-insatisfacción.

Es una novela, concluye, Faesler, que, como decía Andre Bretón, trata de representar que nada de lo que nos rodea nos es objeto, sino sujeto, y que en México, siempre nos movemos en la arenas movedizas de lo no resuelto, de lo interrumpido e inacabado que, sin embargo, es también una forma de estar en el mundo.