Opinión
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¿Cómo se forman los niños y jóvenes en Israel?*
D

esde su más tierna infancia, los niños del enclave neocolonial llamado Israel descubren que son los elegidos de Dios y que este privilegio suscita la envidia, el odio antisemita y la persecución de los otros, de los goyim (no judíos). Aprende que estos goyims son meras almas animales encarnadas en cuerpos humanos, y que la tierra prometida fue robada por ladrones paganos.

Sigrid Lehman, académica israelí, dice: “Nosotros, los judíos, estamos predispuestos a recibir a un árabe como goyim; como europeos los percibimos como un enemigo asiático, y como socialistas los percibimos como representantes del peor tipo de retraso”.

El profesor Daniel Bar-Tal (Universidad de Tel Aviv) estudió 124 libros de texto de primaria, secundaria y de enseñanza superior de gramática, literatura hebrea, historia, geografía y educación ciudadana. Bar-Tal reconoce que los libros que en la actualidad utiliza el sistema escolar israelí contienen una denigración menos directa de los árabes, pero siguen empleando estereotipos negativos.

En hebreo y en árabe, los textos de primaria son racistas y crueles, en tanto los de secundaria incluyen matices. Secciones que, por ejemplo, muestran pláticas entre estudiantes árabes (así llaman a los palestinos), elogiando el desarrollo sionista de las antiguas ciudades palestinas, con el esplendor de las actuales urbes israelíes. Los judíos son presentados como industriosos, valientes, decididos, y los árabes como incapaces, apáticos, improductivos, fatalistas, poco cultos, etcétera.

Los libros destinados a cerca de un millón de árabes israelíes (quinta parte de la población) están en árabe. Pero han sido escritos y publicados por el Ministerio de Educación sionista, donde los palestinos no tienen influencia o acceso. “Los palestinos –agre­ga Bar-Tal– desempeñan menos de uno por ciento de los trabajos en el ministerio, sin contar a los profesores. No tienen cargos de responsabilidad, y no hay palestinos incorporados en la preparación del currículo en lengua árabe…”

El sistema de educación sionista glorifica el poder militar y la guerra como un estilo de vida. Las escuelas organizan visitas a las bases militares donde los niños y jóvenes se familiarizan con todo tipo de armas, se trepan a los tanques Merkava para tomarse fotografías con soldados y familiares, y asisten a entrenamientos con munición real.

Como tareas escolares, los niños escriben cartas y tarjetas de felicitación a los soldados, dándoles las gracias por matar a los enemigos del pueblo elegido de Dios. A su vez, generales, oficiales y soldados visitan regularmente las escuelas para dar conferencias sobre la guerra, el invicto ejército israelí y las atrocidades de las violaciones a los derechos humanos, para que los alumnos se vuelvan insensibles.

En las colonias ilegales de Cis­jordania y Jerusalén este, el sistema resulta más desquiciante aún, pues la educación se desenvuelve en una atmósfera de terrorismo puro. Allí, los niños y adolescentes aprenden que el servicio militar es el más importante deber religioso al que aspira cada israelí, y en las escuelas se describe a los criminales de guerra como santos.

Financiadas por el Tsahal (Fuer­zas de Defensa, sic) y administradas por rabinos, el extremismo religioso y militar en instituciones como Yshovotl Hahsadir, los rabinos Eli Elbaz de Jerusalén este, o Eliaqhu Reskin, de la colonia Efrat (cerca de Belén), se mofan de los intentos de diálogo interconfesional entre rabinos y sacerdotes cristianos.

Un estudio de la Universidad de Bar-Ilan, en la colonia de Ramat Gan, reveló que 99 por ciento de los alumnos y 90 por ciento de los religiosos ortodoxos ignorarían las leyes laicas israelíes y seguirían los decretos de sus rabinos en caso de que éstos contradijeran las leyes laicas (Hertzlia Center, 2006).

Jamal Atamneh, coordinador del Comité de Eduación Árabe de Haifa, observa que cuando los libros de texto tratan asuntos como paz y coexistencia, “…es para enseñarnos cómo llevarse bien con los judíos”. Por otro lado, añade, “…no existen universidades en lengua árabe. La Universidad de Haifa ha mantenido un porcentaje de 20 por ciento de estudiantes árabes, cuando la población palestina en el norte ha crecido a más de 50 por ciento (desde 1948)”.

Atamneh sostiene: “…Nunca se conceden becas importantes a ningún árabe: no hay dormitorios para árabes ni trabajos relacionados con la facultad o programas de ayuda financiera. Los israelíes justifican esta discriminación legal con el hecho de que los árabes no sirven en el ejército”.

Hace unos años, el joven estudiante Daniel Banvolegyi contó que un chico se había enfadado con él por algo que había leído o discutido en la escuela, y que le dieron ganas de matar al primer árabe que viera. De sus compañeros de clase, Daniel dijo: se mueren de ganas de entrar en combate y matar árabes.

* Texto elaborado con los escritos del catedrático palestino Elías Akleh y la periodista Maureen Meehan (traducción de Beatris Morales Bastos, Rebelión, 20/7 y 20/11/07), Suahil Hani Daher Akel (ex embajador de Palestina en Argentina) y Nurit Peled-Elhanan (Universidad de Tel Aviv), premio Sajarov por la libertad de conciencia (Parlamento Europeo, 2001), y autora de Palestine in israeli school books: ideology and propaganda in education (2012)