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La coreógrafa canadiense Virginie Brunelle y su compañía se presentarán en Bellas Artes

Ofrece artista una reflexión poética de nuestra sique

Mi interés es mostrar la complejidad y el esplendor del ser humano, expresa a La Jornada

Siempre busco poner a la persona por adelante; las mías son obras muy físicas

Escenificarán su pieza Géneros complejos en el recinto cultural que celebra 80 años

 
Periódico La Jornada
Jueves 31 de julio de 2014, p. 4

Hacer evidente la complejidad y el esplendor humanos es lo que anima el trabajo de la coreógrafa canadiense Virginie Brunelle (Montreal, 1983), cuya compañía se presentará en el Palacio de Bellas los días 4 y 5 de agosto, a las 20:30 horas, como parte del programa internacional con el que se conmemora el 80 aniversario del máximo recinto cultural del país.

Siempre busco poner al ser humano por adelante. Las mías son obras muy físicas en las que planteo una reflexión poética de nuestra sique, precisa la artista en conferencia vía telefónica desde Montreal, antes de viajar a la ciudad de México.

Esta es una inquietud, según comenta, que proviene de ejercicios autosicoanalíticos, así como de cuestionamientos que ella y la generación a la que pertenece se hacen.

Son temas universales, como las relaciones de pareja, y que a través de la danza busco resolver, o por lo menos dar una respuesta, indica.

Mi interés es mostrar la complejidad y el esplendor del ser humano.

Fundada en 2009 y ganadora ya de varios premios internacionales, la compañía de Virginie Brunelle presentará en Bellas Artes Complexe des Genres (Géneros complejos), la tercera de las cuatro obras que la coreógrafa ha realizado hasta la fecha,

La hice en 2009 y su estreno tuvo lugar en septiembre de 2011. Es una obra muy física, atlética, con una presencia visual muy poética. Son tres parejas de bailarines en las cuales puede verse la búsqueda de la evolución del individuo a través de la pareja. Se ven momentos de ternura, de tensión y así se evoluciona hasta la conquista de la felicidad, señala.

Música de Mozart, Chopin y Glass

Uno de los rasgos distintivos del quehacer de Virginie Brunelle es su afinidad con la estética cinematográfica, al utilizar imágenes simbólicas para que el espectador pueda hacerlas suyas y las reinterprete de acuerdo con su propia experiencia.

Otro aspecto fundamental en su trabajo es la música que utiliza, en la cual recurre también al cine, así como al ámbito de concierto. En esto último tiene mucho que ver que durante nueve años estudió violín.

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Una de las tres parejas de bailarines que escenifican la obra Géneros complejos, en la cual puede verse la búsqueda de la evolución del individuo a través de ese dúo. Hay momentos de ternura, de tensión y así se evoluciona hasta la conquista de la felicidad, explica Virginie BrunelleFoto © Marie Philibert-Dubois

En el caso de la coreografía que presentará en México la música no es original, sino que retoma fragmentos del Requiem de Mozart, piezas de Chopin y también de autores contemporáneos, como Philip Glass. El piano tiene un papel principal, debido a su calidad emotiva.

El interés de Virginie Brunelle por la danza física se debe a que en Montreal las compañías con las que convive o colabora tienen una tendencia a la no danza; es decir, están orientadas más hacia el teatro, donde la danza no existe o no está codificada.

Y lo que me interesa es regresar a las bases y usar lo físico y códigos. Mis obras son una metáfora entre el cansancio del movimiento físico y el emocional que generan las relaciones humanas, define.

Regreso a los códigos para modificarlos, romperlos, ensuciarlos, deconstruirlos. Quiero acercarme más al público, pero no mediante la teatralidad, como lo hacen ahora muchos grupos, sino con movimientos y secuencias inspirados en lo cotidiano, pero hechos poéticamente.

La incursión de la creadora en la danza ocurrió a una edad ya tardía, a los 20 años. En la actualidad tiene 31. Esa tardanza, asegura, le permitió tener una formación más libre y amplia, que abarca desde lo clásico hasta lo contemporáneo.

Antes estudió violín, diseño gráfico y hotelería, y su llegada al arte dancístico ocurrió de manera casual, luego de que una amiga bailarina profesional la invitó a participar en una coreografía. “Fue un encuentro –exclama– que me apasionó”.

Uno de sus referentes artísticos es la coreógrafa alemana Pina Bausch (1940-2009), sobre todo en lo concerniente a la búsqueda del lado humano. Sin embargo, destaca que ella busca hacer también sus propias referencias.

Me llama mucho el lado humano de la danza, trabajar siempre con gozo y placer. Es muy importante compartir y sentir la generosidad de los intérpretes en la discusión y el intercambio de ideas. Mi compañía es como una pequeña familia. En lo personal y lo profesional soy muy instintiva y dejo que sea el instinto el que me dirija, termina.