Opinión
Ver día anteriorJueves 23 de octubre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Perspectivas complicadas
E

l panorama que se observa es extremadamente complicado. Los terribles sucesos de Ayotzinapa dan cuenta clara de la colusión entre policías y la delincuencia organizada. No son hechos que se circunscriben a una u otra entidad, sino que afectan al país entero en todos sus ámbitos. La prensa internacional ha reconocido que el gobierno federal ha sido incapaz de resolver el problema de la seguridad. El escenario montado para convencer que este gobierno logró en un año lo que las anteriores cuatro administraciones federales no pudieron, se ha desmoronado.

México se está moviendo, pero en un sentido muy distinto al que pregonó el gobierno de Peña. Hemos empezado a exteriorizar lo que siempre hemos sabido: la simbiosis entre quienes nos gobiernan en los diferentes ámbitos –federal, estatal y municipal–, provenientes de los distintos partidos, con los mandos de los grupos delincuenciales organizados. Esta relación grava a empresas y ciudadanos de manera más eficiente que la hacienda pública. Lo que el país pierde pudiera no ser cuantificable con precisión, pero es indudable que es significativo.

A la terrible incapacidad gubernamental para restaurar el estado de derecho en el país, hay que sumar su incompetencia en el manejo del gasto público. En el primer año, pese a presumir que a diferencia de los dos gobiernos panistas ellos sí sabían cómo funcionaban las finanzas públicas, el gasto público estuvo detenido varios meses. En este segundo año de gestión las cosas tampoco han ido bien: la inversión pública prometida no se ha concretado, de modo que de nuevo la palanca del gasto no ha servido para compensar las dificultades externas.

En este frente, como acaba de reiterar el FMI, los resultados del primer semestre para la economía global han estado por debajo de lo esperado, lo que ha provocado que se reduzcan las expectativas de crecimiento para 2014. En los países desarrollados las dificultades provocadas por la expansión crediticia todavía no han sido resueltas. En los países emergentes los impresionantes ritmos de crecimiento experimentados se han reducido, de modo que su contribución al crecimiento global ha disminuido.

En Europa las perspectivas son recesivas. Se prevé que la zona euro crezca apenas 0.8 por ciento este año y 1.3 el siguiente, con resultados recesivos para Italia y de estancamiento para Francia, en tanto Alemania apenas crecerá entre 1.3 y 1.5. En Japón la nueva política del primer ministro Abe enfrenta dificultades que se traducirán en un crecimiento anémico menor a uno por ciento. Estados Unidos parece ser la economía desarrollada de la que se esperan mejores resultados que, sin embargo, generan preocupación por los impactos globales del fin de la política de relajamiento cuantitativo.

En este panorama de riesgos crecientes que pudieran disminuir aún más el dinamismo económico, la línea dura de privilegiar el control de las finanzas públicas y la reducción de la deuda pública en Europa ha provocado que los mercados financieros regresen a los bonos alemanes y estadunidenses, abandonando los de países periféricos europeos, provocando que se incrementen las tasas de interés. En Estados Unidos los republicanos presionan al gobierno de Obama con los mismos argumentos que los halcones alemanes presionan a Francia.

Lo que se observa es que las complicaciones políticas nacionales son reforzadas por las externas, generando un escenario en el que los resultados económicos prometidos no podrán cumplirse. La posibilidad de que el regreso del PRI a la Presidencia trajera mejores resultados económicos, lo que a su vez generaría dividendos políticos a una restauración mayor del dominio político priísta se ha reducido hasta prácticamente desaparecer. La tardanza en encontrar a los desaparecidos de Ayotzinapa, cualesquiera sean sus condiciones, atizará la indignación generalizada. La desconfianza en los partidos aumentará, lo que no augura nada bueno. Queda la esperanza de que los normalistas desaparecidos aceleren una gran transformación.