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La raíz fascista del primer cuerpo doctrinario del PAN
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Los camelots du roi (voceadores del rey), grupos de choque creados en Francia para combatir a extranjeros, judíos socialistas y comunistas, fueron inspirados por Charles Maurras, teórico de la ultraderecha.Foto de periódico de la época
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Charles Maurras, cuyo proyecto político-ideológico inspira a escala mundial a grupos conservadores
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En la imagen, la organización Fasci Italiani di Combattimento, fundada por Benito Mussolinni, quien siguió el modelo de MaurrasFoto de periódico de la época
 
Periódico La Jornada
Martes 23 de septiembre de 2014, p. 13

En exclusiva para los lectores de La Jornada, presentamos este adelanto del libro La raíz nazi del PAN, de Rafael Barajas, El Fisgón

Algunos historiadores, como el panista Juan José Rodríguez Prats, afirman que bastaría repasar la historia del PAN para confirmar que jamás se apoyó a ningún régimen autoritario, sin importar el signo ideológico con el que se pretendiera diseñar justificación alguna.1 Esta afirmación carece de sustento.

El concepto de un instituto político conservador, tradicionalista, pro católico, nacionalista y de acción viene del movimiento Acción Francesa, fundado en 1898 por intelectuales conservadores franceses a raíz del caso Dreyfus. […] A partir de 1900, bajo la guía del escritor Charles Maurras, este movimiento se convirtió en el partido ultranacionalista llamado Action Française (Acción Francesa) […] A principios del siglo XX, Maurras elaboró un proyecto político radical que reivindicaba el nacionalismo y la tradición: el nacionalismo integrista, y terminó planteando la restauración de la monarquía. Para Maurras, la presencia de grupos extranjeros, la existencia de una poderosa comunidad judía y el auge del movimiento obrero internacional representaban serias amenazas a la integridad de su país. Con el tiempo, Acción Francesa organizó grupos de choque –los camelots du roi o voceadores del rey– para combatir a extranjeros –a los que llamaba despectivamente metecos–, judíos, socialistas y comunistas. Maurras fue el gran teórico de la ultraderecha de aquel tiempo y si bien en Francia su partido tuvo siempre un carácter más bien marginal, su proyecto político-ideológico sirvió de modelo a los grupos conservadores y contrarrevolucionarios de todo el planeta.

[…]

Siguiendo el modelo de los camelots du roi de Maurras, en Italia, un dirigente carismático llamado Benito Mussolini abandonó las filas del socialismo y en 1919 fundó una organización política llamada Fasci Italiani di Combattimento, que más tarde se convirtió en el Partito Nazionale Fascista (Partido Nacional Fascista).

[…]

Las tesis políticas de Maurras, sintetizadas en su concepto de nacionalismo integral, fueron el modelo del pensamiento conservador y contrarrevolucionario en Europa y el mundo a principios del siglo XX. De hecho, todos los fascismos estaban inspirados en sus proyectos y teorías ultranacionalistas y tradicionalistas.

[…]

Maurras fue un furibundo germanófobo, pero después de que Hitler invadió Francia y el mariscal Pétain formó en Vichy un gobierno títere de Berlín, Maurras aplaudió la caída de la Tercera República, vio el hecho como una divina sorpresa, apoyó en sus escritos al régimen pro hitleriano y recrudeció sus ataques contra judíos y extranjeros. Tras la derrota mundial del fascismo, el descrédito de Maurras fue mayúsculo. El escritor fue arrestado y condenado a muerte por colaboracionista, pero su pena se conmutó por cadena perpetua. Murió en 1952.

[…]

Para discernir hasta qué punto influyeron en el PAN las teorías del nacionalismo integral, es menester hacer un breve repaso de las tesis de Maurras y contrastarlas con la primera doctrina panista. El primero de los catorce puntos que conforman los Principios de doctrina que aprobó la Asamblea Constituyente del PAN trata sobre el concepto de nación y establece que:

La Nación es una realidad viva, con tradición propia varias veces secular, con unidad que supera toda división en parcialidades, clases o grupos, y con un claro destino. El interés nacional es preeminente; todos los intereses parciales derivan de él o en él concurren. No pueden subsistir ni perfeccionarse los valores humanos si se agota o decae la colectividad, ni ésta puede vivir si se niegan los valores personales.

