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Alienación parental
Envenenados de por vida
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Foto Archivo La Jornada
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de julio de 2014, p. 3

Un niño, niña o adolescente al que se predispone en contra de alguno de sus padres, se le impide verlo o hablarle, es envenenado de por vida, aseguraron los expertos. Los menores se vuelven seres vulnerable, carentes de referencias que les sirvan de guía en su desarrollo mental y emocional, advirtió Alejandro Heredia, presidente de la Asociación Mexicana de Padres de Familia Separados (AMPFS).

Con él coincidió María Antonieta Magallón, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien citó estudios de sicología según los cuales los niños en estas condiciones difícilmente podrán tener en la edad adulta una relación de pareja estable y saludable.

La abogada, experta en derecho familiar, comentó sobre casos de jóvenes que en su infancia tuvieron esta experiencia y ahora enfrentan problemas graves de conductas autoagresivas, con trastornos sicológicos e, incluso, conflictos con la ley por la comisión de delitos.

Ese es el resultado de la alienación parental. Los hijos son utilizados como arma de venganza de la madre o el padre para desquitarse de su ex pareja por la separación y la humillación sufridas.

La AMPFS pugna por la corresponsabilidad de padres y madres en la crianza de los hijos, sobre todo cuando hay un divorcio, porque los niños no vinieron a separarse. Las parejas se disuelven, pero las familias no se rompen jamás, señaló Heredia.

Sin embargo, en México parece no existir una figura ideal que garantice el sano desarrollo y respeto de los derechos de la infancia, salvo en las parejas ciento por ciento civilizadas que superan sus conflictos de pareja y separación y pueden lograr acuerdos que se cumplan.

Una alternativa es la custodia compartida, que la abogada Magallón recomienda sólo cuando se cumplen algunas premisas, como que la rutina del niño o la niña no se modifique al antojo de los adultos.

La especialista dio un ejemplo: el menor de edad duerme todos los días en la misma casa, que puede ser la de la mamá. Ella le da de desayunar, le prepara el refrigerio para la escuela y la lleva al plantel. A la salida lo recoge el papá, quien le da de comer y lo apoya con las tareas escolares. Por la tarde la entrega a la progenitora y al día siguiente igual.

También debe haber algunas otras reglas, como que la ropa del niño siempre está en la misma casa y ahí se lava y plancha. Esos y otros detalles evitan conflictos entre los progenitores, apuntó.