Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 5 de octubre de 2014 Num: 1022

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El alimento: la liga del
migrante con su origen

Felipe González

Tamales cotidianos
y de fiesta

Daniel Becerra, Ruth Juárez
y Aleyda Aguirre

Las alumbradas, una
tradición subvertida
por la violencia

José A. Campos

Lo único que me pueden quitar es la vida
María Bravo

Las panochas calentanas
Raquel Rodríguez Estrada

Un guisandero apreciado

Tierra Caliente:
identidad y arte culinario

Aleyda Aguirre Rodríguez

Sangre de iguana
para vivir más años

Las cifras de la guerra

La danza de los viejitos:
resistencia y dignidad

Margarita Godínez

Leer

Columnas:
Galería
Ricardo Guzmán Wolffer
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Alonso Arreola
Twitter: @LabAlonso

El impresionante señor Alim Qasimov

Se va a presentar el 19 de octubre en el Templo de la Valenciana de Guanajuato (12:00 horas), en el marco del Festival Cervantino. Luego, el 20, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris del DF (20:30 horas). El 21 lo hará en el fic Maya de Mérida (Teatro Peón Contreras, 20:00 horas), y finalmente el 23 cerrará su visita a México en el Teatro Degollado de Guadalajara (20:00 horas). Esta gira y la edición de su resplandeciente álbum Spiritual Music of Azerbaijan (Music of Central Asia Vol. 6) son resultado de los esfuerzos del sello Corasón, bastión de resistencia en un mundo que observa la desaparición del disco físico en pos de la portabilidad digital.

Trabajados con sumo cuidado, el empaque y el cuadernillo de notas muestran mucho más que información básica. Hay breves ensayos sobre la música del Asia Central y la particular cultura de Azerbaiyán, ubicada entre Turquía e Irán, así como biografías, glosario de instrumentos y, por si fuera poco, algunas líneas a propósito de cada canción. Asimismo, además del disco de audio el proyecto incluye un DVD (producido originalmente en 2007 por el Smithsonian Flokways y el Aga Khan Trust for Culture), parte de una colección que busca promover el arte de aquella zona alrededor el mundo. Allí hay muestras notabilísimas del virtuosismo y raíces ceremoniales y comunitarias de esta música, así como un documental sobre Alim y su hija Fargana (pieza clave en el grupo que lo acompaña).

Precisamente en ese documental, hablando sobre la manera como el repertorio espiritual concierne al alma de quien lo escucha en vivo, Qasimov es contundente sobre su responsabilidad y el compromiso con el que debe alentar, dar vida a su arte: “Para que esto ocurra debes incendiarte, debes sacrificarte a ti mismo dice Dios no permite que un cualquiera le dé vida a algo.” De eso trata el mugham (la vena espiritual del género), explica. Hay que buscar a Dios convirtiendo el canto en rezo del corazón. De allí su pasión.


Foto: Peter Tea vía Flickr

Así las cosas, no importa si está nublado y llueve en estos días, lectora, lector. No importa si el viento lucha por abrir las ventanas para decorar paredes con cuadros de frío. En cuanto la voz de Alim Qasimov llena la habitación ocurre una suerte de exorcismo que nos manda al centro misterioso de nuestra especie, que nos reconforta y cuestiona calurosamente. Hay algo en su timbre, en el uso de vibratos y microtonos que desmorona al calendario enviándonos centurias atrás dejando una estela, un hilo que borda trazo entre Asia, Europa y África del norte, todo desde su tierra donde es considerado tesoro viviente.

Lo escuchamos y reconocemos una fuente, un ojo de agua del que se desprenden ríos que nos atañen, que nos importan. Hablamos del esquema carnático de India, del giro perpetuo de los derviches turcos, de los ritmos balcánicos, de las gargantas mongólicas, de la profundidad magrebí, del temperamento mediterráneo, de la expresividad flamenca, de la introspección del fado, todo con una dotación de instrumentos reducida pero exacta, perfectamente balanceada entre percusión de mano, chirimía y encordados (Balaban, Daf, Naghara, Kamancha, Tar).

Sigue sonando su voz. Ahora pasa el camión de la basura fuera de nuestra casa. Es un miércoles cualquiera. A los abismos de Qasimov se suma la campana del hombre que anuncia en la calle su recolección olorosa. Al rato pasarán los del gas con sus gritos acuchillados. Después algunos vendedores tocarán el timbre; los perros de la vecina dejarán rodar sus canicas desquiciadas. Vendrá el señor de las obleas golpeando el aro de un amortiguador y hasta sonará la motocicleta del cartero. Todos esos sonidos, orgánicos o no, tendrán cabida en la cueva aérea del cantante. Así de perfecto es. El todo y la nada sustentan su imperio.

Termina el DVD y buscamos más de su obra en internet. Hallamos ejecuciones paralizantes. Alim Qasimov no sólo vive en el confort de las leyendas que saben negociar con el poder. Su búsqueda es permanente. Igual lo vemos compartiendo acordes con el chelista Yo-Yo Ma que con el Kronos Quartet o Sari Gelin. Lo mejor, empero, es verlo dando clases de canto a su pequeña nieta. Música que pasa por la sangre y la mesa del hogar, la suya nos recuerda los límites que alcanza el hombre animado por convicciones ajenas a la materia. Vaya a verlo durante su visita a México. Se verá iluminado. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.