La vida de la Nación, el cumplimiento de su destino, la posibilidad de crear y mantener en ella condiciones espirituales y físicas adecuadas para una convivencia civilizada y noble, son incompatibles con el establecimiento o la conservación de un estado social desordenado o injusto, como lo sería fatalmente el que parta de toda negación de la dignidad de la persona humana o de la proclamación de una necesaria división violenta de la unidad nacional por la lucha de clases, castas o parcialidades.

Cuanto vigorice la unidad nacional, acendre y fortalezca los valores tradicionales que dan forma y sentido a la Nación, y coordine y jerarquice justamente los intereses parciales en el interés nacional, debe tener el apoyo pleno de la colectividad y de sus órganos. Cuanto conspire a romper esa unidad, a deformar su carácter o a desquiciar esos intereses, ha de ser rechazado y combatido por todos.

El desarrollo interno de México, su verdadera independencia y su colaboración eficaz en la comunidad internacional, dependen fundamentalmente de una celosa conservación de la peculiar personalidad que nuestra Nación tiene como pueblo Iberoamericano, producto de unificación racial y ligado esencialmente a la gran comunidad de historia y de cultura que forman las Naciones Hispánicas.2

[…]

Este primer punto doctrinario del PAN es la adaptación, al caso mexicano (en 1939), de la doctrina del nacionalismo integral de Maurras. Ahí están la idea de que la nación con tradición secular es una realidad viva, un todo que supera toda división y que comparte un mismo destino; la convicción de que los valores tradicionales son lo que le da sentido a la nación; la búsqueda de una sociedad ordenada y jerarquizada, cimentada en esos valores; la convicción de que hay que mantener la unidad nacional con base en la tradición y por encima de los intereses de clase; el repudio a las revoluciones (a un estado social desordenado y a la división violenta de la unidad nacional por lucha de clases); el anhelo por la conservación del viejo orden (o de la peculiar personalidad de la nación), en este caso ligado a la historia y la cultura hispánicas y a la idea de que en México se conformó una unidad racial de carácter histórico y cultural.

De hecho, algunos pasajes del primer punto de la doctrina panista son una paráfrasis del texto titulado La nation, que Maurras recopiló en su libro Mes idées politiques (Mis ideas políticas), el cual fue publicado en 1937. El teórico francés habla de Francia como una entidad viva y escribe: La idea de nación [...] es la representación de una fuerte realidad [...] La nación está antes que todos los grupos de la nación. La defensa del todo se impone a las partes [...] Las naciones están antes que las clases...3 La doctrina panista resume: La Nación es una realidad viva [...] con unidad que supera toda división en parcialidades, clases o grupos.4

[…]

La admiración por Maurras persistió en algunos panistas a pesar de la derrota del fascismo y la caída en desgracia del escritor francés. En 1964, Efraín González Luna, uno de los ideólogos fundacionales del PAN y el responsable de formular la doctrina del partido en 1939,5 le escribió una carta a Gómez Morin en la que afirmó que Acción Francesa era uno de los esfuerzos políticos más admirables de la historia moderna y que el teórico del nacionalismo integral merecía la inmortalidad no sólo como pensador y hombre de letras, sino como luchador y jefe en la arena de la política.6 En su respuesta, Gómez Morin sólo acotó que Maurras era admirado sin medida, pero también odiado sin medida. Es decir, que no lo refutó, sólo le recomendó manejar su entusiasmo con prudencia.

1 Juan José Rodríguez Prats, La congruencia histórica del PAN. Epessa, México, 1997, p. 105.

2 Partido Acción Nacional, Principios de doctrina (1939), p. 2. Consultado en diciembre de 2013 en: http://www.pan.org.mx/wp-content/uploads/2013/04/Principios-de-doctrina-1939.pdf

3 Charles Maurras, Mes idées politiques. La Nation, L’Age d’Homme, Francia, 2003, p. 128.

4 Partido Acción Nacional, op. cit., p. 2.

5 Francisco Reveles Vázquez, La fundación del Partido Acción Nacional, en Estudios Políticos, sexta época, núm. 24, mayo-agosto de 2000. Consultado en febrero de 2014 en: http://www.revistas.unam.mx/index.php/ rep/article/view/37282

6 Jorge Alonso Sánchez, Los últimos años de Efraín González Luna a través de su correspondencia con Gómez Morin, en Desacatos. Revista de Antropología Social, Ciesas, México, 2000. Consultado en febrero de 2014 en: http://www.ciesas.edu.mx/desacatos/ 03%20Indexado/Esquinas_2.pdf. Las cartas citadas corresponden al 16 y 24 de julio de 1964.