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Modestas viviendas y el tianguis local quedaron en ruinas

‘‘Las paredes se estremecían y los techos volaban’’, narran colonos de La Ballena
Enviado
Periódico La Jornada
Viernes 19 de septiembre de 2014, p. 3

San José del Cabo, BCS, 18 de septiembre.

El ‘‘golpe’’ del huracán Odile comenzó alrededor de las 9 de la noche del domingo, dos horas antes de lo anunciado. En la colonia La Ballena –asentamiento en su mayoría irregular y una de las zonas habitadas más afectadas de este municipio– ‘‘las paredes se estremecían y los techos volaban’’.

Del tianguis del lugar, compuesto por puestos levantados con madera y láminas de cartón o metal, no quedó nada tras el paso del meteoro.

Luis Vázquez, sus seis hijos y su esposa, habitantes de La Ballena, se recargaron en la esquina que formaron dos paredes levantadas con cemento y tabiques, tomaron un colchón y con él se cubrieron durante varias horas ‘‘de los objetos que caían a causa del huracán’’.

La Ballena es una comunidad que contaba con los servicios básicos. Desde la noche del pasado domingo se quedó sin luz, sin agua... Sus habitantes resintieron los daños de Odile, como toda la población de San José del Cabo, Los Cabos y Cabo San Lucas.

La colonia se asentó en un territorio agreste. Las casas –en su mayoría– se levantaron con madera y láminas metálicas o de cartón. Las menos son de concreto y resistieron mejor los embates del viento y la lluvia.

Sus habitantes son mayoritariamente personas llegadas de otros estados en busca de una oportunidad de trabajo. ‘‘Yo salí de Guadalajara hace nueve años y llegué a La Ballena hace tres. Tengo seis hijos y esposa. Me dedicaba a la herrería’’, narra Luis Vázquez.

‘‘Hoy –lamenta– mi vivienda desapareció. Primero gran parte de ella fue arrancada por los vientos y luego la lluvia formó cauces de agua que se llevaron la madera que quedaba, los muebles y todas las cosas de mi oficio’’, agrega.

Más de 350 adultos y unos 200 niños huyeron de La Ballena la madrugada del pasado lunes. En algunos casos fueron trasladados en maquinaria pesada hasta el albergue número uno, que se instaló en la escuela secundaria técnica de la zona. La mayoría logró rescatar cobijas y algunos papeles importantes.

Vanesa, de 11 años, y Titania de 14, narraron que sus familias pidieron auxilio a protección civil municipal. ‘‘Nos dijeron que vendrían por nosotros y nunca llegaron. Pasaron algunas patrullas en la madrugada y cuando salíamos a pedirles auxilio nadamás se fueron’’.

En el albuegue número uno permanecen 150 personas entre niños y adultos; estos últimos prefieren no comentar cómo fueron los dos primeros días en ese sitio, pero los niños describen que, tras el paso del huracán Odile, ‘‘los salones donde nos colocaron estaban anegados y tuvimos que dormir sobre los escritorios de la escuela. No había cobijas, leche, pañales, comida... Nada’’.

Los primeros alimentos llegaron al albergue el miércoles. Ante la posibilidad de que el almacén de comida pueda ser objeto de saqueos en el lugar, cuatro militares custodian los accesos y además se formaron guardias integradas por padres de familia.

El resto de los habitantes de la colonia La Ballena pasaron este jueves más de cuatro horas haciendo fila en espera de que llegara algo de la ayuda gubernamental prometida.