Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 21 de septiembre de 2014 Num: 1020

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Cartas de Juan
de la Cabada a
José Mancisidor

Las Crónicas
parisienses
de
Alfonso Reyes

Vilma Fuentes

Martín Chambi, un
fotógrafo fundamental

Hugo José Suárez

Homenaje póstumo

Nicanor Parra,
un siglo de humor

José Ángel Leyva

¿Quién le teme a
Sigmund Freud?

Antonio Valle

Con ustedes,
los Rolling Stones...

Juan Puga

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Hugo Gutiérrez Vega

Notas sobre la historia de la prensa (II DE IV)

El año 1440 marca el inicio de lo que Marshall McLuhan llama la “Galaxia gutenbergiana”. Gracias al invento, las hojas manuscritas por los rapportisti ampliaron su esfera de circulación y de influencia. Las primeras hojas impresas tuvieron funciones diversas; algunas se limitaron a proporcionar noticias para enriquecer a sus impresores, mientras que otras buscaron difundir las nuevas ideas y proponer al público temas de reflexión sobre la realidad sociopolítica. Las ideas de reforma de Lutero encontraron en las hojas impresas un magnífico medio de difusión.

El perfeccionamiento de los sistemas postales permitió a los impresores recibir y transmitir noticias con una eficacia mayor. Las gazzete y los zeitung, unidas al correo, ampliaron sus servicios y lograron llegar a un público más amplio.

Salvo contadas excepciones, lo que en un principio había sido un simple negocio de impresores que recibían noticias y la imprimían en hojas (gacetas) que circulaban entre los comerciantes y las personas interesadas en conocer el desarrollo de las guerras, se convirtió muy pronto en objeto de la atención más despierta de los poderes políticos. En torno a las pequeñas gacetas se crearon rudimentarias, pero muy eficaces, oficinas de información.

En el siglo XVI, la república de Venecia contaba con corporaciones de scrittori d’avisi que se dedicaban a recabar noticias sobre asuntos políticos y comerciales; a redactarlas, imprimirlas y distribuirlas ampliamente entre los miembros de los distintos gremios mercantiles y las personas deseosas de enterarse de los acontecimientos políticos. En 1631, durante el reinado de Luis XIII, Teophraste Renaudot fundó La Gazette y organizó una red de corresponsales que le enviaban informaciones desde la mayor parte de las ciudades francesas. El imaginativo médico, amigo del cardenal Richelieu, inventó de esta manera el funcionamiento de las agencias de noticias. La Gazette demostró muy pronto su importancia en materia de orientación de la opinión pública. Así lo comprendieron primero Richelieu y, más tarde, Mazzarino. Luis XIII le otorgó carácter oficial y la usó para divulgar informes útiles a sus intereses políticos. Más tarde, convertido ya en La Gaceta de Francia, se dedicó, hasta 1914, a dar a conocer los puntos de vista de las autoridades francesas.

En los primeros años de la prensa, el poder real estableció un estricto control de la información a través del otorgamiento de permisos y concesiones exclusivas a los impresores dóciles a la política del Estado. En 1605, el archiduque Alberto de Amberes concedió al impresor Verhoeven el derecho de “imprimir y grabar en madera o metal, y vender, todas las noticias sobre asuntos de la guerra, victorias y toma de ciudades”. Gracias a una concesión similar, apareció en Alemania en 1609 el primer periódico que registra la historia, el Avija Relation order Zeitung. Palgunov, en su libro La prensa y la opinión pública, hace una relación de las publicaciones periódicas que precedieron a las ya citadas; entre otras figuran las siguientes: Ordinari Wochenzeitung, de Basilea (1610); Frankfurter Journal (1615); Niewe Tydingen, de Amberes (1616); Kuranti, de Rusia (1621); el inglés The Weekly News (1622); La Gazzeta Pubblica, de Italia (1640); La Gaceta, de Madrid (1661); El Mercurio Volante, de México (1693) y el Stanford Mercury, de Inglaterra (1695). Todas estas publicaciones, que aparecían gracias a la concesión de los monarcas, se limitaron en gran parte a difundir las ideas políticas de la aristocracia y a reforzar las normas de conducta propuestas por los Estados absolutistas. La Gaceta de Leyden, que luchó en contra de la dominación española en Holanda, es una excepción a la regla y el primer ejemplo de periodismo impugnador del sistema establecido.

Las gazzete y corantos pusieron interés en la publicación de noticias de actualidad, mientras que los “mercurios” se dedicaron, preferentemente, a publicar artículos de opinión y comentarios sobre acontecimientos culturales y políticos. Limitados por el poder real, a través de las concesiones o de gravosas cargas fiscales, procuraban huir de las posiciones críticas. La competencia comercial hizo que algunas de estas publicaciones inventaran noticias y se inclinaran por la publicación de informaciones sensacionalistas. Los Papas lanzaron contra ellas múltiples condenaciones, y Ben Jonson censuró a los periodistas embusteros en su comedia La tienda de noticias.

(Continuará)

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