Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 23 de noviembre de 2014 Num: 1029

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

La sangre de Antígona,
de México a Madrid

Alessandra Galimberti

A la sombra del paraíso
Edgar Aguilar entrevista
con José Luis Rivas

En la cima del
Mönchsberg

Marco Antonio Campos

París, centro del arte
Vilma Fuentes

Toulouse-Lautrec,
el pintor poeta

Germaine Gómez Haro

Pintores en el cine
Ricardo Bada

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
De Paso
Ricardo Yáñez
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Perfiles
Mariángeles Comesaña
Cinexcusas
Luis Tovar


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Jorge Moch
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Perlas en el fango

A veces, a pesar de violencia, cerrazón, prepotencia, corrupción, fanatismo religioso y el falso proselitismo de abundancia del mercachifle que en todos lados asoma, la televisión ofrece sorpresas. Sin mucha estridencia hbo anunció hace algunas semanas el lanzamiento de una serie documental que por vez primera se haría enteramente en suelo mexicano. La serie empezó a transmitirse en noviembre. Seis documentales, uno cada lunes, de aproximadamente una hora de duración, realizados por seis directores distintos, mexicanos o vinculados estrechamente a México. La miniserie, que repite durante diciembre, se llama Héroes cotidianos y es, en términos de tradición televisiva y de pulcritud de factura, todo un suceso. Porque para empezar, a diferencia de lo que podríamos esperar de la exitosa cadena hbo, que suele ofrecer en sus narrativas piezas de género negro – y bendita sea por ello– esta serie documental hace énfasis en la poco común veta de bondad que nos queda a los mexicanos, demasiado a menudo sepultada bajo gruesas capas de inmundicia.

Por muchos años hemos escuchado que los mexicanos somos solidarios, aunque basta escuchar la polarización de la polémica que rodea cualquier marcha de protesta para dejar en el aire muchas preguntas al respecto. Héroes cotidianos, sin embargo, logra rescatar, en escenarios de crudeza apabullante, algunas virtudes que debemos atesorar y sí, la solidaridad es quizá la más contundente.


La cosecha

Esos escenarios son tan variados como lo exige nuestra geografía: desde la árida Baja California hasta la exuberancia tropical de Veracruz. Del ambiente barriobajero de las pandillas hasta la pureza casi edénica pero terriblemente cruel de la sierra Huichola. Un denominador común de prácticamente todos los directores es el haber sido laureados con un Ariel al inicio de sus carreras.

La mexicana Alejandra Sánchez dirigió El cometa, episodio inaugural de la serie. Sánchez saltó a la fama con Bajo Juárez (2006), que codirigió con José Antonio Cordero, tajante documental sobre los feminicidios en México y la violencia de género. El cometa sigue las andanzas de dos maestros retirados que llevan en un camión escolar un inusitado observatorio astronómico a comunidades remotas y marginadas de la península bajacaliforniana.

La cosecha fue el segundo capítulo, bajo la batuta de Juan Carlos Rulfo, de larga trayectoria como documentalista (su Del olvido al no me acuerdo es una estupenda metáfora audiovisual de la ausencia en la obra literaria de su padre), y arroja una mirada al proyecto filantrópico de Enrique Lomnitz que lleva agua a comunidades que no la tienen, en Xajay, Hidalgo, y las estribaciones de la sierra entre Jalisco y Zacatecas, con el pueblo Huichol.

Ernesto Contreras, el laureado director jarocho (Párpados azules, 2007) dirigió la tercera emisión, Las patronas, donde recoge los esfuerzos puramente solidarios de un grupo de mujeres en Veracruz que auxilian con alimento y agua a migrantes centroamericanos. La sevillana Mercedes Moncada dirigió Los invisibles, también sobre el tema de los migrantes que se vuelven transparentes por el desprecio, el clasismo, el racismo, los nacionalismos súbitos y sobre todo la indiferencia y la ignorancia que todo ello acuñan. Le sigue la pieza de Everardo González Reyes (nacido en Colorado, eu, en 1971), quien ganó en 2004 el Ariel a mejor largometraje documental con su primera película, La canción del pulque. Everardo dirige La pandilla, donde aborda cómo los jóvenes son rehabilitados en ambientes hostiles y violentos por aquellos que pudieron percatarse por vivencias propias de la senda autodestructiva de los grupos delincuenciales. Cierra la serie Los topos, de Lucía Gajá, quien rescata del olvido a esos valientes que son rescatistas voluntarios en terremotos, ya famosos en todo el mundo, y que nacieron ante la parálisis gubernamental del gran sismo de 1985 que arrambló Ciudad de México. Gajá dirigió Mi vida adentro (2007) y el cortometraje Soy, que obtuvo Ariel de plata en 2005.

En medio de la atmósfera de crispación exacerbada que vivimos y ante la total ausencia de iniciativas reales y críticas de divulgación de los atisbos de bondad que nos queden, Héroes cotidianos es una serie televisiva atípica, no sólo para aprender y documentar, sino para mucho agradecer. Por la buena calidad de su confección y por la nitidez y bienaventuranza de un contenido fedatario de que, como dice una de las entrevistadas en una escena conmovedora, todavía hay “gente buena en el camino.”