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Personal del Issste dijo que no realizaban cirugías programadas por falta de anestesiólogos y material

Enferma de la vesícula se escapa de hospital en Zacatecas tras permanecer 5 días sin atención
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La señora Irma Serrano Esparza fue abordada por los medios cuando, en bata y conectada a un suero, abandonaba el hospital general del Issste ubicado en la capital de Zacatecas, debido que ingresó el pasado jueves al nosocomio para una cirugía y hasta ayer no la habían atendidoFoto Alfredo Valadez
corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 12 de agosto de 2014, p. 39

Zacatecas, Zac., 11 de agosto.

Irma Serrano Esparza, de 48 años, abandonó al mediodía de este lunes el hospital general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) ubicado sobre el bulevar Adolfo López Mateos de esta capital, desesperada por la mala atención médica y la demora que padeció durante cinco días, en espera de que le practicaran una cirugía.

Acompañada por su esposo Armando Díaz Flores, Serrano Esparza salió por la puerta principal del nosocomio aquejada por un dolor agudo en la vesícula, y canalizada de un brazo para recibir por vía intravenosa suero con analgésicos y antibióticos.

Díaz Flores, profesor de la Universidad Autónoma de Zacatecas y derechohabiente del Issste, ofreció una entrevista colectiva en la cual aseguró que en el hospital no se realizaban cirugías ya programadas, entre ellas la de su esposa, porque el director del nosocomio, Omar Alberto Venegas Gurrola, argumenta falta de anestesiólogos y de material de quirófano.

“Llegamos aquí la madrugada del jueves (7 de agosto), cuando fue internada mi esposa con fuertes dolores de vesícula, de la cual ya teníamos un diagnóstico previo de que requería cirugía.

Incluso nosotros valoramos la posibilidad de juntar dinero para ir a un hospital privado, sin tanta burocracia, pero no fue posible, la emergencia médica se presentó y vinimos corriendo al Issste, pensando que seríamos atendidos pronto, narró.

Alrededor de las 13 horas, mientras Díaz Flores dialogaba con medios locales en la puerta del hospital, de pronto salió detrás de él su esposa envuelta en una sábana acompañada por su madre, sus hijos y una amiga que sujetaba la solución médica que tenía conectada.

Serrano Esparza relató: Es terrible la situación que hemos pasado este fin de semana, en la sala 8, yo y mis compañeras hospitalizadas en seis camas. Yo ocupaba la cama 232. Este es un acto de escape, porque aquí se vive una situación contraria a los derechos humanos: no hay personal que atienda, no hay indicaciones, no hay seguimiento a la salud.

Cuando el director del nosocomio se enteró de la presencia de medios, habló en privado con el marido para asegurarle que en media hora estaría ahí un anestesiólogo para operar hoy mismo a su esposa.

Pero Irma ya tenía tomada su decisión: Me voy porque desde el viernes no hubo un internista que hiciera una valoración para la operación de mi vesícula. Luego el sábado, en palabras del doctor Jiménez, jefe del hospital, no hubo anestesiólogo. Señaló que el domingo pasado, como su caso “no es una emergencia para ellos, sino un simple cólico biliar, ahí me dejaron, y no se vale.

“Quieren que mi caso se convierta en emergencia como el de Fabiola Alvarado Torres, en la cama 234, que vino el pasado miércoles a una valoración por dolor de estomago, una infección, y resultó que el viernes la operaronde emergencia, con su vesícula perforada y su vejiga dañada.

Otro es el caso de Ruth Ávalos, de la cama 233, que tiene pancreatitis, y ahí está con mucha temperatura, ni ha conocido a la hija que parió hace un mes, porque está el servicio tan deficiente, que llega un médico y dice una cosa, y llega otro y da otra orden, aseguró.

Destacó que un galeno de apellido Gabino se le acercó minutos antes de que abandonara el hospital “y llegó directo sólo a agredir. Me encaró y me dijo que si me sentía diputada o qué para estar peleando por los demás casos de la sala. Que yo quién era, que dejara las cosas como estaban, que no iban a venir pronto los especialistas, porque un anestesiólogo aquí gana 300 pesos, y afuera 6 mil. ¡Pues qué falta de ética profesional tienen!, le respondí.

“Y el doctor Gabino, antes de salir de la sala, en lugar de revisar a Ruth Ávalos, le dijo que se pusiera a rezar y no anduviera grillando. Yo le pregunté que si no merecía su revisión, y me dijo ‘no, usted siga haciendo su informe’ (por las anotaciones que la veía hacer en un papel); y pues este es mi informe”, remató.