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De nuestras Jornadas

Distintas realidades

E

n una escalada cuyo final es indistinguible, pues no se ve cómo podrá el gobierno federal resolver el gravísimo conflicto de Atzoyinapa, los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se celebran en la entidad han servido de vitrina nacional e internacional para contrastar la dolorosa realidad del país.

No obstante que la justa deportiva se defiende sola por su propia naturaleza, es buen pretexto para hablar de concordia y sirve de marco a las autoridades para hacer llamados a la paz y la tranquilidad, también es en buena medida una prueba de fuego para el gobierno estatal en lo que hace al manejo de las distintas vertientes de la crisis local.

En días previos a la inauguración del pasado viernes, las expresiones estudiantiles de reclamo de justicia y presentación con vida de los muchachos de la normal de Atzoyinapa alcanzaron preminencia en el ámbito estatal por la realización casi cotidiana de marchas y plantones en Córdoba, Veracruz, Coatzacoalcos y, por supuesto, Xalapa.

En la capital incluso se dio una réplica de lo que aconteció en Palacio Nacional, cuando el portón metálico del palacio de gobierno fue rociado con gasolina e incendiado por jóvenes encapuchados, sin que la cosa pasara a mayores. A este incidente se sumaron, el sábado, el incendio y la destrucción en el edificio del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional y el simbólico derribo del busto del ideólogo del tricolor, Jesús Reyes Heroles.

Mientras las competencias deportivas transcurren hasta ahora de forma normal, estudiantes de la Universidad Veracruzana (UV) se deslindaron del ataque a la sede del PRI y aseguraron que hay testigos de que personal de ese partido, sospechosamente, sacó cajas de documentos dos horas antes del conato de fuego.

Cobijada por alumnos del Instituto Politécnico Nacional, la Universodad Nacional Autónoma de México, de la Preparatoria 4 y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, el Comité de Interfacultades de la UV expresó su respeto a la multiplicidad de formas de lucha y manifestación, pero pidió tomar distancia por la forma extraña en que ocurrió el incendio. Afirmó que en ese momento los manifestantes estaban pintando un mural y preparando la cena para recibir a estudiantes foráneos.

Hasta la fecha ha campeado la prudencia. Tanto el gobierno estatal como los municipales de Xalapa y Coatzacoalcos han decidido no levantar cargos por los daños al inmobiliario público, y la actuación de las fuerzas de seguridad ha sido discreta y sin estridencias. Ojalá las cosas sigan así.