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Padece grave crisis alimentaria; se requieren políticas públicas adecuadas: Daniel Lieberman

En riesgo, la etnia tarahumara por su estilo de vida precario: experto

Por primera vez se realizan en la zona urbana de Chihuahua las tradicionales carreras de bola y ariweta

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Tarahumaras corrieron por más de 15 horas en la tradicionales carreras indígenas de bola y ariweta que por primera vez efectuaron en la zona urbana de la ciudad de ChihuahuaFoto Miroslava Breach
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Este domingo también corrieron mujeres indígenas, la mayoría jóvenes y adolescentes, quienes desplegaron su esfuerzo para recorrer 36 kilómetros, trayecto durante el cual fueron lanzando un pequeño aro de metal cubierto de tela, con apoyo de un bastón de madera fresca, cortada de los pinos de la sierra tarahumaraFoto Miroslava Breach
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 8 de diciembre de 2014, p. 37

Chihuahua, Chih.

Sin políticas públicas adecuadas para atender las condiciones especiales de los indígenas tarahumaras, ese grupo étnico y sus costumbres ancestrales están condenados a desaparecer, sostuvo Daniel Lieberman, especialista en antropología y biología humana de la Universidad Harvard.

El experto en evolución humana acudió ayer a la presa El Rejón, en esta ciudad, donde un numeroso grupo de tarahumaras corrió por más de 15 horas en la tradicionales carreras indígenas de bola y ariweta, que por primera vez se realizan en la zona urbana de la capital del estado y fueron documentadas por el científico.

Desde hace dos días, los mejores corredores de la sierra tarahumara, muchos participantes de los maratones más importantes del mundo, se concentraron en la ciudad de Chihuahua para que los equipos varoniles de carrera de bola de Urique y Guachochi compitieran en la carrera de bola 130 kilómetros durante más de 15 horas, en las que sólo ingieren pinole, alimento tradicional de la etnia.

A lo largo del trayecto, los corredores calzados con huaraches de tres hoyos, elaborados con pedazos de caucho de llantas de desecho y correas de piel de vaca, empujan una pequeña pelota de madera dura, tallada especialmente para la competencia, previamente velada y bendecida por Onrúame, el dios creador de los indígenas.

Carrera de 36 kilómetros

Este domingo también corrieron mujeres indígenas, la mayoría jóvenes y adolescentes, quienes desplegaron su esfuerzo durante horas para recorrer 36 kilómetros, trayecto durante el cual van lanzando un pequeño aro de metal cubierto de tela, con apoyo de una especie de bastón de madera fresca, cortada de los pinos de la sierra tarahumara.

El esfuerzo de los corredores indígenas fue registrado por el investigador Lieberman, autor del libro Historia del cuerpo huma- no, y del best seller Nacidos para correr, quien desde hace años se interesó en la estructura osea y muscular de los tarahumaras, considerados entre los mejores corredores de fondo a nivel mundial.

Me apasiona saber cómo evolucionaron para correr; toda la especie humana ha corrido desde hace miles de años para cazar. Los tarahumaras cazaban animales únicamente corriendo detrás de ellos hasta cansarlos, expuso Lieberman.

Sabemos que grupos nativos de América del Norte, Centro y Sudamérica fueron famosos por correr, pero muchas personas de esos grupos perdieron la tradición; los tarahumaras siguen conservando su ancestral forma de correr, agregó.

El especialista en antropología y biología humana sostuvo que las condiciones de vida rudimentaria en la que siguen inmersas las comunidades indígenas de la sierra Tarahumara es una de las razones fundamentales para que sus integrantes mantengan esa impresionante condición física que les da la resistencia para correr largas distancias durante horas.

Ellos no son grandes corredores porque sean especiales, sino que nosotros somos malos corredores. Ellos son normales; los malos somos nosotros, creo que podemos aprender mucho de ellos, Todos nosotros podemos ser tarahumaras, pero eso significa vivir de una manera distinta, planteó el especialista.

Subrayó que la vida moderna trastocó la vida y los hábitos sanos de las personas. Usamos zapatos con todo tipo de materiales, nos sentamos en sillas, utilizamos elevadores, manejamos automóviles, no hacemos mucha actividad física, y el resultado es que nuestros cuerpos son muy diferentes a como debeerían.

Lieberman advirtió el riesgo que representa para las poblaciones de la sierra Tarahumara el cambio en los hábitos alimentarios, el consumo de comida procesada con mucha azúcar, dañina para ellos y para todo ser humano, por lo que aprender ahora de su forma y estilo de vida puede ser aleccionador para las distintas sociedades del orbe.

Podemos llamar la atención de los gobiernos de México y de los distintos países sobre la importancia de la dieta y el ejercicio para la salud básica; demasia- das personas en la actualidad son obesas, tienen diabetes, enfermedades del corazón, cáncer. Son enfermedades que pueden prevenirse, si observamos formas de vida sencilla como la de los indígenas, explicó el investigador.

Crisis alimentaria

Insistió en que la condición física de los tarahumaras y su existencia misma están en riesgo si no se diseñan políticas públicas para atender sus condiciones precarias de vida. Dijo que no se atiende la permanente crisis alimentaria que padecen, se les ofrecen productos poco sanos, incluso con acceso a comida chatarra y refrescos de cola que los llevan a desarrollar enfermedades degenerativas.

En tanto, el coordinador estatal de la Tarahumara, Miguel Angél González, informó que cientos de indígenas de los asentamientos urbanos de la capital y mestizos acudieron ayer a las primeras carreras tradicionales de bola y ariweta en la presa El Rejón.

Ahí continuron hasta entrada la noche del domingo; incluso los acompañantes de los corredores alumbraron con antorchas los senderos con tal de no se perdieran la bola de madera o el aro de metal, porque, además de la tradición, a su equipo y corredores favoritos le apuestan de todo, desde la vestimenta tradicional, cosida a mano, hasta animales, alimentos y dinero.