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El historiador recibe el doctorado honoris causa de la Universidad Pontificia de México

Miguel León-Portilla celebra que se reconozca el legado cultural indígena

El prestigiado investigador y académico evocó a su mentor, el padre Ángel María Garibay

Encomian sus aportes como visionario del esplendor de los antiguos mexicanos

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Miguel León-Portilla, investigador emérito de la UNAM, durante su alocución con motivo del reconocimiento que le confirió la Universidad Pontificia de México; en primer plano, un nieto del autor de Visión de los vencidos, fotografía a su abueloFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de septiembre de 2014, p. 5

El historiador, antropólogo e investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Miguel León-Portilla, fue investido ayer con el doctorado honoris causa de la Universidad Pontificia de México, en reconocimiento a sus destacadas aportaciones como visionario del esplendor de los antiguos mexicanos, buscador de su sabiduría y traductor de poesía de inspiración ancestral que narra la historia y la vida de los pueblos originarios.

Al recibir el doctorado de la Facultad de Filosofía de esa institución eclesiástica, el autor de Visión de los vencidos expresó: Veo en este doctorado el reconocimiento de la Pontificia a nuestro legado cultural indígena, y también veo el interés que tiene por luchar por la salvaguarda de los derechos de descendientes de esos pueblos que han estado marginados y explotados durante tanto tiempo.

En su discurso de recepción, León-Portilla recordó a su gran maestro, el sacerdote, filólogo e historiador Ángel María Garibay, a quien conoció en los años 50 del siglo pasado y lo asesoró en la elaboración de su tesis doctoral La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes.

Gracias a Garibay hoy en México somos ya varias decenas de estudiosos de la literatura náhuatl. En Estados Unidos, por lo menos en dos universidades estudian náhuatl, igual que en muchos países de Europa, expuso.

A la pregunta, ¿qué le debemos a Garibay?, formulada por Miguel León-Portilla, respondió: Fue un humanista sin fronteras. Era un poco cascarrabias, pero después de que uno se acercaba a él y veía que trabajaba bien, entonces abría las puertas del corazón de par en par, así era Garibay.

El historiador y lingüista, de 88 años, también se refirió al trabajo desarrollado por Garibay sobre poesía náhuatl y a las traducciones que hizo al español del teatro griego de Esquilo, Sófocles y Aristófanes.

“Tradujo también del latín, mucho del otomí, y luego de historia de la literatura náhuatl en dos volúmenes. Esa obra abrió la posibilidad de enterarnos de la riqueza de la literatura prehispánica. Muchos decían que era cuento eso de la poesía, pero gracias a él nos enteramos de que hay varias compilaciones de poesía náhuatl, como los Cantares mexicanos que editamos hace poco en la UNAM, y el libro que se llama curiosamente Romances de los señores de la Nueva España.

Antes de concluir su discurso, León-Portilla sostuvo que México tiene como sustrato último de su cultura dos civilizaciones originarias que se desarrollaron por sí mismas: una es la mesoamericana, a partir de los olmecas, pasando por los mayas y zapotecos hasta llegar a los aztecas. La otra raíz tiene el legado de Egipto, Grecia y también de Roma, que llegó de los españoles.

En gratitud al reconocimiento, el historiador ofreció la donación de una copia de los documentos de Ángel María Garibay que se encuentran en el fondo reservado de la Biblioteca Nacional, que custodia la UNAM.

Ya hablé con la directora, la doctora Guadalupe Curiel, para que nos proporcione copia de todos los documentos y colecciones de Garibay para depositarlos aquí en la biblioteca de esta Universidad Pontificia.

Más allá de fobias ideológicas

En el Paraninfo del recinto universitario, el cardenal Norberto Rivera Carrera, canciller de la Universidad Pontificia de México, le confirió el grado de doctor honoris causa a Miguel León-Portilla y le impuso el birrete; luego le entregó un diploma y un escudo de esa casa de estudios.

El rector de la Universidad Pontificia de México, Mario Ángel Flores Ramos, en el discurso de bienvenida, dijo que el historiador es “uno de los grandes catedráticos de la UNAM, universidad que comenzó en 1910, como un proyecto que rompía conscientemente sus lazos con la Real y Pontificia Universidad de México.

Su presencia aquí puede ser el inicio de un diálogo para un mutuo reconocimiento, más allá de unas fobias ideológicas está el sano reconocimiento de las genuinas tradiciones universitarias, como se hace en todo el mundo.

La lectura de la Laudatio –exposición de los motivos para conferir el grado de doctor honoris causa– fue realizada por el sacerdote Juan Carlos Casas García, quien hizo una pormenorizada enumeración de las importantes aportaciones de Miguel León-Portilla.