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La actividad económica está prácticamente detenida en la zona

Sin el agua del río Sonora la vida en siete municipios es casi imposible

Más de 22 mil habitantes son afectados por el derrame de tóxicos de la minera

Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 25 de agosto de 2014, p. 20

Hermosillo, Son., 24 de agosto.

Habitantes de comunidades afectadas por el peor derrame de tóxicos en la historia del estado están desesperados y molestos por la lentitud con la que las autoridades y Grupo México actúan ante el desastre ecológico ocurrido el pasado 6 de agosto en el río Sonora.

Durante un recorrido por los siete municipios afectados por el derrame de ácido sulfúrico y metales pesados (Arizpe, San Felipe, Aconchi, Huépac, Ures, Banamichi y Baviácora), se comprobó que muchos habitantes de la zona perjudicada no tienen fácil acceso al agua, la actividad económica está prácticamente detenida, las carreteras de la región lucen desoladas (salvo por el paso de vehículos del gobierno y la minera), mientras que el hartazgo y la incertidumbre crece entre los pobladores.

Sin agua no se puede vivir, es una desesperación, además por las tormentas eléctricas recientes la luz se está yendo a cada rato. Es una tristeza ver cómo vivimos, sé que es un desastre, pero hay que buscar una solución rápida, hay que encontrar soluciones, porque ellos (autoridades y directivos de Grupo México) no viven aquí, no comen aquí, no duermen, no nada, dijo Milagros Barrón Espinoza, habitante de la comunidad San Pedro, municipio de Ures.

Durante el recorrido también se comprobó que por falta de acceso a medios de comunicación y de información oficial de primera mano, gente de algunas comunidades está mal informada y muchos ignoran que se mantiene la restricción de acercarse al río, por lo que ganado y caballos beben agua del cauce, mientras que a unos metros hay animales que parecen tener varios días muertos.

Pobladores consultados en los siete municipios coincidieron en que la vida en la zona es casi inviable, pues sin agua no funcionan los servicios sanitarios, no se pueden limpiar casas, no hay líquido para consumo humano con temperaturas de 40 grados, además que las actividades agrícolas están detenidas.

La gente está impuesta aquí a tomar agua de la llave, de los pozos, o nacida en el río, la gente no tiene dinero para comprar garrafones, dijo Francisca Guadalupe Barrón Espinoza, quien previó que una vez que deje de llegar líquido en pipas y embotellada, el panorama será aún más complicado para los casi 22 mil habitantes de las demarcaciones afectadas por el derrame de tóxicos de la minera Buenavista del Cobre.

Ayer un señor de 70 años se cayó camino a su casa, iba cargando dos cubetas de agua, no es justo que esa gente a estas alturas tenga que seguir batallando para poder acceder al agua, agregó. La gente no tiene dinero ni para comer, ni para comprar un kilo de frijol, ¿qué van a hacer aquellos que no tienen tinaco y no tienen garrafones para guardar agua? Un garrafón vale 70 pesos, dijo Francisca Bustamante, otra residente de San Pedro.

Gilberto García, habitante del municipio de Baviácora, destacó que entre la población hay preocupación, ya que en los primeros días de la contingencia no hay apoyos suficientes para superar la emergencia, y esto genera dudas sobre lo que pasará con el paso de los meses, cuando se deje de hablar en medios locales y nacionales del derrame de 40 millones de litros de tóxicos en el río Sonora, mismo que es su fuente de vida y motor de las actividades productivas, que sospechan quedará dañado por mucho tiempo.