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Ediciones Era publica la nueva versión de Gente de mundo, libro del escritor

Alberto Chimal comparte cómo se salva y recupera la memoria histórica de un pueblo
 
Periódico La Jornada
Sábado 23 de agosto de 2014, p. 4

Los Ehrmanunt (los Que Existimos con Derecho), los Hazoi (los Que Volamos), los Purunut (los Que Fuimos Dejados), los Notaravas (los Que Somos Firmes), los An-anesdre (los Que Respetamos el Tiempo), los Cunaits (los Que Dormimos), los Nuhabot (los Que Provocamos), los Tynomye (los Que Sabemos Nombres) y los Siddopa (los Que Recordamos), son algunos de las mitológicas civilizaciones y culturas, cuyo origen, historia, costumbres y tradiciones han sido reunidos en la nueva versión –corregida y aumentada– de Gente de mundo, libro escrito por Alberto Chimal (Toluca, 1970).

Publicado por Ediciones Era y considerado un volumen pleno de imaginación y originalidad, se trata de una serie de breves textos literarios –testimonios y memorias– de esas civilizaciones imaginadas por el autor, pues en muy pocas líneas evocan o sugieren la existencia de un mundo muy vasto y complejo.

En el proemio se explica: “Extracto del tomo segundo de Los dos mil y trecientos y setenta y cinco pueblos que en su conjunto son la Gente del Mundo, o los Vecinos de la Tierra, como se dice en estos tiempos, y sus costumbres y tradiciones, más todo aquello que practican, deploran o desconocen, así como cuanto refieren de sí mismos y del vasto mundo de eras pretéritas o de la nuestra, o aun del futuro, por el historiador Damac de Jeramow”.

En un juego literario y mitológico, De Jeramow se propuso describir costumbres y pensamientos de los pueblos del mundo, pero por una serie de problemas y contratiempos, su obra cumbre no llegó a concretizarse de manera cabal.

Sólo quedaron algunas viñetas y descripciones de tiempos distantes, lugares remotos y civilizaciones inimaginables que, sin embargo, resultan muy familiares.

La idea tiene que ver con la cuestión de cómo a veces se salva y recupera la memoria histórica de un pueblo, comenta Alberto Chimal en charla con La Jornada.

“Como autor, me llama mucho la atención escribir sobre la multiplicidad de un tema, sobre las variaciones de una misma idea. En este caso, la intención fue imaginar una multiplicidad de civilizaciones humanas.

“Cuando era más joven –explica– en la casa de mi madre había una colección de libros ilustrados con el título Las Grandes Épocas de la Humanidad, en la que se reunía una variedad de creencias y formas de relacionarse con el mundo, así como de lo que es y puede ser el ser humano.

Gente de mundo quiere jugar un poco a eso, a que el lector en cada página se encuentre con una forma de ser diferente. Aquí, cada uno de los pueblos se nombra a partir de lo que le parece más importante como sociedad; y con ese nombre se explican las costumbres o tradiciones que los define como cultura o comunidad.”

Mezquindad de autoridades

El volumen se compone también con una serie de 37 láminas. No son imágenes propiamente dichas, sino descripciones, dentro de un recuadro, de una imagen, las cuales, se explica, son las treinta y siete láminas perdidas de Auko la Ignota. Así, por ejemplo, se encuentra: (Lámina 1007 de Auko). Caelünn-Los Que Perduramos. Y dentro del recuadro se lee: Una larga fila de hombres. Cada uno sostiene un espejo ante la nuca del que está adelante. Otro (Lámina 56 de Auko). Nidri-Los que Avivamos el Aire. En el recuadro se lee: Un hombre muestra a otro dos agujeros que tiene en la espalda. Por uno de ellos se asoma una ave; por el otro, una serpiente.

Ello permite jugar con la idea de que en ciertos casos sólo han sobrevivido algunas imágenes de aquellas culturas.

La nueva versión del volumen integra tres apéndices. Especie de testimonios, sobre cómo las máximas autoridades, de una manera mezquina, intentan suprimir la historia y la memoria de un pueblo.

En ellos se habla también de cómo algo de esa memoria se podría salvar, pese a todos los intentos de suprimirla. Los que tienen voz en esos testimonios, concluye Chimal, reflejan el conflicto entre los que intentan suprimir la memoria y quienes quieren recuperarla y conservarla, toda vez que la memoria permite tomar conciencia de quiénes somos en el mundo.