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Manifiestos de impacto ambiental, mero formalismo: investigadores sonorenses

Leyes propician que surjan más Buenavistas del Cobre
 
Periódico La Jornada
Jueves 9 de octubre de 2014, p. 18

Con el marco legal vigente sólo se puede esperar que se multipliquen las Buenavistas del Cobre por todo el país, ya que hay un clima de desarrollo a ultranza, en el que los impactos ambientales muchas veces representan un precio demasiado alto para el crecimiento, señala en un análisis el grupo Nueva Generación de Investigadores del Desierto Sonorense.

El derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre, ácido sulfúrico, arsénico, metales pesados y otros contaminantes de Buenavista del Cobre, subsidiaria del Grupo México, en Cananea, Sonora, muestra los peligros del desarrollo sin vigilancia. Los manifiestos de impacto ambiental constituyen un mero formalismo y no la herramienta para guiar el desarrollo regional y evitar los desastres sociales y ambientales, señalan.

Ante la proliferación de proyectos mineros a cielo abierto, corporativos y multinacionales, que dejan una sombra de desastres ecológicos sobre la biodiversidad mexicana, el grupo, en el que participan los académicos Ben Wilder, Alberto Búrquez y Nemer Narchi, propuso al gobierno replantear la manera en que se desarrolla aquella industria, valorar las consecuencias socioambientales, así como aplicar y revisar las leyes de este ámbito.

Señala que en Sonora alrededor de 20 mil personas quedaron sin agua potable, sin producción, sin recursos económicos y más de 800 mil están en peligro. Los impactos ambientales a largo plazo siguen siendo desconocidos.

En los años recientes, la minería a cielo abierto, amplia, corporativa y multinacional, proyecta una sombra, que es más oscura en la delicada región del desierto sonorense, no sólo por la tragedia ambiental en los ríos Bacanuchi, Sonora y San Pedro, sino también por la proliferación de concesiones mineras, como en el caso de Los Cardones, en la reserva de la sierra de la Laguna, Baja California Sur.

El grupo explica que el desierto sonorense es el más diverso de los ecosistemas de su tipo en América del Norte. Contiene más de 2 mil especies de plantas, mil de abejas y 450 de vertebrados.

Tiene también una íntima relación con el golfo de California, uno de los ecosistemas marinos más productivos del mundo, el cual posee una enorme importancia económica, pues alberga los rebaños vacunos más codiciados, los mayores distritos de riego del país y representa 70 por ciento de la industria pesquera mexicana.

Agrega que la liberalización del sector minero ha llevado a un aumento llamativo de las concesiones. De 2000 a 2010 las empresas mineras nacionales y trasnacionales han obtenido concesiones para 56 millones de hectáreas, un cuarto del territorio mexicano.

Considera que un cambio de paradigma en el que la conservación sea parte integral del desarrollo evitaría desastres ambientales, económicos y sociales. Sin supervisión, la minería, la generación de energía y la recientemente abierta explotación de las reservas de petróleo continuarán minando el patrimonio natural y humano de México. El derrame tóxico que contaminó el río Sonora revela la ausencia de una regulación eficaz y destaca la falsa premisa de elegir entre bienestar humano y ambiente.