RAÍZ
Vengo a sembrar
nuestro huerto,
fuente amada;
bebo tu néctar,
como ave
de flor en flor.
En nuestra alegría
nos deleitamos
con nuestros jugos;
entre las sombras,
rayos de estrellas
nos retratan,
¡Oh! Hermosa Luna,
impregnados
de rocío y aliento...
surco y semilla
en las milpas
alumbran al maíz.
AURA
Vuelas como alondra,
nube tarde de lluvia.
Soy aire de filo cortante,
templado en tu fuego;
como águila
voy a tu encuentro,
en las mieles de tu amor,
despierto exhausto. |
TRASCENDER
(tres pasajes)
De igual manera en el Volcán Celeste, frente al Fuego, deliberan y miran que no es nada fácil, de todos los caminos aparecían densas sombras queriendo aplastarlos, pero la luz de un guerrero cruza las montañas y praderas, las aguas se estremecen al sentir su palpitar, las flores sonríen, entonces las águilas en sus ojos destellan la esperanza, han visto el alma del señor Bh’otzangha. A pesar de todos los retos, como hombres guerreros habituados a luchar y a enfrentar la realidad, estaban dispuestos a combatir hasta ofrendar su vida al Cielo y a la Tierra, siempre en sus luchas salían victoriosos, tarde o temprano, pero en este momento las cosas parecía que estaban contra su cultura de vida, por lo tanto no podían perecer en este combate, porque tenían mandatos que cumplir, y si morían desaparecería con ellos una sabiduría, una verdad, una realidad milenaria; es por ello que pasaron mucho tiempo así sentados, pensando en las noches acompañados del fragor de la Brisa, del aliento de la Tierra y del Firmamento. Las sombras de las hogueras danzaban alrededor de ellos. En esas danzas veían a sus abuelos, los sacerdotes, los guerreros que lucharon por ellos para tener una patria, un espíritu de vida, de esperanza.
El Viento susurra alabanzas al Creador; las aves con sus cantos alegres acompañan las Mariposas Blancas que anuncian la venida de nuestros difuntos; estas mariposas ya revolotean a mediados del mes de septiembre; ellas son el espíritu de algunos abuelos, abuelas, niñas y niños, que se adelantan para platicar con las últimas flores, milpas y árboles; agradecen en la Tierra a las familias que encienden el Ocote, para guiar la comunidad celeste que llegará dentro de mes y medio, a disfrutar de sus frutos, los primeros frutos.
Una anciana Mariposa con lágrimas en los ojos dice:
–Gracias Madre Tierra por dar luz a nuestras hermanas Flores y hermano Maíz, en los tiempos de Lluvia; gracias por que nos permites convivir con nuestras familias cada año.
Otro anciano da gracias también:
–Sí, gracias hermano Árbol, madre Milpa, padre Agua, padre Viento, abuelo Fuego, por que aún canta nuestro espíritu, en la semilla de cada uno de ustedes.
–Ya despertaremos de nuestro sueño, entre los cantos de los guerreros Lagartija, Águila, Lobo y Jaguar.
Estas Mariposas Blancas que nos visitan, habitan tras de las estrellas y de la luna; allá en el Volcán Celeste, lugar de guerreros y guerreras, días y noches no dejan de cantar colibríes y el cenzontle, revolotean entre las flores, y dialogan con el alma de los que ya están ahí, iluminando las estrellas. Desde allá, entre los cantos del Agua de las rocas y del Viento, invitan a los que aún vivimos en la Tierra, que nos preparemos para la gran fiesta... |