Economía
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El campo: re-hechos
L

as principales transformaciones recientes en el campo pueden resumirse en cinco aspectos.

Resalta en el sector el crecimiento desigual de algunas ramas y productos enmedio de un estancamiento del conjunto. Las consecuencias de lo anterior se aprecian en términos de pobreza, pues para 2012, cerca de 62 por ciento de la población rural la padece en distintos grados.

La sociedad rural se ha transformado profundamente. Se ha envejecido y se ha feminizado como producto, sobre todo, de la migración. La agricultura ha dejado de ser fuente principal de ingresos para la mayoría de los hogares rurales, pero la producción de alimentos generada en la pequeña producción rural es clave para la seguridad alimentaria del país. En el campo sigue viviendo más de 20 por ciento de la población total y, dependiendo de la definición de población rural, podría alcanzar hasta 30 por ciento del total nacional.

La sociedad rural es fundamental para el desarrollo del país, más allá de las cifras sobre producto interno bruto agropecuario, por el conjunto de bienes ambientales, culturales y económicos que provee y podría proveer a la sociedad.

La sociedad rural es extraordinariamente compleja y diversa. Coexisten diversas lógicas productivas y sociales de las cuales rinden cuenta las diversas tipologías que se han elaborado para los productores agropecuarios. Precisamente reconociendo la enorme heterogeneidad rural en la mayor parte de los países en el mundo y en términos que convergen con las características detectadas entre los hogares rurales mexicanos, el reporte 2008 del Banco Mundial propone una tipología de familias rurales basada en cinco estrategias que siguen en general los hogares rurales: participación activa en los mercados agrícolas (pequeños productores orientados a los mercados), hogares compuestos por productores de autosubsistencia; hogares orientados al mercado de trabajo que dependen del salario agrícola o ingresos no agrícolas; hogares determinados por la migración y las remesas, y finalmente hogares diversificados que obtienen ingresos de la agricultura, de las actividades no-agrícolas, así como de las remesas. La importancia de cada una de estas estrategias es distinta dependiendo del peso del sector rural, medido tanto en términos económicos como sociales y politicos.

Desde los años 90 se afirmaba que las políticas agropecuarias se habían basado en un modelo tecnológicamente ineficiente que había llevado a graves deterioro del capital natural: suelos, agua y vegetación primaria. La consecuencia de lo anterior es que se requieren de políticas diferenciadas con un fuerte anclaje en el desarrollo regional que permitan una transformación en la matriz tecnológica y en las condiciones de desigualdad y pobreza.

En resumen, el campo mexicano exhibe demográficamente tres características: envejecimiento de sus pobladores, cierto grado de feminización en las actividades productivas rurales y fuertes propensiones a generar flujos migratorios dentro del país y hacia Estados Unidos.

Desde un punto de vista económico un alto porcentaje de las familias rurales tienden a obtener la mayor parte de sus ingresos de actividades rurales no-agrícolas, de salarios agrícolas o de transferencias públicas o privadas; dicho de otra manera funcionan como unidades económicas multiactivas.

Desde un punto de vista político los mecanismos de gobernabilidad en el campo estaban asociados al funcionamiento de los ejidos y comunidades –a partir de sus autoridades y asambleas- como sostén de las localidades rurales y de los gobiernos municipales. Al debilitarse los mecanismos internos de los ejidos y comunidades, se afectan la cohesion social de las comunidades, la capacidad de gobernanza de los municipios y el manejo sustentable del capital natural.

Lo anterior es clave para definir políticas públicas para el campo.

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