Opinión
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Nosotros ya no somos los mismos

Pido time porque yo sí juego

Una pequeña presa de agua en Sonora

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Y mientras don Gustavo Madero cumple su heroica cruzada, ha encargado el cuidado de la casa al fiel escudero Ricardo Anaya CortésFoto María Luisa Severiano
¿Y

’ora, qui hago? Sin siquiera una modesta narrativa que nos previniera y ayudara a paliar el golpe, que nos la suelta don Gustavo: “Pido time, porque yo sí juego”. Y que abandona la presidencia del partido, y la columneta se queda colgando de la brocha. Afortunadamente, aclaró: pero nomás por un ratito. El necesario para qué, pese a correr innúmeros riesgos y demostrar a tirios y calderonianos intrepidez y audacia: saldré a la palestra, como cualquier otro militante, a conquistar una candidatura plurinominal a la LXII Legislatura de la H Cámara de Diputados.

Ni me despido, dijo, porque mi ausencia es transitoria; nomás me nominan y me retacho de inmediato a dirigir la ardua batalla electoral de 2015. Eso sí, les ofrezco que, en cuanto me asignen curul, coordinación de bancada, dieta y compensaciones, de inmediato entrego la presidencia que le gané a Felipe de Jesús y a su pequeño bot. La responsabilidad de dirigir la fracción (mayoritaria, por supuesto) blanquiazul, ocupará todo mi tiempo y no sólo por la conformación de la agenda legislativa que impondremos a los camisas rojas priístas para que no echen a perder nuestras iniciativas, sino porque debo cuidar con esmero el desempeño de nuestra querida compañera doña Margarita Zavala, que merece todas las oportunidades y reconocimientos, hasta la de ser mi sucesora cuando yo tenga que pedir licencia por alguna eventualidad: una eventual candidatura, por ejemplo. Apoyaré todas sus iniciativas de ley, la de Murphy, sin duda. Aunque ni modo, tendré, por bien del partido, que recordar que lo suyo no es el proselitismo, que no se puede confundir simpatía e imagen amable con poder de convocatoria: ¿o no, Juan Ignacio Zavala?

Pues mientras cumple su heroica cruzada, don Gustavo ha encargado el cuidado de la casa a un fiel escudero: Ricardo Anaya Cortés. De este joven de 35 años poco, por lo mismo, se puede decir. Sobre todo porque su época dorada jamás la desperdició en vanalidades y frivolerías (o sea que no es cuate de Luis Alberto Villarreal, Jorge Villalobos o Torres Cafiño). No creo que en su pubertad, adolescencia y beatífica juventud se haya disgustado (menos aún protestado), absolutamente por nada. No lo imagino como Boy Scout, ni como miembro de las Vanguardias de la ACJM porque ¿a qui’horas? No dio motivo de queja a sus padres, hermanos, maestros ni consejeros espirituales. Desde antes de su recepción profesional, ya todas las señoras de la más rancia alcurnia queretana instaban a sus hijitas en edad de merecer: ¡Chiquis, nenis, bebita!: con recato, pero con gracia y persistencia, ¡atrápenlo! A leguas se ve que es un caballerito de los que ya no hay. Échense esta: tiene 35 años y ya se licenció en la Universidad de Querétaro. Estudió alguna especialidad en la del Valle de México y Ciencias Políticas en la UNAM. En Querétaro fue secretario de Desarrollo Humano y diputado local (coordinador de su bancada). Fue subsecretario de Turismo y diputado federal en la actual legislatura. Durante seis meses fungió como presidente de la Cámara, y en mi muy personal opinión, se desempeñó de 10.

