Opinión
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Riviera francesa
E

n julio de 1975 una sucesión de estafas millonarias desatan en Niza lo que pronto se conocerá como la guerra de los casinos. En realidad el próspero negocio de las apuestas es sólo una de las vías de infiltración de la mafia calabresa en Francia durante un régimen político, el gobierno de Giscard d’Estaing, marcado por los escándalos públicos.

Basada en un suceso de nota roja, el caso Le Roux, y en el libro Una mujer frente a la mafia, escrito por dos de sus protagonistas, Renée Le Roux, accionista principal del Casino del Mediterráneo, y su hijo Jean-Charles, la cinta Riviera francesa (L’homme qu’on aimait trop), de André Téchiné, combina el thriller policiaco y el drama sentimental con la característica destreza del director de El lugar del crimen (1986) y Los ladrones (1996).

La vigorosa presencia de Catherine Deneuve en su séptima colaboración con André Téchiné confiere un atractivo mayor a una trama policial que fuera de Francia podría tener un interés limitado. Deneuve interpreta con brío a Renée Le Roux, matriarca empresarial calculadora y fría, cuya astucia se ve pronto rebasada y contrariada por el cálculo perverso del joven abogado Maurice Agnelet (Guillaume Canet), su consejero financiero y hombre de confianza. El asunto se complica con la aparición de Agnès (Adèle Haenel), hija de Renée, altiva y ambiciosa joven que reclama su parte de la herencia paterna, y que a su vez sucumbirá a los encantos del abogado seductor quien sabrá enfrentar a madre e hija para satisfacer sus propios intereses.

Como fondo de esta intriga sentimental se describe someramente la encarnizada lucha de poder por el monopolio del negocio de los casinos en la Riviera francesa. Unos cuantos apuntes pintorescos dan cuenta de la capacidad de los mafiosos para comprar voluntades y eliminar o reducir a la impotencia a sus competidores. El capo Fratoni (Jean Carso) consigue la complicidad de Maurice, y éste último el total sometimiento amoroso de Agnès, para juntos derribar por completo el tambaleante poderío económico de Renée Le Roux.

En su adaptación del libro de la familia, los guionistas eliminan algunos personajes, en particular la figura de Jean-Charles, hijo de Renée y coautor del libro, para centrarse en el drama pasional con un desenlace entre trágico y misterioso. Se sabe, y tal es el fondo del escándalo de nota roja, que la joven Agnès, frustrada en su delirio amoroso, y tentada por el suicidio, desapareció en 1977 sin que jamás pudiera aclararse su paradero.

El primer sospechoso fue naturalmente su amante Maurice, pero al no encontrarse el cuerpo de la posible víctima tampoco había lugar para asentar un delito. Estos elementos de misterio, alimentados por la búsqueda perseverante y estéril de la madre, animan la trama que hábilmente reconstruye en la pantalla el veterano André Téchiné. Tan conocido es el asunto en Francia, y el fallo final de la justicia 30 años después, en 2005, que poco quedaba por añadir en materia de revelaciones y suspenso. Lo interesante es la solvencia del director para extraer de los personajes centrales las notas dramáticas convenientes.

Guillaume Canet logra una notable caracterización como cínico arribista inescrupuloso renuente a todo compromiso moral u amoroso que implique perder un ápice de poder personal. Adèle Haenel opera una buena transición de su fatuidad original a la condición de menesterosa sexual y guiñapo del hombre amado. Por su parte, Deneuve parece más a sus anchas como actriz en las situaciones de poder que en una vulnerabilidad nerviosa, apenas convincente.

Téchiné no explora el contexto político de la trama (algo raro en una Francia donde política y sexualidad suelen entremezclarse con insistencia mediática), ignora también los atractivos turísticos de la Riviera francesa (algo que se agradece), y acentúa el drama de las dos derrotas femeninas, combinando traición y frustración desde la óptica de un poder masculino por algún tiempo triunfante. La guerra inicial de los casinos se vuelve así una batalla sexual donde sólo queda por resolver a quien le corresponde la victoria definitiva.

Téchiné ha demostrado ampliamente su destreza para manejar asuntos de esta naturaleza. Sin ser Riviera francesa la mejor de sus realizaciones (demasiada estridencia melodramática, alargamiento innecesario del asunto en tribunales), su olfato y su visión para dar vida nueva a uno de los viejos escándalos que precipitan lo estrictamente íntimo hacia la esfera del interés público, sigue siendo algo eficaz y por momentos fascinante.

Se exhibe hoy en el 18 Tour de Cine Francés. Cinépolis Buenavista, Plaza Aragón, Samara y Patio Universidad. Horarios: www.tourdecinefrances.net

Twitter: @CarlosBonfil1