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Sismos y los fenómenos meteorológicos Ingrid y Manuel recrudecieron miseria y rezagos

Guerrero, tierra de damnificados: 20 mil familias perdieron su hogar

Tierra Caliente y Costa Grande, las regiones más afectadas

Amenazas de bandas criminales y anomalías en la elaboración de censos de beneficiarios obstaculizan labores de reconstrucción

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Habitantes del poblado de Amuco de la Reforma, municipio de Coyuca de Catalán, en la Tierra Caliente de Guerrero, siguen viviendo en casas al borde del colapso a causa de las lluvias de septiembre del año pasadoFoto Sergio Ocampo
Corresponsales
Periódico La Jornada
Jueves 7 de agosto de 2014, p. 29

Chilpancingo, Gro., 6 de agosto.

Guerrero es un estado sembrado de damnificados; en 50 de sus 81 municipios hay 20 mil familias sin hogar, afectadas unas por sismos –el ocurrido el 20 de marzo de 2012, con epicentro en Ometepec, causó estragos en 30 mil casas de 28 localidades–, y otras por las inundaciones y deslaves provocados por las torrenciales lluvias de la tormenta tropical Manuel y del huracán Ingrid, hace casi un año.

Así, a los rezagos ancestrales se sumaron fenómenos naturales que mantienen a decenas de familias hacinadas en campamentos, como ocurre en Malinaltepec, en la Montaña alta.

Manuel e Ingrid –que atacaron simultáneamente, la primera por el Atlántico y el segundo por el Pacífico– desbordaron 25 ríos, lo que afectó 12 mil casas; mil quedaron destruidas y 5 mil presentaron daños estructurales, según datos oficiales.

La mayoría de las viviendas dañadas están en poblados de las regiones de la Tierra Caliente y la Costa Grande. En esta última, la humedad propició una de las tragedias más sonadas de años recientes: la tarde del 16 de septiembre la mitad de la comunidad La Pintada, en el municipio de Atoyac de Álvarez, quedó sepultada y 74 de sus habitantes perecieron atrapados en el lodo. El 26 de mayo pasado el presidente Enrique Peña Nieto entregó a los lugareños 125 casas.

La cifra oficial de muertos en la entidad a causa de los meteoros rebasó 130, incluidos los 74 de La Pintada, 24 en Acapulco, 29 en la Montaña y cuatro en Chilpancingo, además de decenas de heridos. Según versiones extraoficiales, decenas de personas desaparecieron.

Hay comunidades donde ni siquiera se han iniciado obras

En la Tierra Caliente, el río Balsas se desbordó e inundó decenas de poblados; destruyó varios puentes, entre ellos el que comunica San Miguel Totolapan y Ajuchitlán del Progreso con la carretera federal 51 Iguala-Ciudad Altamirano, lo que dejó incomunicadas a unas 28 mil personas.

Las regiones de la Montaña y la Costa quedaron aisladas debido a deslaves en la carretera Tlapa-Marquelia y miles de hectáreas de cultivos se perdieron en 50 municipios afectados por los fenómenos meteorológicos (72.35 por ciento del territorio estatal).

Miles de personas fueron desalojadas por las inundaciones. La mitad de Tixtla, a 10 kilómetros de Chilpancingo, quedó cubierta de agua tras el desbordamiento de la Laguna Negra y el desfogue de la presa Vicente Guerrero; sólo ahí hubo 5 mil damnificados y más de 500 viviendas destruidas.

La Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero reportó 3 mil casas dañadas en la sierra, principalmente en San Vicente, Chautipan, Omiltemi, Huacalapa, Coapango y El Ahuejito. Aseguró que al menos 747 familias tienen que ser reubicadas, pero el gobierno estatal, encabezado por Ángel Aguirre Rivero, no ha edificado una sola vivienda en la zona.

En el municipio de Mochitlán, en la zona central de la entidad, 6 mil personas resultaron afectadas y cientos de viviendas dañadas por el desbordamiento del río Huacapa. En la localidad vecina de Quechultenango las lluvias anegaron la cabecera municipal.

Apenas el 2 de agosto, Erit Montúfar Mendoza, subdelegado de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) en el estado, reconoció que hay zonas donde aún no se inician las obras porque fueron asignadas a empresas distintas y en algunas comunidades el crimen organizado no los deja trabajar. Sólo en la Tierra Caliente hay que levantar 2 mil 500 viviendas.

Montúfar Mendoza mencionó que el censo de casas afectadas fue elaborado por el Instituto de Vivienda y Suelo Urbano (Invisur) del gobierno estatal, y por la Sedatu. Indicó que en Tierra Caliente operan 30 constructoras, a las que se exige que a más tardar el 15 de agosto entreguen las viviendas.

La inseguridad en esas regiones –apuntó– ha retrasado las obras, pues los delincuentes acosan a las constructoras. Sin dar nombres, sostuvo que hay empresas que se han retirado por ese motivo, entre ellas la que estaba en Amuco y se marchó el pasado fin de semana.

Fernando Jaimes Ferrel, dirigente de Esperanza por México y sus Pueblos Unidos por la Justicia y Equidad (Empuje) y asesor de los damnificados de Coyuca de Catalán, Ajuchitlán del Progreso, San Miguel Totolapan, Tlapehuala, y Zirándaro, calificó de vergonzoso lo que pasa en la Tierra Caliente.

“Son evidentes las irregularidades cometidas por quienes realizaron los censos y por las constructoras; nadie sabe de quién son.

Entregaron casas en pésimas condiciones, sin baños, sin luz, de un solo cuarto, con láminas de asbesto o de cartón, lo que genera un calor infernal, reprochó.

En los primeros días de este mes, el gobernador Ángel Aguirre exhortó a agilizar la reconstrucción de mil 35 caminos rurales y 134 puentes. Cada tanto, grupos de damnificados bloquean la Autopista del Sol en demanda de ser atendidos.

Como si no hubieran tenido suficiente con Ingrid y Manuel, muchas localidades fueron dañadas por los temblores ocurridos el 18 de abril –de 7.2 grados Richter, que afectó más de 700 viviendas en poblados rurales de Tecpan de Galeana– y el más reciente, de 6.4 grados, el 8 de mayo, con epicentro en Tecpan de Galeana.