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Seguro de vida para quienes son heridos o abandonados en el desierto

Migrantes sobreviven a peligrosas travesías con ayuda de Grupos Beta
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Periódico La Jornada
Lunes 28 de julio de 2014, p. 15

Tijuana, BC, 27 de julio.

Carlos vive en Playas de Tijuana. Hace un año viajó de su natal Chilapa, Guerrero, a esta frontera. Iba en busca del sueño americano y trató de cruzar por La Rumorosa. La noche del viaje, en la montaña escarpada y llena de barrancas, se rompió una pierna y fue abandonado por el pollero que lo llevaba. A la mañana siguiente lo encontraron tres integrantes del Grupo Beta (protección al migrante). Su rescate requirió de dos días.

En esta entidad fronteriza el trabajo de los integrantes de los Grupos Beta, que existen en Tijuana, Mexicali y Tecate, ha permitido que cientos de migrantes –principalmente mexicanos– sobrevivan a la travesía en las zonas desérticas y montañosas, pues no sólo realizan recorridos para ubicar personas en peligro, amenazados por bandas de ladrones o abandonados por sus guías o polleros. También han puesto en marcha mecanismos para que tengan agua, alimento y cobijas en sus trayectos.

En 1990, en esta ciudad fronteriza, nació el primer Grupo Beta. Actualmente existen 22 células que son consideradas el brazo humanitario del Instituto Nacional de Migración (INM) a lo largo del país, por las rutas que recorren los migrantes que tratan de llegar a Estados Unidos.

En el desierto de Laguna Salada han colocado 12 sitios en los cuales los migrantes pueden abastecerse de agua. Son cajas de madera con una altura hasta de dos metros y pintadas de color naranja para ser visibles fácilmente.

Los cajones de madera cubren garrafones con el líquido, y a un lado se localizan torres con botones de emergencia que se conectan de manera directa con las autoridades por si requieren ayuda.

En el municipio de Arriaga, Chiapas, los betas entregan alimentos enlatados, agua y leche a niños y adultos que viajarán en La Bestia. Los migrantes ya saben que estos servidores públicos no los van a detener en su trayecto o estadía, y que serán quienes los doten de alimento si no traen dinero.

Dos o tres veces al día los betas, con su tradicional camiseta color naranja y pantalón color caqui, atienden a los migrantes centroamericanos. En caso de que alguno esté enfermo lo trasladan una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o si lo requieren, los trasladan a un albergue.

En el día es díficil localizar migrantes en el desierto o la montaña. Aun así los betas realizan recorridos, pues son horas en las que encuentran personas asaltadas o abandonadas que sufren deshidratación, con los pies llagados de caminar y a veces, con la ropa deshilachada, que aparecen entre las rocas o la arena. Algunas veces los migrantes llegan hasta las carreteras y piden auxilio.

En el sur de México, los betas cuidan que al partir La Bestia los migrantes no caigan del ferrocarril o los asalten. Estas acciones no se dan a lo largo de todo el recorrido, pero si ocurre un accidente o ilícito prestan ayudan a los migrantes e informan a los consulados para que conozcan la condición de sus connacionales.

Cuando los migrantes centroamericanos son retenidos por las autoridades, son enviados principalmente a la estación migratoria Siglo XXI, donde permanecen hasta que sus consulados confirman su nacionalidad, indicó el delegado del INM en Chiapas, Jordán Alegría Orantes.

La Jornada realizó un recorrido y el funcionario explicó que cuando ello ocurre el INM los traslada en autobuses –resguardados por la Policía Federal, para evitar que los mara salvatrucha traten de secuestrar a los migrantes deportados–: a los hondureños hasta San Pedro Sula, a los salvadoreños, a la ciudad de San Salvador, y a los guatemaltecos al departamento de Quezaltenango.

En la estación Siglo XXI, los padres y madres no son separados de sus hijos menores de edad –como ocurre en Estados Unidos–, pero están en áreas independientes de<<l resto de la población –al igual que a las mujeres o menores no acompañados de 11 a 17 años– para que no sean objeto de algún delito

Cuando se trata de bebés que requiren leche especial, se les brinda consulta médica y el INM adquiere el producto.

Las instalaciones están abiertas para los representantes consulares y son supervisadas de manera permanente por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, indicó Alegría Orantes.