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American Curios

Qué susto

U

no ya no sabe de qué asustarse más. Los políticos y los medios no se cansan de advertir sobre nuevas y viejas amenazas contra este país, desde el ébola hasta el Estado Islámico; desde los inmigrantes a quienes ahora acusan de ser portadores de uno de estos males, hasta los jóvenes negros que al parecer son tan peligrosos que la policía los mata nada más por, este, pues, por ser jóvenes negros; desde los rusos que otra vez desafían el orden mundial hasta los que se atreven atentar contra la libertad sagrada del mercado.

No por nada el gobierno mantiene una lista negra de aproximadamente un millón de personas a quienes considera sospechosas o amenazas y están bajo vigilancia, según documentos oficiales filtrados y publicados por The Intercept hace unas semanas, además de ese aparato de espionaje masivo de casi todo el planeta revelado por Edward Snowden y periodistas (wikileaks en La Jornada).

Todos los días hay que amanecer con el susto ante tanto enemigo y amenaza. El país más poderoso de la historia vive asustado.

El temor, desde siempre, se ha usado por el poder para justificar políticas de seguridad que incluyen guerras contra enemigos externos o domésticos, indígenas, minorías, inmigrantes, sindicatos, filtradores de secretos, algunos periodistas e incluso para suprimir rebeliones y protestas.

Es lo que justifica leyes y políticas internas donde aproximadamente uno de cada 35 adultos estadunidenses –7 millones– están en prisión o en libertad condicional y donde, no por casualidad, la mayoría –60 por ciento– de los presos son miembros de minorías (uno de cada tres hombres negros enfrenta la probabilidad de estar encarcelado en algún momento de su vida). Todo en nombre de la seguridad, todo en nombre del miedo.

El ébola es el Isis de los agentes biológicos anunciaba el banner en la pantalla de CNN en un segmento sobre la enfermedad la semana pasada. Así, las dos amenazas de la semana se fusionan; ¿la idea era sugerir que hay que bombardear a los países que padecen brotes de ébola? No ayudó la muerte del hombre de Liberia en un hospital en Texas que fue el primer caso tratado en Estados Unidos. Con ello, algunos políticos y medios que trafican con el miedo gozaron al vincular a inmigrantes en el asunto, combinando así tres amenazas.

Un representante federal republicano, Duncan Hunter, denunció que 10 integrantes del Isis (como también se conoce al Estado Islámico) fueron detenidos después de cruzar la frontera mexicana y provocó un escándalo que obligó a las autoridades federales y a la embajada de México a desmentirlo. Sin pruebas, Hunter insiste en su historia. Otro representante federal, Tom Cotton, de Arkansas, advirtió que “grupos como el EI colaboran con cárteles de la droga en México… Ellos podrían infiltrar nuestra frontera indefensa y atacar aquí mismo en lugares como Arkansas”.

En tanto, no faltan los políticos que acusan que el ébola puede infectar a Estados Unidos porque Barack Obama no ha asegurado la frontera. Es críticamente importante emplear cada herramienta, cerrar todo mecanismo, a ellos (los que ingresan por una frontera porosa) y a esa enfermedad y otras enfermedades potenciales que podrían entrar a nuestro país, declaró Scott Brown, candidato republicano de Nueva Hampshire al Senado. Su colega Thom Tillis, que busca llegar al Senado federal, afirmó que los demócratas han fallado a la nación “al no asegurar nuestra frontera… tenemos un brote de ébola y tenemos actores maleantes que pueden cruzar. Tenemos que sellar la frontera…”

No importa que no exista prueba de esto. Se tiene que agradecer que a nadie se la ha ocurrido afirmar que terroristas del EI infectados de ébola están ingresando a este país.

Siempre ha sido políticamente útil presentar a los inmigrantes como amenaza, y no sólo por republicanos conservadores. El gobierno proinmigrante de Barack Obama ha sido el mayor deportador de la historia. En 2013 marcó nuevo récord con 438 mil 421 deportaciones, y con ello se ha superado la cifra de más de dos millones durante esta presidencia. Todo para demostrar su compromiso con la seguridad.

Mientras, otros aspectos de la cultura del temor mantienen vigente la barbarie racista histórica de este país, a pesar de los cambios en las leyes y en otros rubros. Las estadísticas ofrecen un vistazo: hombres jóvenes afroestadunidenses tienen 21 veces más posibilidades de ser ultimados por policías que blancos del mismo grupo de edad (hubo 1217 muertes por disparos de la policía entre 2010 y 2012, según datos oficiales federales), concluye una investigación de ProPublica. Por ello, miles continuaron las protestas en las calles de Misuri este fin de semana.

El 11-S, como todos saben, sirvió de herramienta política perfecta para impulsar políticas militares en el extranjero y control político interno.

Y mientras todos están distraídos ante tanta amenaza y aterrorizados por jóvenes, inmigrantes y más, pocos se enfocan en las amenazas que devastan las vidas de decenas de millones en este país; muchas más que el ébola o el terrorismo. La especulación financiera que llevó a la peor crisis económica desde la gran depresión y dejó sin empleo y vivienda a millones, y que de nuevo amenaza con minar la estabilidad económica mundial, según el propio Fondo Monetario Internacional, no se cataloga como una amenaza a la seguridad nacional.

Los 400 estadunidenses más ricos, según Forbes, consolidan una riqueza colectiva de $2.29 billones de dólares (aproximadamente el equivalente al PIB de Brasil), y buena parte de esas fortunas son generadas por los fondos hedge, o, como se conocen en Argentina, fondos buitres. (www.forbes.com/forbes-400/)

Tal vez esa debería de ser la lista negra de sospechosos.

Esos sí deberían asustar a todos.