Está casado, tiene tres hijos y su tiempo libre (¿le queda?) lo dedica a la música y la lectura (supongo que no le da más que para tres acordes de aquí y 10 renglones de allá). Pero (traté de evitar el pero y resultó imposible) durante años fue secretario particular del gobernador Francisco Garrido Patrón. Aquí sí que la ilusión diazmironiana, de que hay aves que cruzan el pantano y no se manchan, no se la cree ni Caperucita que, todos sabemos, era bien crédula o acostumbraba hacerse la occisa. El efebo Ricardo Anaya acompañó al señor gobernador Garrido Patrón como eficacísimo depositario y guardador de sus intimidades, o séase, fue su secretario particular, durante varios años. ¡Dios quiera! que del despacho de gobierno no haya tenido que transitar al SPA particular del señor gobernador, si no, sabría demasiado, y a esa edad los traumas serían de pronósticos más que reservados. ¿Y tiene 35 años? El hecho despierta el sospechosismo. Yo les desconfío a los niños que nunca lo fueron, a los jóvenes carentes de sueños y rebeldías o a los adultos siempre tan propios, tan comedidos, tan dignos e imperturbables. Los primeros son como Don Fulgencio, el hombre que no tuvo infancia; los otros, como el extraño caso del doctor Merengue, personaje creado por el humorista argentino Willy Divito. Era un hombre tan, tan fino y de buenas maneras, que jamás expresaba abiertamente sus pensamientos; por eso, mientras en el infaltable globito (lenguaje del cómic) aparecían sólo palabras melosas y aprobatorias a su interlocutor, a espaldas del doctor surgía, como el genio de Aladino, su verdadero yo. Éste increpaba, maldecía y dejaba al descubierto sus reales sentimientos. Les desconfío igualmente a los que privilegian el currículum brillante sobre la vida profunda, que diría Miguel Ángel Osorio. (Para evitar que se suponga un cebollazo al secretario del año, aclaro: Miguel Ángel Osorio era el nombre real del inmenso Porfirio Barba Jacob, autor, entre otros muchos grandes poemas, de Canción de la vida profunda). Tampoco son de mi agrado los presurosos. La velocidad contra natura se la dejo a Wally West, o sea al último Flash, héroe genialmente representado por mi admirado doctor Sheldon Cooper en The Big Bang Theory. Y esto me lleva directo a otra consideración: ¿cae el joven queretano en la categoría de nerd? Vamos a analizarlo detenidamente y, si se da el caso, proporcionaremos una hipótesis de trabajo para alcanzar una opinión consensuada. Por ahora tenemos que postergar algunos cuestionamientos a Ricardo, el breve (presidente), por ejemplo: ¿seguirá permitiendo que el senador Preciado utilice al PAN como grupo de presión para encubrir los latrocinios, e infamias de algunos de sus militantes distinguidos? ¡Romperemos con el PRI y el gobierno! Proclama el senador, desde su castillo/motel medieval: ¿cómo se atreven a pretender someter al imperio de la ley a uno de nuestros honorables gobernadores? Indignado, expresa: ¿cómo es posible que el gobierno federal la emprenda contra nuestro egregio militante? Es cierto que es racista, discriminador, violador de elementales derechos de los pueblos originarios, pero es devoto creyente y ejemplar padre de familia. Dicen que le comentaron a Padrés: un mentado Rousseau anda diciendo que el agua, como el viento, como el Sol no pertenecen a nadie, son de todos, y que de inmediato ordena: estos yaquis, de veras que no tienen compostura; arríenlos con Mario Luna y Fernando Gutiérrez, y aplíquenles todo el peso de la ley (criolla).

El problema tampoco es tanto: se trata de una pequeña presa con una cortina de 100 metros de ancho y capacidad para almacenar un poquito más de 4 millones de metros cúbicos de agua, pero, antes de que hagan un juicio aventurado sobre el gobernador Padrés, sépanse que su rancho tiene una extensión de 3 mil 600 hectáreas (como un ejido a lo bestia, o sea que agua, necesita). Y un pequeño detalle: la presa carece de título de concesión y manifestación de impacto ambiental. Es violatoria de las leyes de Aguas Nacionales y de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente. (Gracias a Alma Muñoz y Enrique Méndez.) Los dueños son el gobernador, un hijo, un hermano y un sobrino. Del otro lado, apenas unos cientos de indígenas. Los panistas esgrimen sus razones. Su alegato es sólido, incontrovertible: ¿que no aprobamos los dictámenes sobre los 18 nombramientos de consejeros de la Comisión de Hidrocarburos, la Reguladora de Energía, el Fondo Mexicano del Petróleo, Pemex y la CFE, propuestos por el Ejecutivo? O dejan en paz a Padrés, o les hacemos trizas también la Ley de Protección a la Infancia, amenazó el senador Preciado. ¿Y el bien común y la Patria ordenada y generosa y la Subsidiariedad? Gómez Morín soñó con un partido político, no con un grupo de presión de los acaudalados e ilegítimos poseedores de este país, algún día, antaño, país de los mexicanos. El chantaje y la extorsión no estaban en su proyecto, espero. ¿Qué hará el joven presidente Anaya Cortés frente al ex secretario de Desarrollo Social (¡nada menos!) del municipio de Querétaro, por su actitud racista contra un deportista brasileño?, ¿y contra el grupúsculo nazi/panista de San Luis Potosí? No adelantemos vísperas; veamos la sapiencia del Principito, traducida en vulgares acciones cotidianas. Sigo quedando a deber las colaboraciones de los “jerarcos blanquiazules”.

Twitter: @ortiztejeda