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Tápame con tu rebozo expoventa que fomenta el diálogo entre artesanos y público

Tejer es un orgullo; en México valoran cada vez más esta labor

Maestros de 26 comunidades del país se reúnen en el Museo Nacional de Culturas Populares para ofrecer diseños tradicionales e innovadoras obras de arte textil

Concluye el 14 de septiembre

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De Zinacantán, Chipas, doña María Pérez Ruiz, de 66 años, quien con mucho orgullo expone sus rebozos azules, rosas o rojos con un detalle único: les agrega plumasFoto Pablo Ramos García
 
Periódico La Jornada
Viernes 12 de septiembre de 2014, p. 3

Los mejores artesanos del rebozo del país se reúnen en la quinta muestra que organiza el Museo Nacional de Culturas Populares, en la cual se presentan, en exposición y venta, desde los diseños más tradicionales hasta innovadoras obras de arte textil.

El encuentro titulado Tápame con tu rebozo es, sobre todo, una oportunidad para establecer un diálogo entre los maestros tejedores procedentes de 26 comunidades de México y el público, que se acerca a ellos para conocer el largo y difícil, pero maravilloso, proceso de elaboración de esas prendas.

No se guardan secretos. Al contrario, los artesanos explican mil detalles a todo aquel que se interesa en conocer cómo son las largas horas que pasan haciendo un rebozo: Hervimos los hilos de lana en atole de maíz crudo para que agarren fuerza y después los hilamos a mano, explica Carmen Vázquez Hernández, de la cooperativa Chis-ka-nal, de Chiapas.

Al mostrar un delicado tejido blanco, añade: Los rebozos más finos se tejen siempre por la mañana, cuando hay buena luz y mucho sol, porque de lo contrario los hilos se pegan en el telar. Cuando hay frío, lluvia o viento es casi imposible trabajar. Hay que esperar a que el sol esté clarito. Son rebozos tejidos en verano. ¿El precio?, 17 mil pesos.

Casi todos los artesanos coinciden en afirmar que realizan su labor en silencio, pues cualquier distracción es fatal para el tejido: se pierde la cuenta de los hilos que van creando diseños de montañas, flores, mariposas, estrellas.

También están presentes expertos en la crianza del gusano de seda, entre ellos, Eladio Zárate, de la sierra norte de Oaxaca, quien comenta que “desde lograr que los gusanos nos dejen sus capullos de seda, hasta tejer las puntas de un rebozo, nos lleva 30 días. Lo más complicado de todo el proceso es tener buenos árboles que den bastantes hojas para alimentar a los gusanos, porque de ello depende que tengamos buena seda.

“Cada rebozo requiere aproximadamente mil o mil 500 capullos. Los gusanos se tardan 35 días en hacer un capullo, hay unos que son más vivos, comen más y terminan pronto, otros son lentos. En toda su vida hacen unas cinco mudas. Por eso también tenemos que seleccionarlos. Nos quedamos con los más productivos.

Después recolectamos las flores y plantas silvestres para hacer los tintes con los que teñimos la seda. En mi comunidad lo que más abunda es el pericón, que da el color amarillo, así como la grana cochinilla, productora de muchos tonos de rojo.

De Zinacantán, Chiapas, viene doña María Pérez Ruiz, de 66 años, quien con mucho orgullo expone sus rebozos azules, rosas o rojos con un detalle que no tienen otros: plumas.

En cada hilo se mete la pluma, es elaborado en telar de cintura. Mi mamá me enseñó a tejer a los 12 años. Se me ocurrió poner las plumas para adornar un vestido de novia. Cada rebozo me lleva 15 días, sentada de seis de la mañana a seis de la tarde, sólo me detengo un rato a comer, narra.

La tejedora chiapaneca reconoce que se sufre mucho al tejer, porque lleva bastante tiempo, pero no me gusta estar sin hacer nada. Hay unos hilos que se pegan o se despintan, pero a los que nosotras usamos, de algodón, no les pasa nada, así que podemos tejer en cualquier época del año. En nuestra comunidad somos un grupo de ancianas las que tejemos, lo hacemos todas calladitas, porque si hablamos nos distraemos y perdemos la cuenta del tejido.

Originaria de San Pedro Amuzgos, Oaxaca, Noelis Morales Cruz, ganadora de varios concursos artesanales, considera que los rebozos más difíciles de hacer son “los que llevan flecos, pues si algún nudo sale mal hay que deshacer todo y empezar de nuevo. Nos lleva entre uno y tres meses tejer cada rebozo, dependiendo del clima. Los diseños, por ejemplo las grecas, vienen de culturas antiguas, los viejitos van muriendo, pero dejan sus enseñanzas a los jóvenes. A mí me enseñó una tía grande, y tengo como 20 años tejiendo, aunque ahorita me tardo un poco más, porque no me ayuda la vista. También inventamos diseños.

Es un orgullo tejer, me gusta bastante hacerlo, porque los rebozos son prendas que se venden bien. El público mexicano cada día valora más nuestro trabajo, los extranjeros casi no. Los nacionales saben que es un artículo elegante, ya conocen cuando un rebozo es de telar o de cintura y no regatean tanto el precio. Nos gusta que los museos también valoren lo que hacemos.

Los maestros artesanos también harán demostraciones de tejido en telar durante el encuentro Tápame con tu rebozo, que concluye el domingo 14 de septiembre. La cita es en el Museo Nacional de Culturas Populares, ubicado en avenida Hidalgo 289, Coyoacán. El horario de visita es de 10 a 20 horas. Entrada libre.