Opinión
Ver día anteriorMartes 9 de septiembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

PRD: elección sin sorpresas

Prevalecieron las reglas chuchistas

En el DF ganó Bejarano

P

odríamos decir, porque hasta ahora así son las cosas, que en la elección del PRD no hubo mayor sorpresa, y que el cochinero que se había prometido se cumplió porquería tras porquería, como marcan las reglas de sobrevivencia del chuchismo, con una sola diferencia: ahora consiguieron quién les lavara la cara. El Instituto Nacional Electoral (INE) se encargó de validar el cochinero, lo que servirá para legitimar toda la basura electoral que les toque en adelante.

Digamos que esa es la única novedad. Lo demás sólo da certeza a lo que ya se ha comentado. Por ejemplo, la votación arroja un dato de mayor importancia que da idea de lo que es el PRD en estos momentos. Según el chucherío, las votaciones del domingo que pasó tendrían que haber llevado a una muy buena cantidad de perredistas a las urnas. Se trataba del acto electoral interno más importante para ese partido.

No obstante, según los datos hasta hoy recopilados, apenas 40 por ciento de la supuesta militancia de ese organismo acudió a las casillas, es decir, o toda esa gente –la que no votó– está harta de la directiva y sabe que no es posible hacer nada para cambiarla –con voto o sin él– o bien son personas que desde hace algún tiempo decidieron no hacerse cómplices de los actos de los amarillos, y se fueron, por ejemplo, a Morena, que cumple con sus aspiraciones.

Ya habíamos comentado en este espacio que muchos perredistas, cansados de cargar la piedra del desprestigio de Nueva Izquierda, es decir, de los chuchos, y frente a la imposibilidad de hacer que ese partido retornara a sus orígenes, prefería emigrar hacia la organización que encabeza Andrés Manuel López Obrador, para desde allí continuar con su lucha para cambiar la situación del país.

Entonces se dudó de que eso pudiera haber sido cierto. Hoy, los datos confirman que la militancia de los amarillos se achicó más de lo que muchos hubieran imaginado, y electoralmente no son la fuerza que podría disputar el poder, y que como en su tiempo el ferrocarril (PFCRN, Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional), que vio nacer a los chuchos y que se decía de izquierda, se convertirá en otra de las organizaciones electorales que sirven a los partidos hegemónicos para poder seguir ejerciendo el poder, es decir, un partido satélite, cómplice, sin ambición de gobernar.

Y habrá que ver, porque esos números, los que se tienen hasta ahora, no registran el siguiente éxodo, porque el triunfo del chuchismo hará que se den nuevos desprendimientos y que ese partido sea apenas una arena donde se disputen los intereses financieros de algunos grupos de interés que en nada intervienen en el diseño de la política en México.

Desde luego, y esto habrá que decirlo para evitar que se sigan malinterpretando las cosas, la corriente de René Bejarano, el perversor, fue la triunfadora en el DF. Como ya estaba escrito y denunciado, las formas que se dieron en la elección perredista, desde la cúpula de Nueva Izquierda, imposibilitaban que el voto se contara con objetividad, sin distorsión. Así que, con la reglas chuchas, que avaló el Instituto Nacional Electoral, todos los votos que se dieran a una tribu en todo el país contarían como buenos para las elecciones locales.

De esa forma, el triunfo de Nueva Izquierda no era tan importante en el DF porque los votos que se dieran en todo el país contarían para una sola corriente, y siendo de esa manera, los chuchos se ufanarían de ser la tribu mayoritaria en la ciudad de México, lo que no es verdad. Los perredistas que quedan en el DF votaron por la tribu de Bejarano, que sigue siendo la más representativa en la capital. Así que cuidado con los engaños, que para eso los chuchos se pintan solos. Bueno, se pintaban solos; ahora ya tienen un INE listo para ayudarles. ¿Qué pasó?

De pasadita

Lo que sí fue sorpresa en la elección amarilla fue la respuesta de los medios. Hasta hace no mucho, del PRD sólo se podía hablar para lanzar calificativos de violencia o de porquería. Hoy, cuando salen a relucir pistolas, cuando se roban las urnas, se generaliza la compra de votos y las convicciones políticas se pierden, el coro mediático lanza un ejemplares para referirse, como nunca antes, a lo sucedido en la elección interna en esa organización política. Ni modo.