Opinión
Ver día anteriorViernes 5 de septiembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Penultimátum

Pecar de ingenua

H

oy hace 80 años se inició  en Nuremberg el segundo congreso del partido nacionalsocialista de los trabajadores de Alemania. Con tal motivo, la cineasta Leni Riefenstahl filmó miles de metros de película para dar forma a lo que llamó Triumph des Willens (El triunfo de la voluntad). Un año antes, en 1933, había filmado El triunfo de la fe, sobre el primer congreso del partido.

Gracias al trabajo de restauración y masterización, con la supervisión del historiador estadunidense Anthony R. Santoro, existe ahora una magnífica copia de Triumph des Willens, que comienza con la multitudinaria recepción dada a Hitler por el partido y los habitantes de Nuremberg el 5 de septiembre. Por doquier los estandartes con las insignias nazis, incluso en la iglesia católica de Nuestra Señora. Leni destaca el fervor de miles de niños y adolescentes hacia el Führer. Diez años después serán enviados a defender Berlín del avance del ejército rojo. De esta, que fue la más importante celebración del partido, nada escapa a la cineasta: el saludo que el líder da a sus miles de seguidores desde una de las ventanas del hotel en que se hospeda, la serenata que le llevan, el campamento en que se alojan miles de niños y jóvenes, la revista a las brigadas de trabajo, el inicio del congreso del partido, las grandes concentraciones humanas para jurar fidelidad al Führer.

Este 80 aniversario del documental que Leni (1902-2003) realizó de ese congreso sirve para resaltar la calidad de su trabajo y sus aportes innovadores al cine. De su obra destacan los documentales sobre los congresos del partido nazi y las dos partes de Olimpiada, en las que resume los juegos olímpicos celebrados en Berlín en 1936. Documentales premiados en París y Venecia.

Bailarina de joven, el futuro de Leni era el cine (dirigió más de 10 películas) y la fotografía. Pero lo que la marcó fue admirar y ponerse al servicio de Adolf Hitler, quien le prodigó siempre estima. Esto hizo que, de la mano de Goebbels, se convirtiera en la más importante cineasta de Alemania, apoyada sin medida para realizar sus trabajos.

Al término de la guerra fue detenida e interrogada; le confiscaron sus pertenencias, que recuperó luego de varios años de pleitos. Vivió un tiempo en la pobreza y en un manicomio, donde la aplicaron electroshock para desnazificarla. Finalmente, logró liberarse de las acusaciones en su contra, terminar la película en que puso más empeño, Tierra baja, y enamorarse de África. Clásicas son sus fotos y filmaciones sobre grupos humanos casi desconocidos de ese continente. Igual sobre los arrecifes de coral.

Siempre dijo haber pecado de ingenua al apoyar a Hitler profesionalmente. Y que nunca oyó ni vio nada de las atrocidades cometidas por los nazis. Pero ni estos le creyeron.