Opinión
Ver día anteriorSábado 13 de diciembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Infancia y Sociedad

Cáncer de Estado

M

ás que una crisis, lo que ocurre en México es una tragedia, una enfermedad catastrófica del Estado, que ojalá esté en fase terminal. Llamar a las cosas por su nombre no es común entre los mexicanos, pero empezar a hacerlo es el primer paso para un buen diagnóstico.

El cáncer es una enfermedad provocada por un grupo de células que se multiplican sin control y de manera autónoma, invadiendo paulatinamente otros tejidos. Son amorfas, descompuestas que tienden a llevar progresiva y prematuramente a la muerte. Parece sólo una metáfora, pero se corresponde muy bien con la realidad del sistema político mexicano, que ha multiplicado a través de la corrupción y la impunidad, la monstruosidad de su naturaleza cada vez más carente de humanismo y de ética.

En México el tejido social está roto y en parte desgarrado y gangrenado, en acelerada multiplicación de células perversas, ansiosas de reproducirse y permanecer. Sólo entendiendo esto podemos, a la vez, explicar al crimen como hecho multiplicado y cotidiano contra inocentes: una mujercita de 19 años desollada; una nena de 12; dos estudiantes (UNAM, IPN) raptadas y asesinadas; ¡43! y muchos más estudiantes y maestros, asesinados con crueldad (42 mil homicidios dolosos en 23 meses de EPN); feminicidios constantes por todo el país y una policía, un ejército y un sistema de justicia hundidos en la corrupción y el desprecio por la ciudadanía.

Para colmo, un presidente pequeño-pequeño propone superar el dolor, como si las muertes de Ayotzinapa las hubiera producido un accidente. Es inaudita su falta de sensibilidad y comprensión de lo que ocurre. ¿O entiende sólo lo que necesita para ser lo que es? Por eso cree que Televisa es motivo de orgullo para los mexicanos, aunque se dedique a producir falsas conciencias de nuestra gente a favor de sus victimarios.

Ayotzinapa es y será por mucho tiempo emblema del espanto que produce el capitalismo más feroz. Mientras que la historia y personalidad del sombrerero Abarca no son casualidad ni excepción, sino paradigma que define a la mayoría de los políticos mexicanos.

Las medidas para el proceso de curación de nuestra sociedad son titánicas. Necesitamos generar velozmente millones de células sanas en el mismo territorio donde pululan las podridas.