Opinión
Ver día anteriorJueves 13 de noviembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Astillero

¿Hacia dónde?

Protestas sin salidas

El ‘‘momento’’ de la sociedad

Desilusión o radicalización

Dinero

Transferencia de mansión y cancelación de impuestos

El índice de la prosperidad

Reforma laboral sin resultados

Julio Hernández López
Enrique Galván Ochoa
México SA

Economía en riesgo

FMI: palo y zanahoria

Otro jacal en Las Lomas

Ciudad Perdida

La captura del matrimonio Abarca

La versión oficial, verdad sospechosa

El montaje en Iztapalapa

Carlos Fernández-Vega
Miguel Ángel Velázquez
Navegaciones

Buen fin de régimen

La Muestra

Güeros

Pedro Miguel
Carlos Bonfil
Acteal: consagración de la impunidad
L

a primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) decidió ayer liberar a tres de los cinco indígenas tzotziles que permanecían presos en el penal de El Amate, desde hace casi 17 años, por su participación en la masacre de Acteal, por considerar que las investigaciones realizadas en su momento por la Procuraduría General de la República (PGR) y las corporaciones policiacas locales fueron manipuladas, y tras haber documentado diversas violaciones al debido proceso de los inculpados. Así, del total de encarcelados por la masacre de 45 indígenas, el 22 de diciembre de 1997, sólo dos permanecen en prisión, y no parece descabellado que pudieran tener un destino jurídico similar al de los tres que fueron excarcelados ayer.

El Correo Ilustrado

Perspectiva de género para el caso Iguala

L

as y los asistentes al XXI Coloquio Anual de Estudios de Género manifestamos nuestra indignación ante los sucesos ocurridos en Iguala, Guerrero, en septiembre pasado en los que 43 estudiantes fueron desaparecidos, y tres más fueron brutalmente asesinados.

Responsabilidad compartida y tranquilidad social
H

oy día México tiene un debate profundo en relación con los problemas derivados de la inseguridad, el desempleo, la pobreza, la desigualdad y la crisis profunda que afecta a grandes grupos de la industria, el campo, los servicios y la población. Los graves cuestionamientos, las dudas generalizadas, la falta de certidumbre respecto del rumbo de la nación, vienen a impactar más el estado de ánimo y el optimismo de los mexicanos. En este momento, y hoy más que nunca, se requiere retomar el rumbo, volver al respeto y la democracia, obligar a que la justicia se aplique objetiva y limpiamente, terminar con la impunidad y la corrupción que tanto daño han hecho a la imagen de nuestro país, dentro y fuera del mismo.

El dolor y el fuego
M

éxico está inmerso en una profunda y desconocida crisis que toca a las instituciones del Estado, a la economía, a la vida pública como tal, pero sobre todo al modo como se relacionan y articulan las autoridades y la ciudadanía. Esta situación viene de lejos, incubándose en los cambios erráticos o inconclusos de los años recientes, en la autocomplacencia del poder que no se refleja en el espejo de la realidad, en el vacío de un ciego reformismo que trastoca el modo de ser del país pero no lo mejora, en el abandono ideológico y práctico del interés nacional como fundamento del proyecto de las mayorías.

Napoleón Gómez Urrutia
Adolfo Sánchez Rebolledo
El crimen de Estado y las buenas conciencias
I

guala no es el Estado mexicano, así responde iracundo y tajante el procurador general de justicia del país frente a un reportero que le pregunta sobre el sentir general de que nos encontramos frente a un crimen de Estado cuando no hay respuestas ciertas ante la desaparición de 43 estudiantes y el asesinato y tortura de otras seis personas más. El procurador está muy cansado e irritable, le molestan las preguntas necias: ¿acaso no entendió?, es claro que después de 42 días de una muy agotadora búsqueda –dice– hemos logrado finalmente encontrar a los verdaderos culpables directos, tres miembros del último peldaño de la banda criminal. Para demostrarlo ellos escenifican en un burdo montaje –montado muy especialmente para la opinión televisiva– que todo sucedió así nomás, que ellos no saben por qué, ni para qué, ni quiénes fueron, pero que allí los apilaron, que allí los mataron, que allí los aventaron y que allí los quemaron y que ahora no queda nada, ninguna prueba real, ni vestigio comprobable de 43 jóvenes dignos y vivos que subieron a las patrullas los policías, último dato documentado. ¿Por qué, entonces, insistir en que es un crimen de Estado, cuando sólo es un crimen de los criminales comunes y corrientes?

