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El primer caso de ébola diagnosticado en Norteamérica
E

l director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), Tom Frieden, fue muy cuidadoso al no revelar durante una conferencia de prensa realizada la semana pasada el nombre de la primera persona diagnosticada con la enfermedad producida por el virus del ébola en Estados Unidos. No obstante, a las pocas horas se supo que se trataba del liberiano Thomas Eric Duncan, quien había llegado a Texas el 20 de septiembre para visitar a su familia.

Probablemente la intención de Frieden al mantener en el anonimato a la primera persona en transportar sin control el virus a territorio estadunidense era evitar la discriminación sobre el enfermo y su familia, algo que finalmente no se pudo lograr, y se ha extendido a toda la comunidad liberiana en el país vecino, la cual, de acuerdo con una nota publicada este domingo en The Washington Post, vive con miedo mientras la familia es víctima del aislamiento y el estigma. Lo anterior se convierte en un dato de algunas reacciones sociales ante esta enfermedad.

El caso de Duncan no es como el de ciudadanos estadunidenses que han sido cuidadosamente transportados después de haberse diagnosticado su enfermedad en África y luego internados para recibir atención médica en unidades de aislamiento en centros especializados. Se trata de una condición diferente.

De acuerdo con la información dada a conocer por el propio titular de los CDC, Duncan abordó un avión cuando aún no presentaba síntomas (en los aeropuertos africanos se realiza un escaneo para detectar personas con fiebre, uno de los síntomas de la enfermedad). Las primeras manifestaciones de la patología, que ya ha provocado la muerte a más de tres mil personas en África occidental, se presentaron cuatro días después de la llegada de Thomas, quien finalmente fue internado en el Hospital Presbiteriano en Dallas el 28 de septiembre. Su condición es considerada por los médicos que lo atienden como muy grave.

A partir del diagnóstico se puso en marcha un interesante (e impresionante) dispositivo sanitario para la contención de la enfermedad que se trasmite de humano a humano a través del contacto con los fluidos corporales. Aunque los datos no pueden considerarse de ninguna manera concluyentes por el pequeño numero de muestras consideradas, de acuerdo con una reciente recopilación de Kelly Servick y Jon Cohen publicada el viernes en la sección de noticias de la revista Science, las fuentes de transmisión más importantes en el brote de 2007 en África central expresadas como porcentaje de presencia positiva del virus fueron: leche materna (100), lágrimas (100), sangrado nasal (100), saliva (67), heces (50), semen (50), piel (13), orina (0), vómito (0), sudor (0) y piojos corporales (0).

En una labor semejante a la que realizan los detectives, los servicios de salud en Texas, actuando de manera coordinada con los CDC, han detectado casi un centenar de personas que pudieron tener algún contacto con Duncan. Hasta ahora son 50 las que tuvieron contacto importante con él, 10 de las cuales tuvieron mayor cercanía. Estas personas están en observación y aislamiento. Para dar una idea del nivel del cerco sanitario que se establece, basta decir que alcanzó celebridad en Estados Unidos una persona sin casa que pudo haber tenido contacto con el liberiano y que no podía ser encontrada. Después de varios días de búsqueda, pudo al fin ser localizada.

Aunque algunas personas piensan que el actual brote de la enfermedad producida por el virus del ébola se ha magnificado, y que hay otras patologías (como la malaria) que cobran un mayor número de vidas en el continente africano y se quedan sin los recursos que ahora se invierten en la contención de la patología que aquí se comenta, lo cierto es que se trata de una enfermedad que tiene características especiales y es difícil observarla sólo como un fenómeno mediático.

Es una enfermedad emergente, que surgió relativamente hace muy pocos años (1976) y eso la convierte en un reto, pues apenas se están conociendo sus cualidades y el riesgo que representa ahora y en el futuro. A diferencia de otros padecimientos, no hay métodos de prevención ni tratamientos, lo cual es un gran desafío para la medicina. Desde su surgimiento en la región central de África hasta el actual brote en 2014, el virus ha sufrido más de 300 mutaciones, lo que muestra que es un agente cambiante. También ha dado lugar a fenómenos novedosos. Uno de ellos es que ante la falta de tratamientos efectivos se ensayan en humanos algunas drogas experimentales con el aval de la comunidad internacional, algo impensable en otras condiciones.

Ahora es una patología que por primera es diagnosticada en América. La forma en que llega confirma que el agente puede ser transportado por viajeros que llegan de los sitios distantes en los que se origina. Estados Unidos cuenta con uno de los sistemas de salud más importantes en el mundo y la autoridad sanitaria asegura que se evitará su propagación.

Muy lejos del alarmismo, no es posible dejar de pensar qué pasaría si lo anterior sucediera en una nación o región pobre del continente americano.

Felicidades a José Gordon por el Premio Nacional de Periodismo.