Opinión
Ver día anteriorLunes 22 de septiembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Otra vez Irak
C

ualquiera que haya revisado la prensa estos días se dará cuenta del rompecabezas al que se enfrentan los responsables de mantener la paz en Medio Oriente. La delicada situación en esa región del mundo se complica cada día más debido a la creación de facto del Estado Islámico en territorio de Irak y Siria, y las revelaciones del rápido crecimiento de la facción terrorista Isil.

La noticia más reciente de la proliferación de las células de ese grupo terrorista llegó de Australia, donde la policía arrestó a 15 personas que presumiblemente pertenecen al Isil. Se reveló que se disponían a secuestrar ciudadanos de ese país para decapitarlos en público, como ostentosamente lo hizo en días pasados con dos periodistas estadunidenses y uno británico. Tal vez lo más alarmante es que los servicios de inteligencia australianos anunciaron que hay por lo menos otras cien personas en Australia que apoyan a dicha fracción terrorista. El descubrimiento del complot en Australia coincidió con el anuncio del envío de tropas de ese país para apoyar al gobierno iraquí en su lucha por desarticular a la fracción sunita que formó el Estado Islámico dentro de su territorio. En la coalición de países que se formó para coadyuvar en esa tarea cundió la alarma, ya que no son remotas las posibilidades de que en alguno de ellos también se hayan infiltrado células terroristas con los mismos propósitos.

Estados Unidos juega un papel preponderante en esa coalición, lo que para el presidente Obama representa otra paradoja. Hace sólo cuatro años cumplió su promesa de sacar las tropas estadunidenses de Irak. Obligado por las circunstancias, ha iniciado una ofensiva aérea en los sitios donde el Isil se ha posesionado dentro del territorio iraquí, aunque ha insistido en que solamente enviará asesores militares, mas no tropas. El problema es que varios generales de las fuerzas armadas estadunidenses insisten en la necesidad del envío de tropas para apoyar al ejército iraquí en su lucha contra el Isil. Al presidente no le será fácil mantener su negativa debido a la presión que también los legisladores más apegados a las soluciones militaristas ejercen desde el Congreso.

De acuerdo con los sondeos de opinión, la mayoría de los estadunidenses se opone a que las tropas de su país regresen al herradero en el que Bush las metió durante su gobierno. Es opinión general que la invasión militar que se derrocó a Husein no sólo no solucionó el conflicto ancestral entre chiítas y sunitas, sino que lo agravó; uno de los resultados es el nacimiento de ese Frankenstein llamado Isil.

El problema, para la mayoría de los estadunidenses, es que la cordura que antepone las soluciones políticas y diplomáticas a la intervención armada está supeditada a los intereses de las corporaciones armamentistas y a los halcones que las representan en el Congreso, que no admiten que Estados Unidos deje de ser el policía del mundo mediante el envío de armas y tropas a todo el orbe.