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Quentin Tarantino amenazó con retirarse, luego de mostrar a empresarios su nuevo filme

No creo que uno deba permanecer en escena hasta que el público ruegue que te bajes

Me quedan dos cintas aún; me gusta pensar que dejaré una filmografía de 10 películas, afirma

The Independent
Periódico La Jornada
Martes 18 de noviembre de 2014, p. a10

Fue tal el clamor entre ejecutivos cinematográficos para pre adquirir el nuevo filme del iconoclasta director Quentin Tarantino, The Hateful Eight, la semana pasada, que, según se dijo, un grupo de éstos llegó a ofrecer a los promotores del director un vaso de sangre para mostrar su fatal ansiedad.

Pero tal vez el clamor se hizo más feroz cuando el director de 51 años amenazó, no por primera vez, con retirarse.

La película, que protagonizarán Channing Tatum y Samuel L Jackson, será la octava de Tarantino y ahora tal vez la antepenúltima.

No creo que uno deba permanecer en escena hasta que el público le ruegue que se baje, declaró el director al auditorio en el American Film Market (AFA), de Santa Monica, California. Después de ésta me quedan dos. Me gusta pensar que dejaré una filmografía de 10 películas. No está grabado en piedra, pero es el plan.

En plena forma

No es el caso de un niño prodigio avejentado que haya prolongado su buena recepción y quiera irse antes de que comience a hacer el ridículo. Al menos en términos de taquilla, Tarantino está en plena forma. Su cinta más reciente, Django Unchained (2012), ha sido la más exitosa a la fecha, con ganancias de más de 400 millones de dólares en cines de todo el mundo.

Tampoco se ve afectado por reseñas negativas. Sigue siendo favorito de los críticos, que aman su ironía, su formidable conocimiento de la cultura pop y de la historia del cine, su maestría para el diálogo y su manera a la vez sutil y repulsiva de coreografiar la violencia en todas sus películas.

Tal vez tiene la visión de ser un pistolero que cabalga hacia el ocaso, como el pequeño Alan Ladd en la escena final de Shane. Si se detiene ahora, su mística se preservará. Se mantendrá para siempre en la memoria popular como el joven bocón que dio una fuerte sacudida a la industria fílmica a principios de la década de 1990 con Perros de reserva y Tiempos violentos.

En un plano más desalentador, parece que Tarantino, consumado genio cibernético, se está desencantando del cine de la era de Internet. Se molestó mucho cuando se filtraron en línea copias del argumento de The Hateful Eight. (En el AFM, los distribuidores que querían leerlo tuvieron que hacerlo en las oficinas de los patrocinadores de la Weinstein Company.)

Tampoco está contento con que las películas sean filmadas y distribuidas casi por completo en forma digital. Cuando era un joven dependiente en una tienda de videos, todavía había la sensación de que había algo sagrado y secreto en el cine. Las películas eran de celuloide; los cinéfilos tenían que trabajar muy duro para ver filmes poco conocidos y construir su base de conocimientos. Ahora todo mundo sabe todo.

Si queremos averiguar sobre los spaghetti westerns de Sergio Corbucci o las películas de crimen de Fernando Di Leo, Wikipedia le dirá todo lo que necesita saber y probablemente las compremos en Amazon con entrega al día siguiente. Todo es para bien, pero significa que la devoción jesuítica que los cinéfilos necesitaron alguna vez ya no importa gran cosa.

Fácil financiar sus películas

Tradicionalmente, los directores iconoclastas de Hollywood no tienen oportunidad de escapar del sistema; más bien éste los escupe. En la parte final de sus carreras, cineastas como Sam Fuller y Orson Welles sencillamente no encontraban patrocinadores. En contraste, a Tarantino nunca le había sido más fácil financiar películas. Cuando distribuidores extranjeros hacen fila para comprar su cinta más reciente sin haberla visto, bien puede uno representar el papel del visionario incomprendido en el desierto.

Sin embargo, existe una buena razón por la que no parece probable que Tarantino cumpla su amenaza. Los Weinstein, con quienes su carrera tiene una vinculación tan íntima, no lo dejarán. No quieren que su gallina de los huevos de oro deje de ponerlos tan pronto.

Además, en términos fílmicos, Tarantino es todavía un novato. El pionero Allan Dwan, que saltaba de un género a otro y era un Tarantino en su día (1885-1981), hizo más de 400 películas. El maestro portugués Manoel de Oliveira sigue trabajando a los 105 años de edad. Retirarse apenas pasados los 50 años de edad, cuando sólo se han filmado 10 cintas, sería derrotista en extremo.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya