Postales de otros tiempos

Los fotógrafos extranjeros que visitaron o se establecieron en México desde el Segundo Imperio crearon un género particular, el de la tarjeta postal con escenas típicas y paisajes. Era una forma de comercializar y divulgar su trabajo, que alcanzaría un apogeo en los años finales del porfiriato. La Revolución prohijó nuevos usos de la fotografía, más cercana al periodismo y el contenido documental o crítico, de donde nacería la fotografía mexicana moderna que floreció hasta finales del siglo XX y alcanzó la categoría de arte.

El fotógrafo húngaro-alemán Guillermo Kahlo (1871-1941) se estableció en nuestro país definitivamente. Su hija Frida habría de participar asombrosa y genialmente en la escuela mexicana de pintura, ya sin la mirada distante y pintoresca de su padre, plenamente integrada a la moderna expresión nacional.

Los pioneros fotógrafos franceses, alemanes, estadunidenses e ingleses ofrecieron, con fines comerciales, la primera versión pública de “lo mexicano”. No hacen el mismo  trabajo que Karl Lumholtz y sus pares, cuyo afán es etnográfico. Sin embargo, sus personajes y paisajes están en los mismos territorios: en ambos casos, sus trabajos nos legaron las imágenes de aquel país que el viejo nuevo siglo dejaría atrás definitivamente.

Más de cien años después, en 2013, la galería Jewett de la Biblioteca de San Francisco, California, montó una exposición con 200 postales de aquel periodo. El investigador Alejandro Murguía publicó un excelente catálogo de la muestra, Un pedacito de México. Las postales de Guillermo Kahlo y sus contemporáneos (A Little Piece of Mexico, Last Edition, 2013), con cuatro textos críticos que analizan la experiencia de Kahlo y otros como creadores de imágenes (en ocasiones coloreadas a mano): las “postales” como primer género popular y masivo de la fotografía, cuando nace la reproducción técnica de las artes, a la cual Walter Benjamin dedicaría algunas de sus más conocidas interpretaciones críticas.