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Indígenas de la isla de Pascua comparten secuencias de ADN con nativos americanos, según estudio

Polinesios llegaron a Sudamérica mucho antes que los europeos

Dos grupos de descubrimientos sugieren que los habitantes de esa zona tuvieron contacto con sudamericanos, que habían establecido el asentamiento más elevado del mundo en la Edad de Piedra

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Una vista de las estatuas de Moai en Ahu Akivi, en la Isla de Pascua, 4 mil kilómetros al oeste de Santiago de ChileFoto Reuters
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 28 de octubre de 2014, p. 2

La gran migración global de los primeros humanos fuera de África llegó mucho más lejos y más alto de lo que se pensaba.

Así lo indican dos grupos de descubrimientos que sugieren que los habitantes de la Isla de Pascua, en el Pacífico, tuvieron contacto con pobladores de Sudamérica, quienes a su vez habían establecido el asentamiento más elevado del mundo en la Edad de Piedra.

El prolongado e intenso debate sobre si los polinesios lograron cruzar por completo el Pacífico y desembarcar en América es apoyado por un estudio genético de los indígenas de la isla de Pascua, el cual halló que comparten secuencias de ADN con indígenas americanos. Esto sugiere que hubo estrecho contacto entre ambas poblaciones.

Entre tanto, en un estudio separado, arqueólogos que trabajan en el sur de los Andes peruanos han desenterrado los restos de un asentamiento humano casi a 4 mil 500 metros sobre el nivel del mar. Esa altitud debió de estar en los límites físicos de la supervivencia humana y de la capacidad de las mujeres para tener hijos, señalaron los científicos.

Los arqueólogos estiman que el enclave, que incluye un refugio de piedra decorado con arte rupestre, estuvo ocupado hace unos 12 mil años, en el curso de los primeros dos mil años de la llegada de los primeros humanos a Sudamérica desde Norte y Centroamérica.

Vivir a tal altitud debió de ser difícil por las frías temperaturas, la alta radiación solar y las bajas concentraciones de oxígeno. Pero la evidencia, que incluye herramientas de piedra para destazar animales, sugiere que el sitio estuvo ocupado durante largos periodos.

No sabemos si la gente vivía allí todo el año, pero tenemos la fuerte sospecha de que no sólo iba a cazar por unos días y después se iba, señaló Sonia Zarrillo, de la Universidad de Calgary, en Canadá, una de los autores del estudio, publicado en la revista Science. Es posible que hubiera incluso familias viviendo en esos sitios, porque encontramos evidencia de una variedad de actividades.

Si bien se acepta que América fue colonizada por gente que cruzó de Asia en un puente de tierra hacia Alaska, algunos científicos han sugerido que hubo una segunda colonización desde el este, de polinesios que tenían experiencia en navegar largas distancias en canoas de doble casco. Dos estudios posteriores, publicados en la revista Current Biology, dan sustento a esta polémica hipótesis.

Descubrieron vínculos genéticos entre los habitantes nativos de Rapanui –la isla de Pascua– y la población indígena de Sudamérica. Esto sugiere que hubo contacto y cruzas entre la remota isla del Pacífico y la tierra firme americana mucho antes de la llegada de los primeros europeos.

Anna-Sapfo Malaspinas, del Museo de Historia Natural de Dinamarca, y colegas analizaron el ADN de 27 nativos de Rapanui y descubrieron que sus genomas en promedio son 76 por ciento polinesios, 8 por ciento nativos americanos y 16 por ciento europeos.

Componente mucho más antiguo

Sin embargo, análisis posteriores mostraron que si bien el linaje europeo se puede explicar por el contacto con europeos blancos después de que la isla fue descubierta en 1722 por marinos holandeses, el componente sudamericano es mucho más antiguo, pues data de entre 1280 y 1495, aproximadamente, poco después de que la isla fue colonizada por primera vez por los polinesios, alrededor del año 1200.

Esto sugiere que nativos sudamericanos habían navegado hacia el oeste a Rapanui, o que los de Rapanui continuaron navegando al este hasta Sudamérica, y después de algún modo hicieron el viaje de regreso a la isla, a casi 4 mil kilómetros de distancia. Todos los viajes hechos intencionalmente al este desde Rapanui llegaban al continente americano tras una navegación que tardaba entre dos semanas y dos meses, aproximadamente. El viaje de regreso parece más desafiante, comentan los científicos.

Si bien esta travesía era más difícil, podría explicar por qué el camote, planta nativa de Sudamérica, era cultivada y usada como alimento en toda Polinesia desde mucho antes de la llegada de los primeros europeos, expresaron.

En otro estudio, el profesor Eske Willerslev, del Museo de Historia Natural de Dinamarca, descubrió que el ADN de dos antiguos cráneos hallados en Brasil –de los indígenas botocudos– tienen antecedentes claramente polinesios, sin secuencias de ADN que puedan describirse como exclusivas de nativos americanos.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya