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Penultimátum

El ballet del Bolshoi, intocable

S

i en alguna actividad artística abundan desencuentros, celos y hasta intentos de asesinato, es en el ballet. Larga es la lista de las agresiones de todo tipo que han sufrido lo mismo directores que primeras figuras. El último y más sonado caso tuvo lugar en el Bolshói, la compañía más grande y famosa de ballet (220 bailarines) y todo un símbolo para Rusia.

En enero de 2013 al director  de dicha agrupación, Serguéi Filin, le rociaron ácido sulfúrico al llegar a su casa en Moscú. El ácido le causó severas quemaduras en parte de la cabeza y lo dejó casi ciego. Para recibir la mejor atención lo trasladaron a Alemania, a una de las clínicas más especializadas que en su tipo existen en el mundo. Luego de más de 20 operaciones e incontables tratamientos, Filin, de 44 años, todavía no recupera satisfactoriamente la visión.

La policía rusa logró detener a  los autores del atentado: Pavel Dmnitrichenko, solista del Bolshói, quien contrató a Yuri Zarutski y Andréi Lipátov, ambos con antecedentes penales, para que le dieran a Filin un susto un escarmiento. Pavel asegura  que nunca sugirió que utilizaran ácido. Fue posible dar con los implicados por el análisis que la policía hizo de las llamadas telefónicas que los tres realizaron el día del atentado.

Pavel recién había triunfado en el papel principal de Iván el Terrible, ballet creado en 1938 por el compositor Sergei Prokofiev y el coreógrafo Yuri Grigorovich. Le dijo a la policía que planeó darle el escarmiento a Filin porque le negó a su pareja sentimental, la joven solista Angelina Vorontzova, el papel protagónico en el clásico de los clásicos, El lago de los cisnes.

Los tres autores de la agresión  purgarán entre seis y 10 años de cárcel por lesiones corporales graves a quien en su momento fue uno de los bailarines más aclamados del Bolshói. Y además, admirado por su belleza y luego por su espíritu renovador al frente del famoso conjunto.

El atentado permitió, de paso, conocer más detalles del ambiente que enrarece la vida del Bolshói el último medio siglo. Desde chantajes por las relaciones amorosas de sus figuras destacadas, publicación de fotografías comprometedoras de algunos integrantes y directivos hasta corrupción y amenazas de muerte por el poder o por lograr los papeles estelares de las producciones que son aclamadas en Londres, París, Berlín, Nueva York o Tokio. Como parte de esas disputas, salió del Bolshói  el más declarado enemigo público de Filin, el primer bailarín Nikolái Tsiskaridze. También el poderoso administrador del conjunto moscovita, Anatoli Iksanov. El intento de realizar una película o una miniserie para la televisión sobre estas luchas despiadadas, lo desecharon las autoridades, en su afán de que al Bolshói no se le toque ni con la más delicada zapatilla de satén.