Opinión
Ver día anteriorViernes 24 de octubre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Astillero

Sí, pero, ¿dónde están los 43?

Aguirre: salida negociada

Abarca, en reserva

Mojica, ganancia chuchista

Dinero

Los nuevos empleos son de ingresos raquíticos

El ombudsman de radio y televisión

Colegiaturas

Julio Hernández López
Enrique Galván Ochoa
Economía Moral

¡Todos somos ayotzinapos! ¡Todos podemos ser 44!

Mitin en El Colegio de México de trabajadores, estudiantes y profesores

México SA

Inversión extranjera cae 66%

Alud, por factores atípicos

Aguirre se va; los chuchos no

Julio Boltvinik
Carlos Fernández-Vega
Penultimátum

Exposición sobre Truffaut

Ruta Sonora

MUTEK 2014

Hell & Heaven

TPOBPAH

Patricia Peñaloza
Emergencia y paliativos
A

yer, tras una jornada nacional e internacional de movilizaciones masivas en repudio al asesinato de tres normalistas en Iguala y la desaparición de otros 43, cuyo paradero se desconoce hasta la fecha, Ángel Aguirre Rivero pidió licencia al cargo de gobernador de Guerrero. Un día antes el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, atribuyó al ex alcalde de esa ciudad, José Luis Abarca Velázquez, y a su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, la autoría intelectual de los homicidios y de los secuestros perpetrados por efectivos policiales municipales y por miembros del grupo delictivo Guerreros Unidos, en una declaración que fue opacada por las manifestaciones realizadas en decenas de ciudades de México y del extranjero.

El Correo Ilustrado

Reflexiona sobre corrupción de la naturaleza humana

V

iolencia y corrupción vienen juntas.

Falló el sistema de toma de decisiones
N

ingún líder lo sabe todo, es un viejo axioma para quienes estudian o se interesan en los procesos de toma de decisiones basados en inteligencia. No es un fenómeno actual, aceptarlo es una virtud del que decide hacerse asesorar por quienes saben más o saben lo último en materias específicas. Es una virtud tan vieja como el conflicto humano.

Tres despachos sobre el aburrimiento
E

l aburrimiento existencial. Éste es el ingrediente esencial del mundo de Bruno Schulz (1892-1942), el primer y el más existencialista escritor polaco. El mundo melancólico, propicio a desintegración en que nada se concreta y todo se des-ata. La dialéctica existencial schulziana (con raíces en Hegel) dicta que la realidad no es nada obvio; es –explica Michal Pawel Markowski– un juego de formas a punto de desintegrarse, que a la vez posibilita todo desarrollo ( Powszechna rozwiazlosc, 2012, p. 59). Todo huele al aburrimiento, experiencia de ser en sí mismo, monotonía que nos encierra, pero que promete que algo nuevo se des-ate y acontezca: me aburro, luego todo es posible (pp. 73-75). También para Emile Cioran, otro gran existencialista, el aburrimiento era fundamental: Sin él yo no tendría una identidad. Igual para Witold Gombrowicz, otro escritor polaco, que como Kirkegaard –sigue Markowski– veía al aburrimiento como algo demoniaco que encerraba uno al mundo y lo abría a un vacío interno ( Czarny nurt, 2004, p. 71). Para todos ellos el aburrimiento desnudaba lo artificial de la existencia; era un vacío sin-sentido y una puerta a un sinfín de posibilidades; una señal de estancamiento y del movimiento por venir. En el monumental –e inacabado– Libro de los pasajes de Walter Benjamin hay toda una sección de notas sobre el aburrimiento; va una: El aburrimiento es una gruesa tela gris con una seda rosa al reverso. Uno duerme envuelto en ella –escribe Benjamin– y cuando despierta comunica sólo el aburrimiento; pero de eso se trata en contar los sueños. Algo parecido ocurre con los pasajes, espacios donde “ (…) la existencia pasa sin mayores acentos, como en un sueño. El ritmo de este sueño (aburrimiento) marca el paso del flâneur” ( Pasaze, 2005, p. 136). Aunque su mirada parece distinta de la de otros existencialistas, Benjamin al final se une a ellos: El aburrimiento es un punto de partida para grandes conquistas (p. 135).

Jorge Carrillo Olea
Maciek Wisniewski*
Iguala nos iguala
M

uchas máscaras están cayendo con la masacre de los seis estudiantes normalistas y la desaparición de otros 43 en Iguala. La primera de ellas es la del Estado mexicano. El mito de que representa a los buenos y a la justicia se ha desmoronado: lo que se devela es una institucionalidad permeada por la delincuencia en todos los niveles, órdenes de gobierno, e instituciones como los partidos políticos y sindicatos. ¿Quién iba a pensar que sería precisamente la izquierda que se dice civilizada la que cobijaría a quienes permitieron la barbarie? La corrupción y la colusión han convertido al Estado en un status sceleris, estado de crimen. O una casa tomada, como el inolvidable cuento de Cortázar.

Hermanos en armas: policías comunitarios y autodefensas
E

l reciente libro de Luis Hernández Navarro: Hermanos en armas: policías comunitarias y autodefensas (México, Para Leer en Libertad AC, 2014, 423 pp.), constituye la investigación periodística más integral, oportuna y lograda sobre un tema que ha adquirido la mayor notoriedad en este México marcado por la violencia delincuencial y del Estado, la inseguridad como forma de vida cotidiana y el despojo neoliberal de trabajo, territorios y recursos estratégicos.

Víctor M. Quintana S.
Gilberto López y Rivas
No nos despierten más

Señor del Génesis y el Viento, Te lo devuelvo todo: La arcilla y el soplo que me diste... Vuélveme al silencio y a la sombra, Al sueño sin retorno, a la Nada infinita... No me despiertes más

León Felipe

¿Q

ué delito cometieron nuestros antepasados, dolorosamente transmitido, cuajado de culpas, lleno de castigos impresos en la memoria. Nuevas huellas repetidas de macabros espectáculos; Ayotzinapa. Seres desvalidos, condenados sin culpa por el azar a vida enferma y muerte prematura? Hermanos promotores de sentimientos solidarios que al desfallecer consiguen despertar la conciencia nacional dormida a impulso de indecible terror. Locos y convulsos se echan en los brazos, unos de otros, en demanda de socorro, llorando a mares y diciendo a gritos: ¡Ya, por favor, Justicia! Mientras, seguimos probando la hiel de trágicas destrucciones. Los protagonistas, los pobres. Situaciones traumáticas quedan en la memoria y al repetirlas nulifican el impacto de la anterior.

José Cueli