Opinión
Ver día anteriorMartes 25 de noviembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Violencia en el país

Orden con fuerza

Dislate policial

L

os jueces de la pluma justa no tardaron demasiado en lanzar sus condenas en contra de quienes se han manifestado en desacuerdo con el gobierno federal. Eso sí, para que no les pese tanto la conciencia aseguran, por ejemplo, que quienes tienen derecho a protestar públicamente son los padres de los 43 desaparecidos en Iguala, pero nadie más.

Y lo peor de todo es que con sus sentencias logran que mucha gente pierda de vista los motivos de la indignación. ¿Será que la idea parte de la necesidad de hacer que los padres de los estudiantes desaparecidos pierdan apoyo social y de esa manera se les vaya marginando para después calificarlos de un grupo de locos que exigen justicia, y que en su exigencia molestan la vida tranquila de los otros?

No se trata de justificar la violencia, pero tampoco de negar su origen, y en este caso el origen, y deben admitirlo ya, es el modelo de gobierno que ha fallado en su estructura. Negarlo no sirve de nada, por el contrario, el legítimo uso de la fuerza cada vez responderá con mayor fiereza a los actos a que obligan los errores de gobierno, y cada vez serán más violentas las manifestaciones contrarias a esa forma de poner orden y mayor la represión, hasta que ese intercambio, por decirlo de alguna manera, se convierta en espiral ascendente que a nadie conviene.

En la ciudad de México, para su gobernante, Miguel Ángel Mancera, ha sido muy difícil mantenerse aislado de la violencia del crimen organizado, pero no es posible frenar la inmensa ola de protestas, hoy por una causa, mañana por otra, que genera el mal manejo de los problemas del país. Por eso es muy importante hacer notar que la policía vigiló a distancia las marchas de la semana pasada, y por ello, porque la represión no tiene justificante, es que las palabras del jefe de la policía en la capital, Jesús Rodríguez Almeida, provocan, más que terror, enojo, furia.

Tal vez lo que requiere Rodríguez Almeida es que alguien le explique que las macanas no ponen orden. El orden se impone cuando hay empleo, cuando la seguridad social se cumple a cabalidad, cuando la gente puede transitar a cualquier hora del día o la noche sin temor a ser ultrajada por algún delincuente, cuando hay honestidad en las elecciones y cuando la ley no sólo alcanza para quienes la pueden comprar, entre otras cosas; pero con el tolete no se pone orden, se impone el terror.

Y es que si el jefe de la policía piensa que el orden se tiene que aplicar a toletazos y puntapiés, tendrá que prepararse para imponerlo todos los días, a cada hora.

Qué bien que Rodríguez Almeida felicite a sus policías, qué mal que lo haga frente a una problemática tan profunda y severa como la que se vive ahora, por que hasta parece burla para los que tienen que sufrir los crímenes de otros uniformados.

De pasadita

La exigencia del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas de que el chuchismo desaparezca del PRD antes de que los chuchos desaparezcan al partido, tal vez llegó tarde. No aparece por ningún lado la posibilidad de que Nueva Izquierda rechace el poder que ahora detenta, y para que no se pueda pensar lo contrario, ahora busca establecer un nuevo pacto, cuyo único beneficiario será Enrique Peña Nieto, que necesita más que nunca sobrevivir a la crisis que se le presenta y para la que aparentemente no tiene respuesta. Lo peor es que el PRD de hoy, más que tablita de salvación, sería una piedra en el cuello que lo hundiría más en el descrédito. Ya hablaremos de esto.