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William Brownfield afirma que el camino es largo; tal vez llevará generaciones

Paciencia, pide Washington a mexicanos frente a la creciente violencia en el país

En el debate internacional sobre las drogas, manifiesta que su política es de tolerancia

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 10 de octubre de 2014, p. 16

Nueva York, 9 octubre.

Ante los hechos violentos en Guerrero, entre otros recientes, William Brownfield, encargado de política exterior sobre la lucha antinarcóticos de Estados Unidos, afirmó que hay indicios positivos en México, y en resumen pidió paciencia y ofreció a Colombia como modelo exitoso para el futuro de México.

En conferencia de prensa ofrecida después de su intervención en el debate sobre el control internacional de las drogas en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, el embajador William Brownfield, secretario asistente de Estado de la Oficina sobre Asuntos de Narcóticos Internacionales y Aplicación de Ley, afirmó que ante el gran debate internacional de la política antinarcóticos, la posición estadunidense es de tolerancia de diferentes estrategias, y flexibilidad en la interpretación y aplicación de normas internacionales en torno a la lucha contra las drogas, respetando el amplio abanico de propuestas y estrategias para buscar una manera pragmática entre los polos extremos de estricta prohibición y estricta legalización.

Cuestionado por La Jornada sobre qué le diría al pueblo mexicano ahora, en el contexto de los sucesos recientes en Iguala y la larga lista de muertes y desaparecidos a lo largo de los años recientes, para convencerlo de que se deben mantener las políticas antinarcóticos actuales promovidas conjuntamente por los gobiernos de Estados Unidos y México, Brownfield señaló que el camino es largo y que se requiere paciencia.

Las políticas y esfuerzos sobre drogas toman tiempo. Nos llevó décadas, generaciones, caer en este lío y tomará años para salir. No se puede esperar ver resultados uno o dos años después de que se comience una política.

Sin embargo, afirmó que, en su opinión, en los hechos la situación ha empezando a mejorar en México, pero las estadísticas tienden a estar un par de años retrasadas de la realidad de las calles. Resaltó que la cooperación binacional ha sido de un positivo sin precedente durante los pasados nueve años y eso producirá resultados.

Explicó que en cierto grado, México es víctima de su geografía, entre las zonas de producción de drogas ilícitas y el mayor mercado al norte. Pero, desde 2004 el monto de cocaína consumida en Estados Unidos se ha desplomado 50 por ciento, y se puede suponer que esto tendrá un efecto positivo en México, afirmó.

Enfatizó algunos de los logros recientes en México, sobre todo, trabajando con el gobierno capturamos a El Chapo Guzmán, a quien llamó uno de los criminales más letales en el planeta, entre otros.

Agregó: entonces mi mensaje a los mexicanos que están preguntando cuándo veremos resultados es: creo que ya están sucediendo ahora, y creo que las estadísticas sugieren que las cosas van a mejorar, y que en los años venideros la gente ya va a dejar de hablar de qué tan mal están las cosas para hablar de qué tanto mejor parecen estar.

Añadió: mi modelo para esto es Colombia, que en los 90 enfrentó exactamente lo mismo, la misma situación que en México. Y hoy ya no se está hablando de crisis ahí, sino de una economía en auge, de un proceso de paz para poner fin a un conflicto de casi 50 años, de mayor empleo, de instituciones como la policía nacional que es vista como una de las mejores instituciones del país. Eso es un ejemplo de lo que puede ocurrir. Pero toma tiempo.

En torno al debate internacional sobre las drogas, Brownfield detalló los cuatro pilares que conforman la postura actual del gobierno estadunidense presentada hoy ante la ONU: respeto a la integridad de las convenciones internacionales sobre drogas; aceptar la flexibilidad en la interpelación de éstas, tolerar las diversas políticas antinarcóticos nacionales –aceptando que algunos países serán más estrictos y otros podrían hasta legalizar algunas drogas– y mantener el compromiso de la lucha contra las organizaciones criminales.

En sus comentarios –donde entre lo notable fue la ausencia de la frase guerra contra las drogas, la cual ha sido declarada un fracaso por un creciente coro internacional y nacional–, Brownfield afirmó que el gobierno estadunidense no tiene objeción al cambio, recordando que en la Cumbre de las Américas, hace más de dos años en Cartagena, el presidente Barack Obama dio la bienvenida al debate, al diálogo sobre las políticas antinarcóticos.

Brownfield subrayó que está orgulloso del nuevo enfoque de la política estadunidense dentro de su propio país, que incluye reformas de las penas aplicadas, alternativas al encarcelamiento y mayor apoyo para tratamiento y rehabilitación. Sin embargo, subrayó que si bien hay mayor enfoque sobre el lado de la salud pública de la ecuación, al mismo tiempo no podemos olvidar que hay un lado criminal también.

Comentó que la tolerancia implica una posición más abierta a las diferentes estrategias, y reconoció que el gobierno estadunidense no puede asumir una posición intolerante ante experimentos de legalización como el de Uruguay en el caso de la mariguana, cuando dos estados dentro de Estados Unidos, Colorado y Washington, están haciendo lo mismo. A la vez rechazó lo que llamó los extremos; –los de una posición estrictamente prohibicionista al igual que los que sólo abogan por una legalización de todo. Insistió en que el objetivo es el mismo: reducir el uso y abuso de sustancias tóxicas y, con ello, combatir al crimen organizado que lucra con este mercado.