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¿La Fiesta en Paz?

Como los buenos toreros diferentes, el documental Luz en las sombras causa controversia

Otra réplica contra el pensamiento único

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Gran entrada se registró en la Cineteca Nacional para la presentación del insólito documental Luz en las sombras, destellos del toro bravo en México, de Renel TronFoto Bartek Lewicki
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oros y gente que los rodea, voces de vaqueros llamando al ganado, esfuerzos comunitarios por levantar una plaza de troncos y petate, rebaños enseñoreados de su paisaje, emocionadas opiniones de figuras en cierne, artesanos y aficionados, atardeceres y amaneceres mágicos, sugerentes cuerdas de guitarra acústica o eléctrica, sutiles sonidos de marimba, una trompeta con sordina, las tenues notas de un piano –todo a muy prudente distancia de las taurinerías convencionales–, y horizontes no por amplios menos inciertos.

Tal es el marco del interesante documental Luz en las sombras, destellos del toro bravo en México, de la mexicana Renel Tron, con fotografía de Fabricio Feduchy y música original de Jorge Uruchurtu, presentado el lunes pasado en la Cineteca Nacional. Y si bien para muchos asistentes no taurinos fue revelador, para otros, junto a escenas de gran belleza como la de reses revolcándose y dándose un baño de tierra, hay una narración inconexa no tan didáctica como se intentó, pues da por sentado muchas cosas.

“Fueron tres años de mucho trabajo –comentó Renel a La Jornada–, opiniones encontradas, escepticismo, miles de kilómetros recorridos e incontables correcciones. Regresé la música varias veces hasta que Jorge, un talentoso músico de 27 años, tocó fondo en su propia nostalgia de un México que no conoció o que le parecía viejo. Su asombro ante el misterio del toro en su medio logró reflejarlo en la música del documental, que logra momentos de gran intensidad.

Con Fabricio, amigo desde la escuela, fuimos del sentimiento al pensamiento. Es un naturista convencido y un documentalista de gran experiencia que no imaginó filmar un documental del toro de lidia en su hábitat. Nunca será aficionado pero siempre será respetuoso del toro. Fuimos cómplices honestos y supimos tenernos paciencia, apertura y respeto. Hubo un propósito de sencillez en cada toma y una mexicanidad y una sensibilidad compartidas, por lo que el resultado es un trabajo muy diferente al usual, remata Renel.

Se torea como se es, sentenció Juan Belmonte, al que los criterios actuales tal vez hubieran admitido como subalterno o mozo de espadas, habida cuenta de que no parecía torero, simplemente lo fue de la montera a las zapatillas, pues parecer nunca ha sido sinónimo de ser. Y si se torea como se es, también se hacen documentales como se es. Así, el documental titulado Luz en las sombras, es un singular tributo a la dignidad animal de ese ejemplar, un reconocimiento a la gente que se ocupa de su crianza y cuidado cotidiano, y una tribuna para quienes lo aman.

Reflejo del espíritu de una aficionada indignada ante las descompuestas embestidas de quienes apoyan y son apoyados por el pensamiento único, ese que pretende imponer al mundo lo que considera política, económica y culturalmente correcto, dispuesto a barrer tradiciones y expresiones, a quitar fuentes de trabajo y a prohibir el amor inteligente por una maravillosa especie animal, mientras la crueldad en todas sus formas se extiende por todo el planeta, la original propuesta de Tron testimonia y defiende el sentimiento que le provoca el toro de lidia, así como unas formas de vida animal y humana que le parecen intocables y deben ser respetadas, pues se tra-ta de un México profundo aún no contaminado por la globali zación. Lúcida en su percepción de la fiesta, Renel afirma: Cuando algo tiene identidad, le habla a todos, pero si no la hay, sólo queda la subordinación a identidades ajenas. El imparable desmantelamiento de la autoestima individual y colectiva, le da la razón.

Pensando en espectadores desinformados o mal informados de todo el mundo, esta visión del toro de lidia, más allá de los estrechos y autocomplacientes límites de taurinos y aficionados del país, se expone a sectores más amplios e incluso de difícil aceptación. De ahí el tono contenido, espontáneo, sencillo y sensible de muchas de las escenas, a prudente distancia del oro, seda, sangre y sol, como no fuese el de los incomparables amaneceres y atardeceres del campo bravo de México, que rezuma horizontes, libertad y espacios bastante más amplios que autopistas y segundos pisos.

La fiesta de toros está pidiendo a gritos unidad y solidaridad en cuantos dicen amarla, por lo que urge el diálogo inteligente que sustituya al monólogo autocomplaciente, conocer y escuchar al otro como posibilidad de ser conocido y escuchado. A falta de respuestas atractivas por parte de los sectores directamente involucrados, la tradición taurina de México requiere propuestas imaginativas e inteligentes por parte de la sociedad civil, ignorada hace años. El documental Luz en las sombras es una de esas propuestas. ¡Enhorabuena!