El Muro de Berlín, un símbolo
L

a caída del Muro de Berlín, hace 25 años, no fue espontánea. Se venía gestando desde muchos años antes, por lo menos desde la invasión soviética a Hungría en 1956 y, sobre todo, a Checoslovaquia en 1968. La raíz del problema se encuentra en la formación de la burocracia como una especie de nueva clase social en la URSS, una categoría social que se apropió el Estado y que, si bien no obtuvo ese poder de los ingresos privados de una economía estatizada ni podía vender las empresas estatales, usufructuaba los beneficios de éstas y de su administración y gestión que, muy probablemente, dado el ambiente de corrupción existente e innegable, capitalizaba para su provecho personal. Las mafias rusas, por ejemplo, y que ahora son famosas por su fuerza económica, no surgieron ni podían surgir por generación espontánea a los pocos meses del vuelco al capitalismo de la URSS. Se fueron haciendo de privilegios poco a poco hasta convertirse en verdaderos oligarcas. Putin, quien había sido el director del Servicio Federal de Seguridad en el gobierno de Yeltsin, sabía muy bien lo que ocurría en el seno de la nomenklatura, y en 2001 declaró que la población rusa no había sido indiferente al comportamiento de esos oligarcas que, tras repartirse los bienes del Estado, dirigían sus avionetas cargadas de fulanas (blyad) hacia la Costa Azul. Y así era: la burocracia se repartía, primero, los beneficios de las empresas estatales, y luego, los de la venta de éstas a particulares. Muy parecidos fueron los casos de Polonia, la antigua Checoslovaquia y, en general, del resto de los países del Este, incluyendo obviamente a la República Democrática Alemana, que era cualquier cosa menos democrática.

Tatiana Coll
Octavio Rodríguez Araujo
Nazis en Estados Unidos
A

veces descubrimos algo de nuestro pasado que nos sorprende o, cuando menos, nos confirma algo que sospechábamos. En Estados Unidos (y otros países, incluyendo Canadá, Australia y Argentina), no pocos ciudadanos se han enterado de algo que los incomoda mucho: que sus padres, quienes creían que habían salido de Alemania como refugiados políticos tras la Segunda Guerra Mundial, en realidad habían participado activamente en el movimiento nazi.

¿Cuál es el móvil?
L

a exigencia de los padres de familia para que regresen vivos a los estudiantes de Ayotzinapa o que el procurador presente evidencia científica del destino de sus hijos, resuena con firme eco de indignación por todo México y el mundo. También entre los millones de mexican@s que han tenido que emigrar por el neoliberalismo, incapaz de generar empleo y bienestar, pero además porque la migración forzada está repleta de riesgos, desiertos y fosas clandestinas. Para la Red Mexicana de Líderes y Organizaciones Migrantes (RED) existe responsabilidad federal por omisión desde el momento en que el Ejército mexicano estuvo al tanto de los sucesos el día del ataque a los estudiantes en Iguala, mientras el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FRENTE) exigió al gobierno de Estados Unidos asumir su responsabilidad, “por ser el mayor consumidor de drogas, por surtir armas a los criminales mexicanos y por sus políticas neoliberales…” (La Jornada –LJ– 9/11/14).

Miguel Marín Bosch
John Saxe-Fernández
El muro de Berlín y la fantasía anticomunista
E

n las últimas semanas hemos presenciado un despliegue extraordinario de la mafia mediática imperialista que machaca la caída del Muro de Berlín como el fin del comunismo. Aunque el clavo final al ataúd de la Unión Soviética fue puesto el 25 de diciembre de 1991, se ha instalado la percepción de la caída del muro como el principio del fin de aquel magno primer experimento de liberación humana iniciado por el Partido Bolchevique en 1917.

ángel Guerra Cabrera