Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 23 de noviembre de 2014 Num: 1029

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

La sangre de Antígona,
de México a Madrid

Alessandra Galimberti

A la sombra del paraíso
Edgar Aguilar entrevista
con José Luis Rivas

En la cima del
Mönchsberg

Marco Antonio Campos

París, centro del arte
Vilma Fuentes

Toulouse-Lautrec,
el pintor poeta

Germaine Gómez Haro

Pintores en el cine
Ricardo Bada

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
De Paso
Ricardo Yáñez
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Perfiles
Mariángeles Comesaña
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Ricardo Yáñez

Don For

No creo haber conocido persona más paciente que don Fortunato Díaz, quien a sus aproximadamente tres cuartos de siglo recibirá, me dice con orgullo y a la vez desparpajo, su título como licenciado en actuación. “Ya para qué”, comenta, “pero bueno...”, mientras me da un aventón en su muy reluciente jetta azul. Jubilado de Teléfonos de México, mucho tiempo ha que el gusanito del teatro le picaba, hasta que se decidió, y convirtió el jardín interior de su casa –que posee otro al frente, con un frondoso granado, en mi recuerdo siempre frutecido– en lo que denominó Patio Teatral Aída. “Le tenía que poner el nombre de mi esposa, si no así me va”, bromea. La desaparición de ese jardín le costó que sus nietas le asestaran:  “Asesino de árboles”. Ni modo, pero el local ya cumplió como quien no quiere la cosa sus quince años. Ahí don For ha escenificado obras de Alejandro Aura, José Rubén Romero, Bruno Traven y Alejandro Casona, entre otros; en ese foro se han presentado libros, programado conferencias, cursos, talleres, recitales musicales... Ignoro a qué edad le dio por dibujar telas para bordado. ¿Su marca?, La Negrita. Cuenta que una vez visitó la Casa Azul de Frida y Diego y que le dio enorme gusto encontrarse sus  dibujos bordados, acaso, por qué no, sonríe, por la propia pintora.